Internet, redes y el cerebro
El árbol de la ciencia ·
Las nuevas tecnologías han democratizado el conocimientoy acelerado el progreso humanoSecciones
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El árbol de la ciencia ·
Las nuevas tecnologías han democratizado el conocimientoy acelerado el progreso humanoEste mundo no puede vivir sin las nuevas tecnologías. La dependencia aumentará cuando el 'internet de las cosas' llegue a todos los rincones del planeta. Es una revolución comparable a la invención de la imprenta, cuando, de repente, una persona pudo leer y acceder a ... todo un mundo de conocimiento. Ahora puede hacerlo de modo inmediato. El conocimiento se democratiza y se acelera el progreso humano. El cerebro ha de adaptarse a esta realidad en la que impera la inmediatez y la avalancha de información. Ya se describen problemas de atención y concentración. Llega tanta información que es imposible digerirla en profundidad y se trata de modo superficial. Mucha cantidad y poca calidad casi siempre equivale a ignorancia o falsas interpretaciones. Además, obliga a abordar varias tareas a la vez. Creemos superarlas con éxito, pero en realidad ninguna se completa adecuadamente.
Se especula con que internet nos resta memoria. El uso del GPS se ha asociado a una leve atrofia de circuitos cerebrales implicados en la memoria espacial. No obstante, hay una mayor actividad en áreas relacionadas con otros tipos de memoria. Es decir, empleamos la memoria con otros objetivos, lo que modifica la estructura de alguna red neuronal. También se ha sugerido que aumenta el riesgo de sufrir demencia, la llamada demencia digital. Sin embargo, desde hace treinta años se observa que la incidencia de alzheimer es menor que la prevista en análisis prospectivos. Esta tendencia puede obedecer a mejoras en la educación, la salud cardiovascular, el estilo de vida y a la influencia positiva de vivir en una sociedad cognitivamente más exigente por la necesidad de aprender a convivir con las nuevas tecnologías.
La inmediatez vinculada al uso de internet, en especial las redes sociales (RRSS), afecta a la función cerebral. Nos mete de lleno en un mundo dominado por las emociones en detrimento del pensamiento crítico. Es la base de las 'fake news' y del ciberacoso. Es particularmente preocupante lo que está sucediendo en personas de la 'iGen', la generación de internet, nacida ente 1993 y 1995, y que tenían entre 12 y 14 años cuando llegó el iPhone y el acceso ilimitado a las RRSS. ¿El motivo? El papel comparador, más que comunicador, de las RRSS que fomenta la ansiedad por un «like» y provoca temor a ser excluido del grupo o a perderse algo. La juventud atrapada en este juego malévolo es vulnerable, hiperemocional (se siente agredida por palabras o hechos sin ninguna intencionalidad) y fácil de manipular. Con frecuencia cae en garras del radicalismo identitario en el plano sociopolítico y de la ansiedad, la depresión y el suicidio en el plano personal y mental. Es protagonista y damnificada de la cultura del victimismo que ha sustituido a la cultura de la dignidad de décadas precedentes. La universidad americana se ha visto sacudida por este fenómeno, descrito por Haidt y Lukianoff en «La transformación de la mente moderna». ¿Llegó ya aquí?
La inmediatez es una golosina para provocar adicción. De hecho, la adicción a la pantalla es el tipo más frecuente de adicción sin sustancia y la pantalla es el vehículo para otras dependencias, como la ludopatía o el porno. Las RRSS canalizan la comida basura de la información. El circuito de la recompensa, mediado por la dopamina, es la vía final común de toda adicción. Por eso, Sean Parker, ex vicepresidente de Facebook, decía que lo que buscaban era «darte un chute de dopamina y explotar una vulnerabilidad de la psicología humana». Y concluía «solo Dios sabe lo que le está haciendo eso al cerebro de nuestros hijos». Los afectados y sus familias lo saben y lo sufren. La tecnología no es buena ni mala 'per sé', depende de cómo se use. Durante la pandemia, la conectividad digital ha facilitado el teletrabajo y las relaciones personales, pero aumentó la adicción. Urge prevenir y combatir la cara oscura de internet. La educación es el gran aliado. El otro es el liderazgo moral, tanto intelectual como político, porque la desinformación que fluye anónima en las RRSS también amenaza la democracia.
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