La periodista que ofreció la charla, el cantante Simón Ezquiaga y Loli Valls. marilén san sebastián
El arte de vivir

Eragin y una entrevista del Loco de la Colina

'El entusiasmo' ·

Crónica de una charla en la asociación de mujeres que ha cumplido 55 años de andadura y es Medalla al Mérito Ciudadano del Ayuntamiento donostiarra

Cristina Turrau

San Sebastián

Sábado, 2 de abril 2022, 13:50

Los periodistas pedimos a la gente que salga en el periódico así que cuando nos convocan a una charla hay que responder que sí. Una, que lleva a sus espaldas varias décadas de periodismo, eligió hablar del entusiasmo. Solté mi discurso hace unos días, en la sala Arrupe de la iglesia de Jesuitas, convocada por Eragin, esa asociación de mujeres –animan a ellos a apuntarse– que ofrece dos charlas por semana y llena la sala Arrupe de Garibay, 19. Tengo la excusa de ser licenciada en Filosofía así que puedo elegir temas más reposados que los más urgentes del periodismo. La palabra 'entusiasmo' –dije– viene del griego, y quiere decir 'rapto divino' o 'posesión divina'. No podemos vivir siempre entusiasmados o fluyendo, según terminología del psicólogo Mihály Csíkszentmihályi, autor del libro superventas 'Fluir' y que falleció el año pasado. Bueno. La mayoría no podemos vivir fluyendo como los dioses. Pero quizás hay alguien que sí.

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Para armar mi charla me referí a los impedimentos que frenan el rapto divino. Cité a un psicoanalista de 84 años, Ramón Andreu Anglada. Le conocí por una entrevista de La Vanguardia. El reportero lo presentaba dentro de una serie bajo el epígrafe 'Cuando la edad es un plus' y él era el número 18. Pero no era uno más. Aquella entrevista me entusiasmó. Andreu Anglada presentaba su libro 'El GPS secreto de nuestra mente'. Y decía que ese GPS secreto es el inconsciente.El inconsciente dirige nuestros actos –Anglada dixit– y manda sus señales a cuatro satélites situados en los cuatro puntos cardinales: la relación con nosotros mismos, al norte; la relación con la familia y con los demás, al sur; la relación con el dinero, al este y la relación con el tiempo, al oeste.

Si durante nuestra vida, y especialmente en los primeros años, las señales que nos llegan no son adecuadas, nos perdemos. Chirrían nuestras relaciones en alguno de sus puntos cardinales. Eso les pasaba a los pacientes del doctor Anglada. 20 de ellos, con nombres ficticios y autorización previa, salían relatando sus problemas en el libro.

Por ejemplo, una paciente podía comprarse 20 pares de zapatos en un día. Se había casado con alguien muy rico, pero nunca le llegaba el dinero. Otro siempre llegaba tarde. Y todos sufrían porque tropezaban con la misma piedra. Con mucho esfuerzo –cuesta mucho cambiar una conducta– y después de comprender por qué actuaban así, lograron escapar de su tela de araña.

Andreu Anglada terminaba el libro con un canto a la familia, que es la que sostiene a la sociedad. «Porque si nuestros padres no lo hicieron mejor», sostiene, «es porque no supieron o pudieron. No somos víctimas de verdugos, sino de víctimas».

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Tras las experiencias de entusiasmo y el paso por nuestra zona oscura, llega la síntesis. En este caso, ¿cómo encontrar la paz? Recuperé el vídeo que me había mandado una amiga. El periodista Jesús Quintero, El Loco de la Colina, entrevistaba al dominico José Fernández Moratiel, fundador de la Escuela del Silencio y fallecido en 2006.

Según Moratiel, la vida puede y debe vivirse con intensidad. Pero para ello hay que hacer el camino interior. El dominico fue un precursor del camino del silencio, donde al parecer se descubren muchas cosas. En la charla de Eragin hubo algún que otro silencio pero también dos canciones a cargo del músico donostiarra Simón Ezquiaga. Mientras abordamos nuestro camino interior, que nos acompañe la música.

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