El autocontrol de 800 guipuzcoanos que toman Sintrom ahorra 100.000 consultas a Osakidetza

Gipuzkoa cuenta con cerca de 15.000 pacientes anticoagulados, una cifra que va «en aumento» por el envejecimiento de la población

Aitor Ansa y Javier Bienzobas

San Sebastián

Lunes, 27 de noviembre 2023, 01:00

La vida de 800 guipuzcoanos anticoagulados ha cambiado en los últimos años gracias a una herramienta de autocontrol con la que estos enfermos controlan su tratamiento de Sintrom sin necesidad de acudir a su centro de salud de forma asidua. El aparato que ha ... cambiado sus vidas se llama coagulómetro, es individual, tiene el tamaño de un móvil y gracias a sus resultados logran ser ellos mismos los que controlan las dosis de Sintrom (tratamiento anticoagulante oral) que deben tomar. Es decir, autocontrol para medir y gestionar su tratamiento y no depender tanto del servicio de Hematología de Osakidetza, al que ahorran alrededor de 100.000 consultas anuales.

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Los anticoagulantes son medicamentos que se utilizan para evitar la formación de coágulos en el interior de los vasos sanguíneos que podrían causar una trombosis o un ictus. Actúan retardando el proceso de coagulación de la sangre. Son tratamientos preventivos, no curativos. En Gipuzkoa hay actualmente unas 15.000 personas anticoaguladas, «y van en aumento», asegura Eduardo Tamayo, médico de familia y vocal de Agiac, la Asociación Vasca de Personas Anticoaguladas, que este año cumple su décimo aniversario desde su creación. Este incremento, que ya alcanza a un 2% de la población total del territorio, responde a varios factores. Por un lado, «los diagnósticos cada vez son más afinados» y, por otro, «estos problemas van asociados a la edad y al envejecimiento de la población».

En estos momentos, la media de edad de los guipuzcoanos que padecen esta enfermedad es de 67 años, si bien la horquilla va desde los 2 años hasta los 95. Los principales beneficiados del uso de esta herramienta son ciudadanos con «patologías cardíacas, vasculares, enfermedades hereditarias, congenitas o cerebrales».

«Estos pacientes logran mantenerse dentro del rango que les asigna su médico un 30% más que los que se hacen el control en su centro de salud»

Eduardo Tamayo

Vocal médico de Agiac

Tamayo explica que con el autocontrol «lo que hacemos es que la coagulación sea más prolongada en el tiempo y el riesgo» de sufrir complicaciones descienda drásticamente. Los resultados clínicos obtenidos por estos pacientes mejoran porque «consiguen mantenerse dentro del rango que les asigna su médico un 30% más que las personas que se hacen el control en su centro de salud». El motivo es muy sencillo, dice, «el control se hace cada menos tiempo y la implicación con el tratamiento también es mayor». Desde Agic recomiendan que las revisiones se realicen «una vez a la semana, por si hay desviaciones, para que se puedan corregir lo antes posible».

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Al referirse a las ventajas que supone utilizar esta herramienta de autocontrol, el asesor médico enumera hasta tres. La primera es que «la salud de los pacientes mejora» respecto a los demás sistemas porque «están más controlados». El segundo aspecto positivo tiene que ver con la «calidad de vida» que ganan estas personas. «Se responsabilizan y conocen mucho mejor su tratamiento. La autoestima mejora mucho también». Por último, «a nivel económico también son ventajas. Evitas desplazarte hasta el centro de salud, un aspecto importante teniendo en cuenta que la mayoría de pacientes son mayores». Un último dato avala esta afirmación. «Para Osakidetza supone que todas estas personas no tengan que ir cotidianamente a hacerse los controles. Se evitan del orden de 50.000 visitas al médico y otras 50.000 a la enfermera cada año», apunta el facultativo.

130 controles diarios

Controlar el nivel INR en casa –es decir, la velocidad de coagulación de la sangre– gracias al coagulómetro es muy sencillo. El paciente se pincha, extrae una gota de sangre y la deposita en una de las tiras que les ofrece Osakidetza. Se introduce en la máquina e inmediatamente ofrece una visión de cómo esta esa persona. «Desde la asociación les damos formación y ellos mismos son los responsables de adecuar el tratamiento. Nos envían los resultados por medio de una aplicación móvil y nosotros nos encargamos todos los días de avaluar esos datos», explica Tamayo. Diariamente, alrededor de 120-130 pacientes envían sus resultados a Agiac, que además cuenta con «un soporte profesional telefónico las 24 horas del día los 365 días del año para solucionar cualquier problema o duda».

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Que estos pacientes tengan un mayor control de su enfermedad desde la comodidad de su domicilio no es una cuestión menor. No en vano, el Sintrom es un anticoagulante «al que le afectan muchos factores». Tamayo enumera unos cuantos. «Otros medicamentos, la alimentación que sigue el paciente, el estrés, las vacaciones... Todo eso provoca que puedan salir del rango adecuado», dice. De ahí que el seguimiento tenga que ser exhaustivo. Se calcula que hasta un 40% de las personas que toman Sintrom en Euskadi no tiene un buen nivel de coagulación.

Para evitar esas discordancias y garantizar la salud de estos enfermos existe desde hace una década otra alternativa farmacológica. Se trata de los anticoagulantes orales de acción directa, conocidos como Acod, cuya dosis es fija y no varía. Su uso en Euskadi, sin embargo, está restringido por las limitaciones terapéuticas establecidas por Sanidad y aplicadas por Osakidetza. En Gipuzkoa solo unos 3.500 pacientes hacen uso de estos fármacos que «no valen para todas las enfermedades», recuerda Tamayo, dejando entrever que la razón de que el País Vasco se decante más por un medicamento como el Sintrom atiende a cuestiones económicas. El coste de una cajetilla de este anticoagulante sin financiación no llega a los cuatro euros, mientras que los orales de acción directa rondan los 85.

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En otras comunidades sus servicios de salud son más flexibles. En Navarra y La Rioja el 51% de las personas con estos problemas de coagulación reciben Acod, y el 72% de Cantabria. La media nacional está en el 60%. En Francia la adherencia de los pacientes con fibrilación auricular a los Acod es del 86%, mientras que en Portugal llega al 90%.

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