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Una de cal y otra de arena. Así resumen desde la asociación Derecho a Morir Dignamente Euskadi los tres años desde la entrada en vigor de la ley que regula la eutanasia. Por una parte, celebran que «era un derecho muy necesario» que las personas « ... lo desarrollan y cada año va aumentando», y por ello agradecen «el compromiso de los profesionales» que llevan a cabo la actuación. «La mayoría de las personas hablan de una calidad humana en la prestación muy buena. Y por parte de los profesionales hablan de una carga de emoción, de vínculo también muy importante», asegura a este periódico Rafa Sal, socio de la asociación DMD Euskadi.
Pero, añade, «es cierto que hay propuestas de mejora». En este sentido, Sal critica la «política de muy bajo tono mediático con respecto a plan de difusión o campañas para el tema de la LORE o documentos de voluntades anticipadas» que lleva a cabo Salud. «Navarra tiene campañas, se les ve en la calle...», explica. «La asociación se pregunta siempre por qué este tono mediático tan bajo» por parte de las autoridades sanitarias vascas, añade. «Yo creo que está interesado y de alguna manera habría que saber por qué», matiza, dado que «hay un peligro de que el derecho que no se conoce no se ejerce».
En los tres años en vigencia de la norma en Euskadi se han practicado un total de 85 eutanasias, una cifra que «cualitativamente» es «significativamente positivo», si bien «cuantitativamente muy pocas personas escogen esta opción, representa el 0,15% de las muertes de Euskadi. Comparándolo con el 4% de los Países Bajos o el 3% de Canadá, estamos muy lejos de conseguirlo».
La razón, añade, es principalmente el miedo a hablar de ello. «Está el tabú de la muerte. Hemos generado una sociedad de bienestar de tal manera que todo lo que incomoda, todo lo que puede ensombrecer un poco nuestro pensar diario de estar bien, se aparta».Por ello, remarca la «importancia» del documento de voluntades anticipadas «como facilitador de toma de decisiones en estos momentos».
Por último, Sal destaca a la OSIDonostialdea como un sistema «mucho más preparado» que otras organizaciones para llevar a cabo esta prestación, lo que podría explicar que la mitad de las eutanasias de Euskadi se hagan en Gipuzkoa. «Hay algunas que han desarrollado un plan de información de los profesionales y existe una situación mucho más sensible y más preparada para esta situación».
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