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Jueves, 31 de enero 2019, 07:31
Los prejuicios inconscientes nos ayudan a filtrar la información y a tomar decisiones rápidas. Pero a veces estos 'atajos' mentales nos hacen que juzguemos a la gente a la ligera. Estas son las 'zonas rojas' ante las que hay que estar alerta.
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Aprender en lugar de justificar
A pesar de nuestro apego a ser buenas personas, cometemos errores. ¿Qué pasa cuando alguien cuestiona nuestra bondad? ¿O critica nuestra opinión? Nos ponemos a la defensiva. Hemos entrado en la zona roja. Pero situarnos en ella nos estanca. Y nos impide mejorar. Porque justificamos nuestras meteduras de pata en vez de aprender de ellas.
Tener en cuenta la regla del 20/60/20
En sociología se considera que cuando se intenta promover un cambio en un grupo, el 20 por ciento se mostrará favorable; otro 20 se opondrá y será inútil intentar convencerlos. La clave está en el 60 por ciento restante, que no tiene una posición inamovible. El problema es que los políticos, agentes sociales y medios suelen concentrar la mayoría de los esfuerzos en los que ya están convencidos, (solo hay que fijarse en un mitin).
Huir del 'efecto eco'
Uno de los fenómenos más intrigantes de la era digital, en la que tendríamos acceso -si quisiéramos- a todo tipo de opiniones, es que nos refugiamos en lo que ya pensábamos. Solo vemos lo que queremos ver. Los científicos lo llaman 'efecto eco'. Las redes sociales son propensas a crear estos compartimentos estancos y excluyentes. Y la sociedad está cada vez más polarizada.
¡Ojo!, igualdad no es equidad
Nuestra identidad está formada por diversas capas. sexo, raza, religión, nacionalidad, estado civil… Algunas de ellas conllevan privilegios que nos facilitan la vida; otras nos la obstaculizan. El problema es que los que disfrutan del privilegio lo tienen tan asumido que no consideran que gocen de ninguna ventaja. Igualdad no es equidad. Son dos términos que solemos confundir. La igualdad significa que se trata a todo el mundo de la misma manera, sin tener en cuenta las dificultades que afectan a sus vidas. La equidad sí que las tiene en cuenta a la hora de repartir las oportunidades.
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