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Europa vive una nueva oleada de Covid... y de vuelta a las restricciones. Las bajas tasas de vacunación en algunos países, principalmente los del este del continente, la llegada del frío y la mayor asiduidad a permanecer en espacios cerrados, la vuelta de los eventos multitudinarios, la relajación en el cumplimiento de las medidas de prevención, y una disminución de la inmunidad en las personas que recibieron la primeras dosis conforman un peligroso cóctel que ha explotado cuando parecía que lo peor de la pandemia había pasado.
Lo cierto es que la sexta ola azota ya el viejo continente, barriéndolo de este a oeste, con varios países en cifras récord de contagios. Las autoridades alemanas la han bautizado como la 'la ola de los no vacunados', ante la constatación de que las mayores incidencias se están produciendo en los estados y regiones con menores tasas de vacunación.
Es por ello que en esta ocasión la vuelta a las restricciones más severas se está haciendo, en la mayoría de casos, de forma selectiva, afectando solo a las personas no vacunadas. Quien está inmunizado o ha superado la enfermedad puede seguir haciendo una vida más o menos normalizada presentando su certificado.
Son varios los países que durante la semana pasada anunciaron para los reacios y negacionistas una vuelta a restricciones extremas ya conocidas, como confinamientos (Austria) o toques de queda (Rumanía). Otros incluso van más allá y se han puesto más duros que nunca. Es el caso de Hungría o Eslovaquia, donde las personas no vacunadas pueden ser obligadas a cogerse unas 'vacaciones no remuneradas' e incluso pueden llegar a perder su empleo. Los hay más moderados, como Dinamarca, que tras suprimir todas las restricciones en septiembre, vuelven a exigir el pasaporte Covid para entrar a bares, restaurantes, discotecas y eventos multitudinarios. Y los que siguen recurriendo a medidas de ámbito general, como Países Bajos, donde desde el sábado pasado y durante tres semanas los establecimientos que no vendan bienes esenciales deben cerrar a las 18.00 horas; la hostelería, los supermercados y las farmacias a las 20.00 horas; y los eventos deportivos volverán a celebrarse sin público.
España se resiste por ahora a endurecer las condiciones de vida de sus ciudadanos, pero hay regiones como Euskadi que, con una tasa que ya ha rebasado los 150 casos por 100.000 habitantes, preparan nuevas medidas para atajar la nueva expansión del virus. La consejera de Salud del Gobierno Vasco, Gotzone Sagardui, las anunciará mañana martes.
Esta es la situación actual de las restricciones en los países que están reaccionando a la sexta ola:
La canciller en funciones, Angela Merkel, y su ministro de Sanidad, Jens Spahn, tienen previsto reunirse esta semana con los gobiernos de los estados federados para acordar nuevas medidas. Mientras tanto, algunos 'länder' ya han tomado decisiones por su cuenta. En Sajonia y Berlín el pasaporte Covid ya no es suficiente para entrar a un bar o restaurante. Hay que estar vacunado o recuperado. Esto es, no basta con la prueba negativa.
Con una incidencia disparada a más de 800 casos por cada 100.000 habitantes en una semana y con uno de cada tres ciudadanos sin inmunizar, Austria ha optado por confinar a los reacios y negacionistas para evitar la propagación del virus. A partir de hoy, las personas no vacunadas mayores de 12 años deberán confinarse en casa y solo podrán salir para hacer compras de primera necesidad, acudir al trabajo o a su centro de estudios, ir a un oficio religioso o dar un paseo. Por descontado, también podrán ir a vacunarse. Así las cosas, ya no sirve la PCR negativa para entrar a un bar, restaurante, cine u otros establecimientos no esenciales. Hay que estar vacunado o recuperado.
Los Países Bajos han apostado por recuperar restricciones de carácter general, que afectan a toda la población, no solo a los no vacunados. Desde este pasado sábado y durante tres semanas, los establecimientos que vendan productos no esenciales cerrarán a las 18.00 horas. Los supermercados, las farmacias y la hostelería lo harán a las 20.00 horas. Los grandes eventos deportivos, como los partidos de fútbol (entre ellos el Países Bajos-Noruega de mañana martes) vuelven a celebrarse sin público. El primer ministro, Mark Rutte, ha urgido además a empresas y trabajadores a recurrir al teletrabajo lo máximo posible, y a no recibir en las casas a más de cuatro personas a la vez.
Hungría fue de los primeros países en restaurar medidas de control en la fase actual de la pandemia. Desde el día 1 vuelve a ser obligatoria la mascarilla en el transporte público, se restringen de nuevo las visitas a los hospitales, y se permite a las empresas exigir a sus trabajadores que estén vacunados. En esos casos, si estos se niegan, pueden ser dados de baja sin derecho al salario. Si pasado un año la situación de emergencia sigue en vigor y el trabajador sigue sin querer vacunarse, puede ser despedido.
Otro país que busca evitar contagios en los centros de trabajo y recurre al miedo a perder el empleo para animar una vacunación que apenas llega al 45% de la población es su vecina Eslovaquia. El Gobierno de Bratislava ha decretado que los trabajadores sin pasaporte Covid (vacuna, haber pasado la enfermedad o test negativo reciente) no puedan acudir a los centros de trabajo. Las empresas que lo deseen pueden acordar condiciones para el teletrabajo, pero si este no es posible, el trabajador pasará a una situación de vacaciones no remuneradas. La Policía realizará controles en las empresas para comprobar el cumplimiento de la medida, pudiendo decretarse el cierre de las que la contravengan. En la mitad del país, donde los contagios están descontrolados, los hoteles, bares, restaurantes y gimnasios están cerrados.
Rumanía ha preferido recurrir al toque de queda selectivo. Los no vacunados, que suman el 65% de la población, no podrán estar en la calle entre la 20.00 y las 5.00 horas. Además, obliga a presentar el pasaporte Covid para acceder a prácticamente todos los lugares públicos cerrados. Bares, restaurantes y tiendas deben cerrar a las 21.00 horas. Para frenar los contagios entre los menores se han concedido a los niños dos semanas de vacaciones escolares.
Los países nórdicos no se escapan de la nueva ola. El claro ejemplo es Dinamarca, que recuperó la normalidad a principios de septiembre eliminando todas las restricciones y dos meses después se ve obligada a dar un paso atrás. Desde el viernes pasado, en el país se exige de nuevo el pasaporte Covid para acceder a bares, restaurantes, discotecas y eventos multitudinarios. En el ámbito laboral, las empresas pueden pedirlo a sus empleados.
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