Secciones
Servicios
Destacamos
T. BASTERRA
Domingo, 16 de enero 2022, 08:55
Euskadi está entre las comunidades que registran un mayor número de agresiones a su personal de enfermería. Es lo que indican los datos publicados por el Consejo General de Enfermería. Su último informe es el que abarca al año 2020 y alerta de que en ... todo el conjunto del país se produjeron un total de 1.657 ataques físicos o verbales a estos profesionales sanitarios. De ellos 184 en Euskadi. Solo Andalucía registró aquel año más episodios violentos hacia las enfermeras que el País Vasco.
Aquellos datos mostraban también un incremento de un 12,5% en el número de agresiones. Se trata de un hecho significativo ya que el 2020 fue el año del confinamiento y de los aplausos a los sanitarios desde los balcones.
Precisamente esta semana el sindicato Satse ha criticado al Gobierno central y a los autonómicos por no impulsar una ley con la que intentar frenar estos ataques físicos y verbales que van «en aumento».
En Euskadi, el ámbito de la Atención Primaria es el que sin duda sufre una mayor proporción de sanitarios 'quemados'. A la carga de trabajo insostenible que están soportando en especial en esta última ola, en la que los profesionales se han empezado a movilizar –el día 23 han convocado una manifestación–, se suma el enfado o frustración que sobre ellos descargan algunos pacientes por el retraso del sistema sanitario en atenderles.
En ocasiones ese enfado mal gestionado desemboca en agresiones verbales o físicas. Es lo que les ocurrió el pasado día de Navidad a los profesionales que trabajaban en el centro médico de Basauri. En su exterior, estaban citadas 500 personas por la mañana para hacerse test, y solo había dos enfermeras, una auxiliar y un celador. Esta falta de personal generó un importante retraso de hora y media y sobre el mediodía los ánimos empezaron al caldearse y comenzaron las protestas de algunos pacientes.
Maider Sánchez es una de las enfermeras que trabajaba ese día. «Salí del módulo a explicarles a los que esperaban en la cola que sentíamos mucho no poder ir más rápido, pero es que no estábamos más gente para atenderles. Les dije que si no querían esperar más, lo único que se podía hacer era que se marcharan y volviesen otro día», recuerda.
Hubo quien no entendió las explicaciones y su reacción hizo pasar un rato muy desagradable a esta sanitaria. «Una señora se enfadó mucho. Comenzó a insultarme, me llamó de todo y tuvo que ser agarrada por su marido y su hija para que no me pegase», recuerda. El episodio fue tan violento que Maider sufrió «un ataque de ansiedad» y al día siguiente no pudo acudir a su puesto.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.