Dirige la colección Serendipity de la editorial bilbaína Desclée de Brower, con libros de crecimiento personal. Es la psicóloga Olga Castanyer (Madrid, 1962), cuyo libro 'La asertividad. Expresión de una sana autoestima' va por la 43 edición. «Va dirigido a un público muy amplio», explica. «Nadie somos al 100% asertivos. Siempre hay alguien con quien nos cuesta expresarnos con claridad porque nos ofuscamos. Puede ser nuestro jefe, nuestra pareja... Y además, tanto quien tiene un estilo comunicativo agresivo como quien tiene un estilo sumiso, los dos extremos del arco, sufre y desearía tener los valores de la asertividad. Hablamos de la comunicación clara y firme de nuestras opiniones, deseos y sentimientos sin dañar al otro y sin dañarnos a nosotros mismos».
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Encuentra Olga Castanyer que hay, por desgracia, poca gente asertiva. «No se nos educa para ello en casa ni en el colegio. La asertividad tiene mucho que ver con la autoestima y respeto por uno mismo. Si uno se quiere y se respeta y respeta a los demás no necesita ser dominante ni poner a los otros en un pedestal».
A la psicóloga le gusta más el término 'sumiso' que el de 'pasivo' para referirse al estilo comunicativo de los que no se atreven a dar su opinión. «La persona sumisa no es pasiva ya que trabaja activamente por agradar a los demás». Detrás hay una autoestima baja. «La persona mira dentro de sí y no ve nada digno de ser querido y valorado. Necesita hacerse digna de ser querida y valorada. Para evitar el rechazo no se permite ver los fallos ajenos. Tiende a perdonar a los otros asumiendo ser ella la causa de los enfados ajenos».
Son rasgos de comportamiento aprendidos desde la infancia. «Hay personas muy tímidas pero otras dan el pego: alegres y simpáticas, siempre están dispuestas a hacerte un favor o a hacer horas extras en la empresa. Son un chollo para los demás».
Pero se puede cambiar. «Yo siempre hablo de mi héroe. Un señor de 69 años súper sumiso a su madre, a su tía, a todo el mundo. 'Quiero salir de mi cueva', dijo al entrar en mi consulta. A los 71 años salió como una persona asertiva y encantadora. Tenía una gran motivación».
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La conducta o comunicación agresiva es igualmente insatisfactoria. «¿Por qué necesitan estar todo el rato autoafirmándose? Han aprendido a sentirse bien con el control y el poder sobre los demás. A ellos les da igual no sentirse querido ni valorado con tal de que le obedezcan».
Ambos extremos comunicativos generan infelicidad porque en ambos casos la persona no se quiere ni se valora lo suficiente. Aunque ella no lo sepa. ¿Por qué no nos queremos lo suficiente? «Porque nuestras personas de referencia en la infancia no nos han querido o valorado incondicionalmente. O a menos, nosotros no lo hemos sentido así».
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¿Tan importantes son las figuras de los padres? «Sí, o al menos las figuras de referencia. Hay un cuento muy repetido que lo explica bien. Un señor va al circo y ve un elefante atado con una cuerdita muy fina. '¿Cómo no tenéis miedo de que se suelte y arrase con todo, con la fuerza que tiene y lo grande que es?', pregunta. 'No te preocupes. Él está atado así desde pequeño y no ha sabido que puede soltarse', le contestan. Y es que hay vínculos tóxicos con los padres, muchas conexiones cerebrales que quedan y explican nuestros miedos y tristezas. Pero hay que conocerlas y se puede cambiar».
Quizás la mirada de Castanyer sufra de deformación profesional pero ve a su alrededor mucha baja autoestima. «Veo mucha compensación, especialmente en las redes sociales. Hay mucha necesidad de reconcimiento. Lo que cuento de mí siempre es maravilloso Uno debe estar contento de sus éxitos, pero, ¿por qué la necesidad de que los reconozcan los demás?».
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¿Su mensaje? «Mi mensaje principal es que nadie va a velar por ti más que tú. Nadie va a darte lo que necesitas a nivel emocional más que tú. Así que vela por ti y no permitas que te falten al respeto».
Con pasión por su trabajo, dos nuevos libros de Castanyer saldrán en breve. Uno, en la colección que dirige, sobre la asertividad en formato de cómic. Y otro, 'Ni sumisos ni agresivos. Educar en la asertividad y el respeto' (Penguin Random House).
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