Anuncios que las mujeres detenidas esta semana por intrusismo médico habían publicado en las redes sociales para captar clientela. DV

El Colegio de Médicos de Gipuzkoa recibe cada mes media docena de casos sospechosos de intrusismo

La medicina estética, una técnica que ha sido «banalizada», es la rama que más indicios fraudulentos suele levantar en el territorio

Aitor Ansa

San Sebastián

Miércoles, 29 de mayo 2024, 06:37

Publican sus anuncios en redes sociales como Instagram con ofertas fugaces, inmediatas, y prometiendo descuentos muy tentadores. En la mayoría de ocasiones acompañados de imágenes de mujeres con labios o pechos exagerados. Irresistible para cualquiera que quiera parecerse a la 'influencer' de turno. Se hacen ... pasar por médicos, pero realmente cuentan con una formación de dudosa procedencia. El Colegio de Médicos de Gipuzkoa (Comgi) recibe cada mes media docena de casos sospechosos como estos, en los que estas personas se hacen pasar por facultativos ofreciendo, en su mayoría, tratamientos estéticos a precio de saldo. «Es una práctica extendida y tiene su punto álgido ahora, entre abril, mayo y junio, durante la primavera y de cara al verano», explica Belén Alonso, secretaria general del Comgi.

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El último ejemplo confirmado de intrusismo médico se ha destapado esta misma semana, cuando una colegiada dio el aviso a sus colegas el pasado viernes de la existencia de un anuncio de este tipo en el que se ofertaba un tratamiento 'full face' de rejuvenecimiento facial con descuento y, de regalo, otro de bótox. «Era un caso bastante evidente. Al principio era sospechoso, altamente sospechoso, y conforme empezamos a hacer nuestras averiguaciones, las sospechas fueron en aumento y, efectivamente, no nos equivocamos», explica Alonso.

El anuncio tenía todos los boletos para ser fraudulento.«Una oferta por una red social muy fugaz, con una planificación muy rápida. También las imágenes exageradas y la forma de decirlo: 'oferta limitada', 'el bótox gratis', 'sueñas con unos labios grandes'... El código deontológico en medicina y las leyes de publicidad sanitaria no nos permiten hacer todo eso. Si hay alguien que está haciendo esto, es altamente sospechoso de que médico no es. Este tipo de calificativos, este tipo de lenguaje, jamás los va a utilizar», sostiene.

Se trata esta de una práctica cada vez más extendida en el territorio, con las consecuencias a nivel sanitario que todo ello puede conllevar. El Colegio de Médicos de Gipuzkoa recibe mensualmente una media de seis casos sospechosos de intrusismo médico, tanto de ciudadanos anónimos como de personas colegiadas, de posibles irregularidades que un facultativo puede estar cometiendo. «Sin ir más lejos, el lunes de la semana pasada recibimos un email de una ciudadana, el martes de otra y el viernes de un colegiado», que es el que destapó a las supuestas cosmetólogas, de 32 y 39 años, que fueron detenidas por la Ertzaintza, explica la secretaria general.

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«La medicina estética es medicina aunque tenga una finalidad estética, por lo que es cosa de médicos»

Belén Alonso

Secretaria general del Comgi

Esto no quiere decir, matiza, que todas estas prácticas dudosas de las que tienen conocimiento en el Comgi se conviertan en un caso de intrusismo médico. «Lo que hacemos es, a través de la asesoría judicial, comprobar todos los datos que nos han enviado para confirmarlos o desmentirlos. Entramos en las bases de datos y vemos si hay un médico, si hay una autorización de centro sanitario, si esa autorización de centro sanitario es una U48... Las tenemos que hacer o bien en los registros, que son públicos, o contactando directamente con la ordenación sanitaria del Departamento de Salud del Gobierno Vasco para solicitarles que, por favor, nos confirmen la información».

Una vez realizado ese trabajo de campo, «si vemos que hay actividad irregular o hay cosas irregulares, ahí decidimos por qué vía vamos y actuamos. Si optamos por la administrativa, vamos directamente a poner oficialmente la reclamación y la denuncia en el Departamento de Salud, o nos vamos por la vía penal y vamos directamente al juzgado a poner una demanda por la vía penal», como ocurrió este pasado viernes. En algunos casos estas sospechas se traducen en una simple «invasión competencial, que es diferente».

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Fácil accesibilidad

La de la medicina estética, confirma Alonso, es la rama que más sospechas ha hecho levantar en los últimos años en el territorio y parte de la culpa recae en que el concepto se haya «banalizado. Parece que todo el mundo puede hacerlo, que no es muy complicado poner unos labios, una inyección... Y cuando se desconoce el campo y parece que todo es muy sencillo, se replica». La accesibilidad de hoy en día tampoco ayuda a frenar estas prácticas fraudulentas. «Ahora todo lo que queremos saber lo 'googleamos', lo mismo para cambiar una puerta que lucir una pared. A la hora de que alguien se quiera pinchar los labios ocurre igual, lo metes en Google o en YouTube, y te sale un vídeo tutorial de cómo tienes que hacer las cosas. Y la ignorancia es muy osada y muy peligrosa», avisa.

En ese sentido, la secretaria general del Colegio de Médicos de Gipuzkoa recuerda que la medicina estética «es medicina. Por mucho que tenga finalidad estética, por mucho que lo que tú quieras sea embellecer el labio, levantar un pómulo o quitarte unas arrugas, conlleva un procedimiento médico donde tienes que valorar una indicación, una contraindicación, una vigilancia del efecto adverso, con un producto que tenga una trazabilidad, que tenga unos estudios detrás y unas garantías». Por todo ello, recomienda a los pacientes que vayan a acudir a una cita con un cosmetólogo comprobar en la página web del colegio médico de cada provincia que ese profesional«está colegiado, que está en actividad, y cuando vaya al centro que tenga el sello de garantía médica U48, que además por ley tiene que estar visible para que el paciente lo identifique».

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«En los casos más graves, un ácido hialurónico de origen sospechoso puede provocar ceguera o una embolia cerebral»

Belén Alonso

Secretaria general del Comgi

La medicina estética, como cualquier otra terapia, no está exenta de tener efectos secundarios, pero estos riesgos se multiplican exponencialmente si lo ofertan estos pseudocosmetólogos. «El médico, con su conocimiento, elige qué producto, ofrece unas garantías de seguridad, sabe la técnica que tiene que poner, conoce la anatomía perfectamente y sabe cómo dar respuesta a cualquier pequeño indicio de cualquier efecto adverso.Lo primero que hace es un cribado y se minimiza infinitamente los riesgos», recalca Alonso.

Lo que ocurre con el intrusismo médico es que los productos que se utilizan se adquieren «de una manera irregular, en un mercado irregular, donde no hay una trazabilidad ni una responsabilidad de ningún laboratorio por detrás y no sabes cómo se va a comportar». En los casos más graves, con un ácido hialurónico, un paciente puede llegar a «quedarse ciego o tener una embolia cerebral».Pero también «puede haber infecciones, inflamaciones desmedidas, reacciones alérgicas, un shock anafiláctico por la utilización de cualquier producto...», advierte.

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«Los tratamientos en menores nos están asustando muchísimo»

«Los adolescentes son los que más peligro corren» a la hora de caer en una estafa como la que se ha destapado esta misma semana, reconoce Belén Alonso. «Hay una cosa que nos está asustando mucho últimamente, y es el tema de los tratamientos en menores», reconoce. Son ellos, añade, los que «más contactan por internet, hacen más preguntas, te solicitan presupuestos... Tienen una mayor inquietud de ponerse labios, por ejemplo, y es muy peligroso porque son los mas vulnerables», advierte, recordando que «un médico nunca va a entrar al trapo o te lo va a hacer algo por estética si eres menor de edad».

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