La vitrificación de óvulos, una alternativa «muy interesante para las chicas jóvenes»

La maternidad y la paternidad son decisiones de importancia capital en el proyecto de vida personal, por lo que, en caso de toparse con dificultades para lograr el embarazo, conviene acudir cuanto antes a un centro de reproducción asistida experimentado y profesional tanto en el equipo humano como tecnológico. Así lo considera la Dra. Miren Mandiola, directora del Laboratorio de Reproducción Asistida de Policlínica Gipuzkoa y el Hospital Quirónsalud Donostia, una de las mejores doctoras de España en su especialidad según la lista TOP DOCTORS del último año.

«Con 30 años de experiencia y más de 6.000 niños nacidos, hemos sido pioneros en todas las técnicas de reproducción asistida, gracias a una adaptación muy rápida, fácil y entusiasta a todas las mejoras e innovaciones que surgen», afirma Miren Mandiola para reconocer que, los profesionales de su Unidad forman «un equipo complejo y multidisciplinar que rema en la misma onda de poner en el centro al paciente, ofreciéndole un trato cálido y humano».

En cuanto al ámbito tecnológico, «necesitamos estar en la innovación permanente, atentos a la última tecnología y realizando las técnicas y tratamientos más vanguardistas», afirma Miren Mandiola quien reconoce que han protagonizado los avances más pioneros e importantes en su especialidad. Recuerda Mandiola que «hace ya 30 años logramos el primer embarazo de fertilización in-vitro de Gipuzkoa, después llegó el primero por microinyección, el primero de diagnóstico preimplantacional, el primer banco de óvulos, el primer plasma enriquecido en plaquetas…», como parte de una larga lista de éxitos que acredita su gran experiencia.

Junto con ello, la doctora Mandiola considera «fundamental» que el laboratorio esté ubicado en el propio centro de reproducción asistida y que este no sea un servicio externo pues «el trabajo entre los embriólogos del laboratorio y los ginecólogos de la unidad es en equipo». En ese sentido, afirma que tener «un laboratorio en la distancia no nos va a permitir ese trato tan cercano y próximo con la paciente», algo que en su opinión es una cuestión fundamental para un servicio de calidad.

La directora de la Unidad de Reproducción Asistida de Policlínica Gipuzkoa y el Hospital Quirónsalud Donostia remarca que «la tasa de embarazo es personalizada» porque, tal y como explica Mendiola, «no cabe hablar de generalidades: La tasa de embarazo en reproducción asistida va directamente relacionada con la edad de la mujer; por lo que, a cada mujer que acude se le estima una tasa dependiendo de si va a usar gametos propios o donados».

Quien quiera usar sus propios gametos ha de saber que la edad biológica del óvulo es clave en el éxito de la reproducción. La preservación de los mismos, mediante la técnica de la vitrificación, es una opción «muy interesante para las chicas jóvenes». Se trata de un «tipo especial de congelación» que permite «guardar los óvulos para utilizarlos en un futuro preservando su fertilidad», una alternativa muy ventajosa que «cada vez tiene más adeptas». Y es que, cuenta la Dra. Mandiola que si bien «hasta hace unos las mujeres se podían asustar al plantearles que, con 35 años o menos, podían guardarse sus propios óvulos», hoy día «la tendencia está cambiando» y «cada vez tenemos más mujeres, la mayoría por motivos profesionales» que preservan sus óvulos para utilizarlos en el futuro.

La vitrificación, explica, es un «procedimiento muy sencillo y seguro» que consiste en «dos semanas de pinchazos, con controles de análisis y ecográficos» y, pasado ese tiempo, someterse a «una pequeña intervención con anestesia para la extracción de óvulos». Con este último paso finaliza este proceso que, remarca la Dra. Mendiola, «no afecta a la fertilidad presente de la mujer».

Así, y situándonos en lo que la especialista considera «el escenario teórico ideal», una joven «que a los 30 años no contempla tener hijos puede preservar sus óvulos y, si se le plantea ser madre a los 46, utilizarlos para tener una expectativa y posibilidad de embarazo como si tuviera 30 años». Esto se explica en que el éxito del tratamiento de reproducción se basa «no en la edad de la mujer que recibe el tratamiento, sino de la mujer de la que proceden los óvulos».

En caso de «fracasos de implantación o abortos de repetición» suelen realizarse «todo tipo de estudios» dirigidos a averiguar la causa del fracaso o rechazo del tratamiento, siendo «la incompatibilidad inmunológica muy excepcional».

Los gametos masculinos, es decir, los espermatozoides también pueden fallar y, en ese sentido, la Dra. Mandiola asegura que «la calidad del semen está disminuyendo de una forma alarmante». Una realidad que, sin embargo, puede solventarse «gracias a la microinyección espermática», técnica en la que «no importa la calidad o la cantidad» y que permite «con muy poquitos espermatozoides, incluso testiculares, poder operar un ovulo, meterle un espermatozoide dentro y formar un embrión».