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j.domínguez
Jueves, 19 de septiembre 2019, 15:17
El decreto sobre habitabilidad que presentó el director de Vivienda en un curso de verano de la UPV en San Sebastián quiere dejar claras las condiciones que deben presidir el modelo residencial vasco en las próximas décadas. Por eso, además de diseñar el documento bajo una perspectiva de género, se ha centrado en abordar cuestiones que permitan adaptar los hogares «a las necesidades actuales y futuras de sus ocupantes». De ahí que, además de concretar unas superficies mínimas y máximas en función de sus residentes -al menos 40 metros cuadrados si hay tres empadronados y 10 más por cada uno que se sume- para impedir la infravivienda, 'los pisos colmena' y la sobreocupación, incluya exigencias para que las nuevas construcciones prioricen una accesibilidad universal que tenga en cuenta el proceso de envejecimiento que soporta la población vasca. Fuera de los inmuebles y también dentro. Y, además, los nuevos edificios deben incluir obligatoriamente medidas de ahorro energético. El conjunto de la normativa, en definitiva, trata de fomentar viviendas «más versátiles, eficientes y accesibles».
Pablo García Astrain asegura ser consciente de que el cumplimiento de estas medidas modificará las prácticas constructivas en el futuro. Incluso asume que «puede obligar a cambiar algunas dimensiones edificatorias». Pero asegura que son totalmente factibles. «Las hemos comprobado en una VPO que tiene un límite máximo de 90 metros cuadrados para un inmueble de tres habitaciones -70 si son dos-, y tanto las superficies como los criterios de accesibilidad encajan perfectamente, tan solo es cosa de redistribuir bien los espacios».
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