Jueves, 7 de septiembre 2023, 09:32
El anacardo es toda una curiosidad botánica que produce a la vez un fruto seco y una fruta fresca. El fruto seco es de cáscara dura y forma arriñonada, y contiene la semilla, el anacardo comestible, de color blanco marfil. Lo peculiar es que el tallo que une este fruto seco a la rama del árbol se desarrolla hasta formar un fruto carnoso, de color amarillo, rosado o rojo, que también puede consumirse. Es un fruto muy estimado en América Latina, donde se lo conoce como manzana de acajú, ciruela dorada o marañón.
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El motivo del nombre reside en su forma de corazón invertido, que se lo dio el monje y naturalista francés André Thevet ('ana' significa 'hacia arriba' y 'cardium' 'corazón').
La cantidad aconsejada del anacardo aporta 172 calorías, 4,6gr de proteínas, casi 10gr de hidratos de carbono y fibra. Contiene una proporción perfecta de grasas, y destaca como uno de los frutos secos más sanos debido a su perfil nutritivo. La cantidad total de grasa es menor que en las almendras o las nueces y las proporciones de ácidos grasos saturados, monoinsaturados y poliinsaturados se acerca al ratio que los nutricionistas consideran ideal (1:2:1). La proporción de grasa sana es mayor que en el cacahuete, los pistachos, las nueces o las pipas de girasol y calabaza.
Además, el anacardo contiene en abundancia minerales muy valiosos que escasean en la dieta de muchas personas, como son el cobre y magnesio. El cobre participa en la formación de glóbulos rojos, en el mantenimiento de las estructuras de los vasos sanguíneos, los nervios, los huesos, el cabello y la piel, en la producción de energía a partir de los nutrientes y, en especial, en el funcionamiento del sistema inmunitario. El magnesio, por su parte, es un mineral esencial para los sistemas nervioso y músculo-esquelético, un puñado de anacardos cubre hasta el 26% de las necesidades diarias. En menor cantidad, aporta hierro (el 9% de las necesidades diarias), zinc (20%), fósforo (20%) y selenio (10%).
Cada ración de 30gr aporta 4,6 de proteínas, un porcentaje significativo de las necesidades diarias. Pero lo más interesante es que los aminoácidos se hallan en las proporciones ideales para asimilarlos, como en el caso de proteínas de origen animal o de la soja. De esta manera, favorecen la perfecta regeneración de los tejidos.
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