terry basterra
Lunes, 22 de febrero 2021, 06:45
Euskadi cerró ayer la que ha sido su mejor semana a nivel epidémico de lo que va de año. Los 3.262 contagios registrados en los pasados siete días -337 de ellos notificados ayer- son cifras que no se veían desde diciembre, antes ... del inicio de la tercera ola. La efectividad de las medidas restrictivas aplicadas por el Gobierno Vasco para contener el repunte provocado por las fiestas de Navidad, junto a la vacunación llevada a cabo en las residencias, el punto más sensible de esta pandemia, han logrado una importante disminución de los casos al proteger además a las personas más vulnerables al virus.
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Pese a esta evolución favorable en el Departamento de Salud recordaban que «es momento de permanecer alerta» porque «estamos lejos del objetivo». Este no es otro que alcanzar una tasa de 60 casos por cada 100.000 habitantes, algo que en este año de pandemia solo se logró con el confinamiento de primavera. Desde finales de julio no se está en esos niveles.
Euskadi permanece a día de hoy en un nivel cuatro de cinco, dentro de la escala con la que el Gobierno Vasco mide la circulación del virus en el nuevo Plan Bizi Berri III. Ayer mostraba una tasa de incidencia acumulada de 350 casos por cada 100.000 habitantes en las últimas dos semanas.
6.295 pruebas realizadas
Con la tendencia actual que ha tomado la pandemia es previsible que el País Vasco logre bajar de los 300 puntos a finales de esta semana. Solo un cambio brusco impediría alcanzar antes del domingo el que es uno de los primeros objetivos de Lakua y también uno de los principales indicadores para modular las medidas restrictivas activadas. Alcanzar los 300 casos significa pasar al escenario tres en el Plan Bizi Berri. Para este nivel se prevén medidas como poner fin al cierre perimetral de los municipios colindantes y los territorios históricos o valorar ampliar a seis el número máximo de los grupos de personas, entre otra serie de acciones.
El miércoles 9 de diciembre, cuando el LABI suavizó algunas de estas medidas antes de Navidad, Euskadi presentaba una tasa de contagio de 327 puntos y había registrado la semana previa 3.608 casos. Esta última han sido 3.262. Son cifras similares a nivel epidémico, aunque en aquellos momentos la situación hospitalaria estaba algo menos tensionada que la actual. Tenían 131 personas en la UCI por las 144 de ayer. En las plantas de Osakidetza la ocupación era pareja, con algo menos de 400 pacientes ingresados por coronavirus. Ayer fueron ingresados otros 36.
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A diferencia del 9 de diciembre hay dos hechos que siembran incertidumbre sobre la posible evolución del virus estas próximas semanas y que pueden hacer que Lakua espere antes de una posible suavización de las restricciones. Por un lado, la cada vez mayor presencia de la variante británica, más contagiosa y que ya la causante de un 29% de los casos recientes en Euskadi. Por otro, el Gobierno Vasco ya no puede impedir la actividad hostelera en localidades situadas en zona roja. Mañana se cumplen dos semanas desde que el TSJPV autorizó su apertura y privó al Ejecutivo de la que había sido una de sus principales herramientas para hacer frente a los contagios. La consejera de Salud se confesó días atrás «preocupada» por la posibilidad de que la relajación en las medidas de prevención por parte de algunos clientes pudiesen provocar un repunte de casos.
A falta de ver si alguna de estas dos incógnitas tienen un efecto a corto plazo en la pandemia, Euskadi notificó ayer datos que no se veían desde principios de año, tanto en número de nuevos positivos detectados como de pruebas realizadas. El Departamento de Salud comunicó 337 casos identificados a lo del sábado. Hay que remontarse al 2 de enero para encontrar una cifra de nuevas infecciones más baja. Aquel día fueron 302. Lo mismo ocurre con el número de test. Las 6.295 analíticas llevadas a cabo el sábado son el dato más bajo desde el 4 de enero, en plenas fiestas de Navidad. La tasa de positividad aumentó ligeramente. Fue del 5,4%, cuatro décimas más que el día anterior.
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La céntrica iglesia bilbaína de San José permanece cerrada desde el viernes tras dar positivo por coronavirus uno de los ocho religiosos que la atienden. El resto permanecen en cuarentena y aislados en sus habitaciones por ser contacto estrecho del contagiado, por lo que se han tenido que suspender los oficios religiosos previstos en el templo hasta el 5 de marzo, según confirmaron ayer fuentes de esta parroquia.
Por el momento el religioso infectado presenta síntomas leves, principalmente dolor de garganta, pero se encuentra bien. El resto de compañeros de la congregación han dado negativo en la primera de las analíticas que les han realizado. Todos ellos residen juntos, por lo que tienen contacto diario con el infectado. La parroquia de San José está atendida por la congregación de los Agustinos, que también gestionan el colegio infantil San José-Urdaneta, que tiene su sede anexa al templo. En el centro educativo ha habido varios casos de alumnos contagiados en los últimos días y también entre los docentes, según ha podido saber este diario.
A día de hoy no está autorizado que los asistentes superen el 35% del aforo máximo permitido en el templo. Numerosas iglesias han marcado las zonas y bancos donde no se pueden sentar los feligreses.
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