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Por primera vez, los niños van a ser vacunados frente al virus respiratorio sincitial (VRS), el patógeno que está detrás de la bronquiolitis, la enfermedad ... que más ingresos pediátricos provoca al año en Osakidetza. Jaime Jesús Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología, prevé «un claro descenso de los casos» esta temporada gracias a esta nueva herramienta, el Nirsevimab, con la que cuenta los sistemas sanitarios. No obstante, Euskadi limitará su inoculación a los bebés con riesgo y a los recién nacidos entre octubre y marzo.
– ¿Qué supone la nueva vacuna contra la bronquiolitis?
– Una auténtica revolución porque el Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es un virus frente al que se ha estado persiguiendo una herramienta preventiva desde los años 60 del siglo XX. Hasta ahora solamente teníamos un anticuerpo monoclonal de muy corta duración, de un mes, que había que administrar todos los meses. Por las características que tenía, la complejidad de la administración y lo caro que era, solamente se reservaba a niños de alto riesgo. Esta situación cambia ahora con la vacuna de una forma radical.
– ¿Vamos a ver un claro descenso de los casos durante esta temporada?
– Lo esperable es que así sea. Los datos de los ensayos clínicos lo que nos dicen es que tiene una eficacia frente a la enfermedad sintomática, la que se atiende en Atención Primaria, de entre un 70 y un 80%, y la misma, o prácticamente la misma, frente a hospitalizaciones. Incluso entre los ingresos, en los considerados más graves, hay datos de eficacia del 86%. No estamos hablando de una vacuna que tenga el 95% de eficacia, pero ante una enfermedad que tiene tanta carga de enfermedad y tantos ingresos, el dato es un antes y un después.
– Al contrario que las demás comunidades autónomas, Euskadi ha decidido limitar esta vacunación a lo bebés con alto riesgo y a los recién nacidos entre octubre y marzo. ¿Por qué cree que se ha tomado esta decisión?
– Cada comunidad autónoma tiene autoridades sanitarias que determinan aquellas cuestiones que consideran que son más adecuadas para su población. Las recomendaciones de la Ponencia de Vacunas era la de vacunar a todos los menores de seis meses, pero también es cierto que tienen más riesgo aquellos niños que nacen durante la temporada de bronquiolitis. Y también aquellos que han nacido en agosto o septiembre.
– ¿Tiene nuestro sistema sanitario más riesgo de saturación por esta precisa razón?
– Afortunadamente, cualquier paso que se dé en el sentido de la prevención frente al VRS lo que va a hacer es desaturar, va a conseguir el efecto contrario. Pero evidentemente esos niños nacidos en septiembre o agosto tienen un riesgo. Cualquier paso que hayamos dado habremos contribuido a conseguir una mejor protección y un menor número de niños ingresados. Pero, evidentemente, el riesgo cero no existe.
– Hasta ahora la inmunización de estos pequeños se daba de forma natural en los bebés que no son de riesgo. ¿No estamos sobrevacunando en exceso?
– Le voy a dar dos cifras. Dos de cada cien niños nacidos sanos y a término, durante su primer año de vida, ingresan en el hospital por infección del Virus Respiratorio Sincitial. Y en aquellos que no ingresan, producen una media de nueve visitas a centros de salud y dos a Urgencias hospitalarias. La cifra es muy alta como para esperar que el niño pase la infección cuando hay herramientas. Cuando no hay no queda otra opción. Estamos hablando de una enfermedad que, si se puede, es mejor evitarla. Las vacunas van a hacer que lo pases mejor y con menos gravedad. Para que nos hagamos una idea de la gravedad de esta enfermedad, hay quien calificaba durante la época del Covid al VRS como la pandemia de los niños.
– ¿La incidencia de la bronquiolitis cambia mucho de una temporada a otra?
– Hay temporadas que hay una incidencia más alta, como por ejemplo el pasado año, pero sí que es cierto que en general es una enfermedad bastante estable. Pero incluso en la temporada que no es tan alta la incidencia, se trata de un virus que preocupa y que satura los centros sanitarios y la atención pediátrica.
– ¿La gripe también ataca a los más pequeños?
– Sin duda. La OMS recomendó vacunar a los niños de 6 a 59 meses en 2012. En España se estaba trabajando en ello antes de pandemia, pero el Covid lo paró todo. El año pasado se retomó y se ha recomendado inocularles contra la gripe también. Para que nos hagamos una idea, en dos de las siete temporadas previas al coronavirus, los niños de 6 a 59 meses tuvieron una mayor incidencia en cuanto a hospitalizaciones que los mayores de 65 años, que es el grupo de población a los que vacunamos habitualmente. Aproximadamente el 70% de los niños que ingresan en el hospital son pequeños que no tenían ninguna patología previa y alrededor de un 56% de los encamados en UCI tampoco. Esto quiere decir que vacunando solo a los niños de riesgo no conseguiríamos protegerles. Esta es una enfermedad muy frecuente, que la pasan prácticamente todos, y que afortunadamente la enorme mayoría de ellos la pasan de una forma leve.
– No obstante, los más vulnerables siguen siendo los mayores de 65 años. ¿Se vacuna a los niños para protegerles a ellos?
– Ese es un beneficio adicional. El beneficio principal de la vacunación a los menores de 5 años es para ellos. Esa es una de las cuestiones que cuando se hizo la recomendación se evaluó de forma muy estricta. Los más beneficiados son los que se vacunan. Luego, además, si un niño no está contagiado no va a transmitir la enfermedad.
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