![Protección para motoristas: Un salvavidas sobre dos ruedas](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202102/21/media/cortadas/airbag-principal-km4D-U1305846802526GG-1968x1216@Diario%20Vasco.jpg)
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¿Merece la pena invertir 400 euros en un airbag de moto? Los familiares de los usuarios de vehículos de dos ruedas no tienen muchas dudas al respecto, sobre todo después de haber echado un vistazo a las últimas noticias. El fallecimiento en los últimos días de tres motoristas ha encendido las luces de alarma en muchos hogares de Gipuzkoa, el territorio más motero de Euskadi y el segundo con más motos por habitante de España después de Barcelona.
Los accidentes mortales de San Sebastián, Irun y Elgoibar han vuelto a poner de manifiesto la extrema vulnerabilidad de los motoristas y han engordado unas estadísticas que traen de cabeza a los responsables de la seguridad vial. Aunque en términos globales hay una clara tendencia a la baja en la cifra de muertos en carretera, el apartado de las dos ruedas se resiste a mejorar: los 466 motoristas que fallecieron en 2019 en España representan un incremento del 11% con respecto al año anterior.
Las autoridades no saben muy bien cómo atajar esa sangría. Hace ya años que el casco, que empezó a ser obligatorio en 1992, pasó a ser una prótesis de la que los moteros solo se desprenden cuando aparcan su vehículo. Los fabricantes de motos también han dado un notable salto adelante en materia de seguridad con la generalización de sistemas como el ABS o los controles electrónicos de tracción. Sin embargo, todos esos avances se han revelado insuficientes ante el crecimiento del parque motociclista en los últimos años. La única esperanza para frenar el imparable aumento de víctimas es el airbag de moto, un dispositivo que ha experimentado un importante desarrollo técnico en los últimos años y que ha confirmado su efectividad tanto en las simulaciones como en la realidad.
Popularizado entre los aficionados a las dos ruedas gracias a los grandes premios, donde su uso es obligatorio y donde también se ha puesto de manifiesto su efectividad a la hora de minimizar las lesiones en las caídas, el airbag de moto es sin embargo un accesorio aún minoritario en las vías públicas. El Real Automóvil Club, que ha puesto en marcha una campaña para promocionarlo en colaboración con la Dirección General de Tráfico (DGT), ha dado a conocer una encuesta que revela que solo el 4% de los motoristas lo usa de forma habitual.
Gipuzkoa no es una excepción en esa estadística. Los comercios especializados lo venden con cuentagotas porque la demanda es aún minoritaria. «Hay clientes que se interesan y hacen la consulta, pero muy pocos de ellos dan el paso y lo compran», apunta Juan Miguel Urcelay, responsable de Automoto Eguía, que reconoce que solo ha llegado a vender una unidad. «Es un dispositivo del que todavía no se sabe mucho y que además tiene un precio elevado, lo que siempre hace que el cliente se retraiga, sobre todo si se trata de cuestiones de seguridad».
En Batanero, otro de los concesionarios tradicionales de San Sebastián, las ventas han ido algo mejor. «Calculo que habremos despachado unas dos docenas de airbags», dice Nahikari Idigoras, que trabaja en el área de moda de la tienda. El perfil del cliente, añade, «es el de usuarios de entre 45 y 60 años que lo compran para utilizarlo en moto grande y en carretera. Entre los jóvenes no hay demanda porque la conciencia del riesgo es mucho menor». El ritmo de ventas se ha acelerado en los últimos meses con la aparición de clientes que lo adquirían para regalo. «En navidades se han vendido unos cuantos así, me imagino que la gente está más tranquila si sabe que su cónyuge o su hijo lo lleva cuando se monta en la moto».
Los airbag que venden en Batanero son los mecánicos, que resultan más baratos –400 euros– que los eléctricos: «Básicamente es un chaleco del que sale un cable que se engancha con un pequeño mosquetón a alguna pieza de la moto. Si se produce un accidente y el motorista sale despedido, el cable salta y hace que se hinchen las cámaras de aire del chaleco con un cartucho de gas». A diferencia de los airbags de coche, que una vez que se han desplegado no se pueden recuperar, en los de moto basta con recargar la botella de gas. «Es reutilizable siempre que las cámaras de aire no hayan sido dañadas por la caída y se mantengan en buen estado», precisa Nahikari Idigoras. Recargar el cartucho cuesta 25 euros.
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Iker Marín
Los airbags electrónicos para moto son más caros –a veces se van hasta los 1.200 euros– y equipan una serie de sensores que se encargan de activar el dispositivo cuando se produce un accidente. Hay varios modelos, pero generalmente están diseñados para ser introducidos en unas chaquetas que tienen habilitados unos huecos para su acomodo. Alberto Fernández, de Tecnomoto, otro de los concesionarios donostiarras, es consciente de que el airbag es aún minoritario, pero está convencido de que en poco tiempo se va a producir un boom. «A medida que se vaya generalizando los precios van a descender. Es un equipamiento muy recomendable porque ofrece una protección completa de espalda y tórax, que son áreas muy castigadas cuando te caes en moto».
No es probable que a medio plazo el airbag de moto sea obligatorio, aunque asociaciones como el Real Automóvil Club se muestran partidarias de su implantación. «A lo mejor habría que pensarlo porque solo cuando las cosas son obligatorias reaccionamos», apunta Carmelo Sanz, presidente del RACE. La encuesta que ha realizado la asociación entre usuarios de vehículos de dos ruedas revela que el 51% de ellos apoyarían su obligatoriedad frente al 49% que no lo haría. Lo que sí va a ser sancionado a partir de verano es andar en moto sin guantes, una novedad que ya fue anunciada hace unos meses pero que aún no se ha trasladado al Boletín Oficial del Estado. No se sabe la cuantía exacta de la sanción, pero sí que los guantes deberán ser homologados.
Otra de las iniciativas que Tráfico está estudiando con el fin de rebajar la cifra de víctimas en accidentes de moto es establecer una formación específica para las personas que conducen una moto de hasta 125 cc con el carné de coche. A falta de un estudio que verifique si la siniestralidad es mayor entre las quienes dan el salto a las dos ruedas sin una formación previa, se puede aventurar que la medida contará con la oposición frontal de los fabricantes del sector.
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Ángel López | San Sebastián e Izania Ollo | San Sebastián
Fermín Apezteguia y Josemi Benítez
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