Por primera vez, Euskadi administrará una vacuna a los niños que inmuniza contra el virus respiratorio sincitial (VRS), el patógeno que está detrás de la bronquiolitis, la enfermedad que más ingresos pediátricos provoca cada año en Osakidetza. El Departamento de Salud dará prioridad, en ... primer lugar, a la inmunización de la población infantil menor de 12 meses «con alto riesgo», a los que incorporará también a los recién nacidos «sanos» durante la temporada de circulación de la enfermedad, que se extiende de octubre a marzo. En estos casos, la inoculación se llevará a cabo los primeros días después del parto.
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El País Vasco se desmarca de esta manera de las recomendaciones acordadas en las últimas reuniones de la Comisión de Salud Pública, donde están representadas todas las comunidades autónomas y el Ministerio de Sanidad, y donde los expertos aconsejaron que el fármaco se empiece a administrar cuanto antes a todos los menores de seis meses, «a ser posible en octubre», antes de la llegada de los meses de mayor circulación del virus. Las competencias en este asunto pertenecen a las autonomías, por lo que Osakidetza ha planteado su campaña de inmunización siguiendo las recomendaciones establecidas por el Consejo Asesor de Vacunas de Euskadi, órgano que no ha considerado óptimo universalizar la vacuna entre todos los pequeños, como sí ocurrirá en otras regiones del Estado.
En ese sentido, Andalucía y Galicia serán las primeras comunidades autónomas que darán el pinchazo de salida a este medicamento, que promete reducir las hospitalizaciones de los lactantes a causa de problemas respiratorios, desde este próximo lunes. En Euskadi, el Departamento de Salud no ha fijado aún una fecha concreta para arrancar la campaña de inmunización que, en todo caso, se iniciará «al principio de la temporada» del virus, ya el próximo mes de octubre, aseguran fuentes de la consejería.
Serán, por tanto, dos los grupos de población a los que Osakidetza ofrecerá este nuevo fármaco. En una primera tanda, siguiendo el orden de prioridad para abordar la inmunización de la población infantil, el suero se administrará a todos aquellos bebés menores de un año con alto riesgo de enfermedad grave por VRS. Entre ellos se incluyen prematuros de menos de 35 años, pacientes con cardiopatías congénitas con afectación hemodinámica significativa cianosantes o no cianosantes, niños con displasia broncopulmonar, así como pequeños inmunodepresivos o con enfermedades oncológicas. A continuación se procederá a la vacunación de todos aquellos recién nacidos entre los meses de octubre y marzo, a los cuales se les inyectará el preparado en sus primeros días de vida, antes de abandonar el hospital, probablemente a la vez que se les hace la prueba del talón o algún otro análisis.
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El preparado en cuestión se llama Nirsevimab. Se trata de un anticuerpo monoclonal de vida media larga que con una única administración intramuscular al inicio de la temporada epidémica del VRS es capaz de proteger frente a esta infección durante toda la epidemia. Técnicamente, funciona uniéndose al virus sincitial y después evitando que este se fusione con las células del epitelio respiratorio, lo que impide la infección.
«Es un medicamento revolucionario», celebra el presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Jaime Jesús Pérez. «Este anticuerpo monoclonal, más la vacunación contra la gripe a los niños, puede representar un gran cambio de paradigma y casi acabar con las hospitalizaciones de los más pequeños por enfermedades respiratorias», añade. Pérez esgrime dos datos que recuerdan el enorme impacto de las bronquiolitis en la salud infantil: el 1,8% de los niños menores de seis meses son ingresados por VRS y los padres cuyos hijos sufren esta enfermedad acuden de media nueve veces a la consulta del pediatría, dadas la duración y la tardía mejoría de los niños que la padecen.
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Pese a ser un medicamento nuevo (fue aprobado por la Unión Europea en noviembre del año pasado), nirsevimab ofrece todas las garantías. En un ensayo europeo con 8.000 lactantes sanos ha mostrado el 83% de eficacia en la reducción de hospitalizaciones por VRS y solo el 0,7% de los bebés a los que se les ha administrado han mostrado reacciones adversas, sobre todo, erupciones cutáneas, en la mayoría de los casos, leves. Además, durante los últimos diez años se ha empleado un medicamento similar, palivizumab, aunque la protección de este fármaco era de solo un mes y había que administrarlo varias veces en cada temporada de VRS.
El virus sincitial es una pesadilla para los médicos. «La bronquiolitis es una enfermedad grave que afecta a todo el sistema sanitario, de tal forma que muchos grandes hospitales tienen planes de contingencia y cuando se dispara el número de contagios, dejan de realizar operaciones urgentes para poder albergar a los niños ingresados», corrobora José Serrano Marchuet, miembro del Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría. Por tanto, el optimismo ante la llegada de nirsevimab es muy alto. «Sería una gran noticia que tuviéramos que atender menos consultas por bronquiolitis», subraya Serrano.
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La bronquiolitis aguda es una infección respiratoria ocasionada por virus, muy común en menores de 2 años, que afecta a los bronquios pequeños de los pulmones. El virus más frecuentemente implicado es el virus respiratorio sincitial (VRS), que se presenta en epidemias durante los meses de octubre a marzo, con un pico máximo de incidencia entre noviembre y diciembre.
Durante una epidemia habitual de bronquiolitis, en Euskadi 25 de cada mil menores de 2 años padecen esta enfermedad cada mes. Traducido en consultas médicas, en cada epidemia se atienden en Osakidetza alrededor de 4.500 consultas por bronquiolitis en Atención Primaria y 2.500 episodios de urgencias hospitalarias, con 450 hospitalizaciones.
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Durante la temporada pasada, los virus respiratorios elevaron hasta en un 40% las urgencias hospitalarias del Hospital Donostia. En pleno pico de la epidemia, seis de cada diez niños de hasta 14 años que acudía al servicio de emergencias lo hacía por cuadros respiratorios o infecciosos. De ellos, un 7% eran menores de dos años con bronquiolitis.
El VRS suele empezar con tos y mocos en nariz como un catarro normal, y puede producir fiebre. Al cabo de dos a cuatro días puede aparecer dificultad para respirar que se percibe porque el niño respira más deprisa y le cuesta comer. En ocasiones, se pueden oír ruidos en el pecho como 'pitidos' o percibir otros signos de dificultad respiratoria (hunde las costillas o mueve la tripa a la vez que respira).
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La recomendación habitual para prevenir la bronquiolitis pasa por el lavado frecuente de manos y evitar el humo del tabaco, ya que puede empeorar los síntomas. El lavado frecuente de manos, evitar compartir espacios cerrados muy concurridos, la ventilación de interiores, abstenerse de llevar al hijo o a la hija a la guardería o a la escuela cuando se está enfermo o enferma, o evitar visitas a recién nacidos por parte de personas con sintomatología respiratoria como catarros, tos o mucosidad nasales, son también importantes para evitar contagios.
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