Nidia González
Viernes, 30 de agosto 2024, 02:00
En la temporada de verano, son muchos los jóvenes guipuzcoanos que disfrutan de días de playa, sol y la dicha de disponer de tiempo libre. Sin embargo, no todos comparten esa misma experiencia. Para algunos, el verano implica trabajo y rutina. Si hace unos años ... se hicieron famosos los 'ninis', ahora están los 'sisis', jóvenes que estudian y dedican el verano a trabajar.
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Lucía Jiménez
Estudiante de Química
Lucía Jiménez, estudiante de Química, ha repetido este año experiencia como camarera. Al cumplir la mayoría de edad, esta joven goierritarra sintió la necesidad de dar un cambio a los «veranos monótonos» en su Olaberria natal. «Al cumplir los dieciocho y comenzar la universidad, vi todo el esfuerzo que estaban haciendo mis padres en mi formación. Los precios de las residencias están superaltos y decidí buscar trabajo para ayudar en casa», comenta.
El sector de la hostelería es uno de los más solicitados por aquellos que buscan su primera experiencia laboral, ya que no se suele exigir experiencia previa y ofrece muchas oportunidades durante la temporada vacacional. Esto lo convierte en una opción accesible para empezar a cotizar y ganar un sueldo.
Lucía encontró rápidamente un puesto como camarera en un hotel de su pueblo. «Empecé el verano pasado a media jornada, una amiga que ya trabajaba allí me ayudó a conseguir el puesto», explica. La joven ha logrado compaginar estudios y trabajo sin demasiada dificultad. «Soy bastante organizada y, para ser uno de mis primeros trabajos, me siento muy cómoda», afirma. A pesar de contar con buenas condiciones laborales, reconoce que puede llegar a ser un oficio «desagradecido» cuando, en ocasiones, algún cliente tiende a ser despectivo. «Cuando ves eso, te dan ganas de dejarlo todo», confiesa. Aunque su sueño inicial era dedicarse a la Medicina, las notas de corte no le permitieron acceder a esa carrera, por lo que decidió estudiar Química. «Es una carrera muy exigente y durante la época de exámenes paso mucho estrés», comenta. Aunque en septiembre comenzará su cuarto año de carrera, este verano ha estado inmersa en la hostelería. «Trabajo a jornada completa y con horarios partidos». Aunque las jornadas pueden ser largas, Lucía tiene la suerte de compartir el oficio con una gran amiga. «Trabajamos en el mismo hotel. Ella en recepción y yo en el restaurante». En sus escasos ratos libres, procura estar con su cuadrilla y su familia. «Aunque esté cansada, aprovecho para desconectar de la rutina».
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Mikel Susperregi
Estudiante de ADE
Mikel Susperregi también ha decidido aprovechar el verano para trabajar. Lo hace como recepcionista en las piscinas de Hernani. «No tenía la obligación de trabajar, pero quiero irme de Erasmus en el tercer año de carrera y estoy aprovechando el verano para ahorrar algo de dinero», explica el joven, oriundo de Urnieta. Para él, este verano ha representado su primera experiencia laboral. A sus veinte años, considera que ya es hora de «buscarse la vida». Para este estudiante de Administración y Dirección de Empresas (ADE), su primer empleo ha sido una experiencia «satisfactoria». «Aunque no sea el trabajo de mis sueños, lo volvería a hacer», dice refiriéndose a estas semanas de trabajo. «Es cierto que a veces se hace duro, especialmente cuando tengo que rechazar muchos planes, pero considero que no estoy perdiendo el tiempo», concluye.
Por ahora se encarga de atender a los vecinos de Hernani y de asegurar que pasen una jornada agradable en las piscinas del municipio. En septiembre iniciará una nueva etapa al independizarse durante nueve meses en Italia. Una estancia que sufragará en parte con el dinero que ha ganado trabajando este verano.
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Álvaro Hermida de la Fuente
Grado en Eficiencia Energética
Un trabajo con vistas a la bahía de La Concha es el entorno en el que Álvaro Hermida de la Fuente ha forjado su pasión por el mar y los deportes acuáticos. Este donostiarra comenzó a practicar surf y piragüismo desde muy pequeño. «Me apunté con nueve años en el Club Fortuna de San Sebastián, y cuando cumplí diecisiete, me ofrecieron trabajar como monitor», relata. Este verano, además de su labor en el club, donde ahora se encarga de la recepción, Álvaro ayuda a su padre en la empresa familiar de mantenimiento de piscinas, compaginando ambos trabajos. «Estoy por las mañanas en la empresa de mi padre y por las tardes trabajo en el club».
Al finalizar la temporada estival, Álvaro retoma su rutina académica. Aunque hace dos años completó un ciclo formativo en medio ambiente, pronto se dio cuenta de que no era su verdadera vocación. Este año ha finalizado el primer curso del Grado en Eficiencia Energética y Energía Solar Térmica, una decisión que considera más alineada con sus intereses. «Cuando terminé el primer grado, me di cuenta de que no era lo mío», confiesa. Sin embargo, el donostiarra sigue involucrado en la empresa familiar y, cada día, ve más cercana la posibilidad de asumir el relevo generacional. «Es algo que me estoy planteando seriamente y que cada vez veo más claro», añade.
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Para Álvaro, el camino laboral ha sido una progresión gradual. «Empecé a trabajar sin sentir la presión y sin tener grandes responsabilidades, pero a medida que me hago mayor, veo más cerca la posibilidad de independizarme», reflexiona. Por ahora cuenta con el apoyo de sus padres y el sueldo que gana lo ahorra. «Así durante el curso estoy tranquilo y me centro en los estudios».
Olatz Dambolenea
Estudiante de Trabajo Social
Olatz Dambolenea tiene 21 años y desde que comenzara el Grado en Trabajo Social en la Universidad de Deusto, tuvo claro que su futuro estaría ligado al contacto directo con las personas. «Juego al fútbol desde pequeña, y cuando empecé la carrera comencé a trabajar en el club deportivo de mi barrio», explica Olatz, que compagina sus estudios con su labor como entrenadora en el Club de Fútbol Intxaurdi. Olatz tuvo que entrenar junto a compañeros varones en sus inicios. «Cuando empecé había pocas niñas interesadas en la disciplina, ya que era un deporte enfocado a niños».
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A diferencia del resto de jóvenes que ocupan todo el verano para trabajar, Olatz puede descansar durante el mes de agosto. «Trabajo todo el año, pero es un trabajo que me apasiona y, por suerte, puedo compaginarlo con mis estudios», afirma. Esta estudiante agradece la confianza que le han brindado desde muy joven y anima a «que se siga dando más oportunidades a los jóvenes. Es muy difícil encontrar un trabajo y que esté bien remunerado, pero al menos puedo ganar experiencia para un futuro». En la actualidad entrena a una veintena de niñas de entre diez y doce años.
Destaca que, hoy en día, son muchas más las que eligen el fútbol como su deporte favorito. «Cada vez hay más chicas, y empiezan a jugar a edades más tempranas. Trabajar con niños me ha ayudado a confirmar lo que quiero hacer», asegura esta joven, que en unos días comenzará su último año académico.
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La hostelería, la atención al público, el deporte y las actividades acuáticas de verano han proporcionado a estos jóvenes la oportunidad de iniciarse en el mundo laboral, equipándolos con las herramientas necesarias para enfrentar con mayor confianza sus futuras carreras profesionales.
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