El Aula de Salud organizada por EL DIARIO VASCO y Quirónsalud estaba de estreno ayer. Tras años celebrando sus didácticos encuentros sobre medicina en el Aquarium, el Estadio de Anoeta es desde ayer su nuevo escenario. Y en el coqueto auditorio que esconden las tripas del estadio tuvo lugar la charla denominada 'Terapia focal del cáncer de próstata'.
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Conducida y moderada por Sonia Roussel, directora médico-asistencial de Quirónsalud en Gipuzkoa, los doctores Alejandro González, Gregorio Garmendia y José Antonio Rodríguez, del Servicio de Urología de Policlínica Gipuzkoa, hincaron el diente al diagnóstico y los tipos de tratamiento del cáncer de próstata, ofreciendo las claves del nuevo tratamiento que ofrece Policlínica Gipuzkoa: el tratamiento focal de cáncer de próstata.
El doctor José Antonio Rodríguez comenzó explicando cómo el de próstata «es el cáncer no cutáneo más frecuente en varones». En 2023 hubo 29.000 casos en España, «aunque la mayoría de ellos se diagnostica en un estadio precoz y se encuentra localizado».
Tras contextualizar con estos datos, expuso la sintomatología y los métodos de diagnóstico de las lesiones prostáticas, que no todas ellas son sinónimo de cáncer: «Podemos encontrarnos con una prostatitis, que es una infección que se puede solucionar con tratamiento antibiótico; otro caso es una hiperplasia benigna, que es un crecimiento no tumoral que difuculta la salida de la orina».
Pero el caso sobre el que versó ayer el Aula de Salud estaba relacionado con el cáncer de próstata. Para diagnosticarlo todo comienza «con una historia clínica y nos vamos a basar también en un análisis de sangre que indique los niveles de PSA, un tacto rectal y una ecografía del aparato urinario que nos informará del estado prostático». Si cualquiera de esas tres pruebas se encuentra alterada, «realizaremos pruebas de imagen. La resonancia dejará zonas sospechosas» que darán paso a una biopsia. La que ofrece un diagnóstico más certero es «la biopsia por fusión. Incide en la zona de sospecha y nos permite comprobar también si el tumor está solo en la lesión o si lo está también en otras zonas que revelan las muestras que se extraen de zonas aleatorias». El propio doctor Rodríguez subrayó que «la biopsia por fusión ha supuesto una revolución en el diagnóstico».
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Una vez establecido el diagnóstico, cabe catalogar el estadio en el que se encuentra la enfermedad antes de establecer un diagnóstico. El doctor Garmendia explicó cómo el cáncer de próstata se trata de «una enfermedad muy heterogénea». Lo que implica que hay pacientes a quienes se les recomienda una «vigilancia activa, la cirugía o la radioterapia». Es decir, desde ser controlado mediante biopsias «para retrasar un tratamiento radical, a la extirpación completa de la próstata y vesículas mediante cirugía o la radioterapia, mediante la que destruimos el tumor y el órgano».
Para esos casos que se encuentran en esa frontera entre los que requieren vigilancia activa y una intervención es idóneo el tratamiento focal que se lleva a cabo en Policlínica Gipuzkoa y que además de permitir una recuperación más rápida porque es menos agresivo, reduce mucho los efectos secundarios que dejan las intervenciones radicales, que se dan en porcentajes muy elevados: impotencia e incontinencia urinaria.
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El doctor Alejandro González explicó de qué se trata esta novedosa técnica que tan buenos resultados está ofreciendo: «En primer lugar, hay que ser muy selectivo en la selección del paciente que puede someterse a este tratamiento», que ha de ser de riesgo bajo. Esta terapia «destruye el área tumoral con una fuente de energía. Se trata de una destrucción focal que respeta la otra parte y nos permite dejar en paz el esfínter o la glándula vesical», lo que reduce mucho los efectos secundarios. Para desarrollar esta técnica es necesario un buen trabajo común entre radiología, anatomía patológica y urología para, a través de una biopsia por fusión identificar bien la zona afectada». Una vez definida, la intervención consiste en «introducir un transductor vía rectal para, a través de un ultrasonido de alta intensidad, focalizar la energía hacia la zona afectada como lo haría una lupa con los rayos de sol». Este método se traduce en un control de la enfermedad entre un 75 y un 95 % «y una reducción al mínimo de los efectos secundarios. Policlínica Gipuzkoa ya dispone de esta tecnología y con el paso del tiempo se estima que se pueda aplicar a un espectro de pacientes mucho mayor».
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