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ELENA JIMÉNEZ
Miércoles, 17 de agosto 2022, 06:36
En octubre habrán pasado nueve meses desde la entrada en vigor de la Ley vasca del Juego. Este tiempo iba a servir de período de adaptación para el sector, obligado, con la modificación del decreto, a controlar los accesos «física y técnicamente» con el objetivo ... de dejar fuera a los menores de edad y a las personas incluidas en el Registro de Interdicciones de Acceso al Juego -1.333 a fecha del pasado mes de diciembre-.
De esta forma, a partir de octubre será obligatorio presentar el DNI para entrar en los salones de juego, donde también tendrán en cuenta el listado de las personas que han pedido oficialmente que se les impida el acceso.
Para esa fecha límite también tendrá que estar operativa la mayor novedad tecnológica exigida por el nuevo articulado: las máquinas de reconocimiento fácil, una en cada puerta de acceso del local -un total de 209 en toda Euskadi-. Estos dispositivos 'leerán' la cara de cada usuario para evitar cualquier tipo de picaresca con los DNI y verificar su edad. Además, conseguirán «agilizar el acceso y evitar las colas» puesto que, una vez que la persona esté registrada en el sistema informático del salón, no será necesario cotejar su documentación. Solo con hacerlo una vez bastará.
La inversión para adaptarse a la ley supera los 4 millones de euros en toda la comunidad, según calculan para este periódico responsables de la Asociación de Salones Recreativos y de Juego de Euskadi. A fecha de hoy, la mayoría de estos dispositivos todavía están pendientes de ser colocados o se encuentran en fase de homologación y pruebas. «Los pocos que ya están listos aún no están en funcionamiento», aclaran desde esta entidad. Las tareas de instalación de los dispositivos se han complicado en los últimos meses por la falta de chips y materias primas.
En Bizkaia, el territorio histórico con la oferta más amplia, un total de 135 establecimientos cuentan con licencia de actividad. En la puerta de entrada de algunos de ellos ya son visibles las máquinas de reconocimiento facial. En el salón de juegos Kingball de la calle María Díaz de Haro de Bilbao, por ejemplo, montaron uno de estos dispositivos en junio. Para «adelantar trabajo» llevan semanas registrando a sus clientes, con el objetivo de, a partir de octubre, no tener problemas de última hora. «A los que lo permiten», matiza Matías Juárez, empleado del salón, puesto que en el sector temen el posible rechazo de usuarios ocasionales que se nieguen a entrar en el fichero de cada negocio.
«Hay gente que viene solo a tomarse un café o comer algo por sus bajos precios, no van a querer identificarse y se irán a otros bares», resalta Pedro de Frutos, secretario de la Asociación de Salones Recreativos y de Juego de Euskadi. Coincide con él Juárez, que ya ha comprobado ciertas reticencias en estas primeras semanas de prueba porque «al que viene a comprar tabaco, por ejemplo, no le gusta o le da pereza». «En Cataluña ya impusieron esta norma hace años, y las pérdidas alcanzaron más del 60% el primer año», detalla de Frutos.
La nueva ley también fija en 170 el número máximo de estos locales. De ahí que 39 de los actuales deberán cerrar de manera forzosa. En el sector están convencidos de que la norma traerá la pérdida de clientes y los salones irán cerrando por la «propia dinámica de mercado». «No todas las empresas aguantarán la nueva situación», sostiene su secretario.
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