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Los programas de detección precoz de cáncer de Euskadi han permitido a Osakidetza detectar en torno a 17.582 tumores, en su mayoría, reconocen desde el Departamento de Salud, «en estadios precoces, lo que se traduce en la posibilidad de aplicar tratamientos menos agresivos y ... en un mayor índice de supervivencia».
El País Vasco fue pionero en 1995 con la puesta en marcha de un programa de cribados para detectar tumores malignos en las mamas. Desde entonces, el Servicio Vasco de Salud ha realizado más de 2,5 millones de exploraciones, diagnosticando en ese tiempo un total de 12.663 cánceres, «de los que en el 84% de los casos fue posible realizar un tratamiento conservador».
Solo el último año, Osakidetza ha detectado 709 cánceres mamarios, «la mayoría en estadios muy precoces y buen pronóstico», en mujeres de entre 50 y 69 años, y mujeres entre 40 y 49 años con antecedentes familiares de cáncer de mama de primer grado.
En 2009, el Departamento de Salud puso en funcionamiento el cribado de cáncer colorrectal, habiéndose detectado desde ese año 4.519 tumores malignos, el 71% en estadios iniciales, «lo que ha redundado en una supervivencia a cinco años del 95% en las personas que participan en el programa».
En el marco de este programa, dirigido a toda la población entre 50 y 69 años, cada año se invita a una media de 300.000 personas, con una participación de 72%. Esto ha permitido detectar y extirpar 39.929 lesiones pre-malignas. En 2023, se han detectado cerca de 270 cánceres invasivos y 3.500 lesiones premalignas.
El último programa que puso en marcha Osakidetza fue el de cáncer de cérvix en 2018, dirigido a mujeres con edades comprendidas entre 25 y 65 años. En este tiempo se ha identificado cerca de 400 casos de cáncer de cuello uterino en los primeros cuatro años. Salud detalla que han sido más de 550.000 las mujeres que han sido citadas para participar en el programa desde su puesta en marcha, y, solamente en 2023, se han analizado 97.504 muestras en la unidad de cribado del Hospital Universitario de Donostia. «Se observa que el impacto del programa de cribado en la supervivencia es muy elevado, del 97%», explican desde la consejería.
Actualmente, Osakidetza, a través de los Institutos de Investigación Sanitaria, participa en 507 proyectos de investigación traslacional en cáncer (de ellos 151 son ensayos clínicos), lo que representa aproximadamente el 20 % del total de proyectos activos, con una financiación externa de cerca de 11 millones de euros.
«Los proyectos se centran en la búsqueda de mejoras en la prevención, diagnóstico, atención multidisciplinar y tratamientos personalizados con el objetivo de conseguir aumentar la efectividad, reducir los efectos secundarios y, en definitiva, conseguir una mejora en la salud y calidad de vida de los pacientes», aseguran desde el departamento que encabeza Gotzone Sagardui.
Por otra parte, el Servicio Vasco de Salud pondrá en marcha el primer proyecto piloto para valorar la implementación del cribado poblacional de cáncer de próstata. Esta iniciativa se enmarca en el proyecto europeo Joint Action CanScreen, que ayuda a introducir una gama más amplia de pruebas y protocolos de cribado o ampliar los programas de cribado a otros destinatarios y a otros tipos de cáncer.
Además del proyecto piloto de cribado de cáncer de próstata, Osakidetza también trabaja en la adaptación del cribado de cérvix a las nuevas cohortes vacunadas, la valoración de los cribados activos (mama, colón, cérvix), el estudio de la viabilidad de nuevos cribados (pulmón), el estudio de futuros cribados basados en riesgo o el uso modelos de simulación para evaluar los resultados de los cribados.
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