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Lunes, 23 de diciembre 2024, 16:10
Estamos inmersos de lleno en las fiestas navideñas, unos días en los que no se para de comer y acudir a compromisos. En todas estas reuniones pocas veces suele faltar el marisco, especialmente las gambas y los langostinos, dos clásicos de los días festivos. Lo cierto es que son dos crustáceos muy parecidos entre sí, los cuales para mucha gente son incluso lo mismo. No obstante, y a pesar de su parecido razonable que crea muchas confusiones, son dos productos diferentes. ¿Eres capaz de distinguirlos? A continuación, podrás encontrar varias claves para poder identificarlos bien.
La primera diferencia notable reside en el tamaño de ambos animales. La gamba siempre suele ser más pequeña que el langostino puesto que tiende a medir entre 4 y 7 centímetros, mientras que su 'primo lejano' es más grande y alcanza una media de entre 12 y 15 centímetros.
En lo referente al color, otro de los aspectos en los que más se diferencian, los langostinos destacan por ser más pálidos y grisáceos. Las gambas, por su parte, ofrecen colores más vivos, algo más rosados o anaranjados. Esta situación varía dependiendo de si ambos crustáceos están cocinados o no, eso sí.
Por lo demás, la gamba suele aportar una textura más suave y delicada que los langostinos, que siempre presentan más carne y un sabor mucho más intenso que sus familiares. Puede que el hábitat de una y otra especie jueguen un papel importante en todas estas cuestiones puesto que las gambas suelen encontrarse en aguas cálidas, mientras que los langostinos en espacios más profundos.
Es precisamente esa última cuestión, la del hábitat, la que influye directamente en el precio de ambas especies, otra de las diferencias clave. Las gambas siempre son más caras puesto que es más difícil pescarlas que los langostinos. Sin embargo, ambos crustáceos ven muy elevado su precio de cara a la Navidad al ser dos de los alimentos más solicitados por todo el mundo.
Un buen truco para poder ahorrar a la hora de comprarlos es adquirirlos con bastante tiempo de antelación y congelarlos, puesto que es un producto que apenas se estropea a bajas temperaturas. Antes de cocinarlos, es recomendable dejarlos a temperatura ambiente durante unas 7 horas para que recuperen su estado natural.
No obstante, no está claro cuál de los dos mariscos es mejor que el otro. Como muchas otras cosas, eso depende de los gustos de cada uno. Ambos tienen diferencias, pero también sus similitudes, como por ejemplo la forma de cocinarlos. La forma más habitual de elaborarlos es a la plancha o cocerlos, al mismo tiempo que son ingredientes muy habituales en arroces y preparaciones de pescados.
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