Ane Bergara
Jueves, 28 de noviembre 2024, 10:12
Sabroso y saludable, el puré es un plato que nunca falla, ya que puede funcionar como un entrante para abrir apetito en cualquier comida o como una cena ligera. Además, son tantas las combinaciones posibles de verduras y hortalizas que las opciones para elaborar cremas y purés es casi infinita.
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Hay que comer purés, no hay duda, aunque esta receta tiene un hándicap: el tiempo de preparación. Limpiar y cortar cada ingrediente a utilizar y el tiempo de cocción pueden sumar, tranquilamente, cerca de una hora. Tiempo del que, en muchas ocasiones, no disponemos para cocinar.
Es por ello que la alternativa es tener puré congelado para poder hacer uso del mismo sin tener que cocinarlo cada vez que queramos comerlo. Y es que los purés y cremas de verduras son una elaboración muy socorrida para cualquier día, pudiendo acompañarlo y completarlo con unos picatostes de pan, unas virutas de jamón o unos frutos secos picados.
En ese deseo de tener puré casi listo para comer cualquier día del año, el congelador se presenta como un aliado. Aunque para que estas cremas sigan siendo sabrosas y nutritivas aún después de haber sido congeladas es importante realizar su preparación con unas claves: emplear variedades vegetales lo más frescas posibles y cocinarlas a la mayor brevedad tras comprarlas. Asimismo, a la hora de cocinarlas, en aras de asegurar una cocción rápida y uniforme, es recomendable trocearlas en tamaños similares.
Una vez completado el cocinado, se suele presentar una duda recurrente: ¿cómo congelar el puré, pasado o sin pasar? ¿En trozo o ya triturado?
Cualquiera de las dos opciones es válida, pero hay una más indicada que otra. Y es que si lo congelamos sin pasar, es decir, en trozos y con el líquido resultante, se evitará la llamada 'desestructuración' que aparece al descongelar el puré ya pasado.
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No es algo que tenga excesiva relevancia, pero así se logra modificar menos la textura del puré, que tendrá, una vez descongelado, una consistencia más similar al recién hecho que si lo congelamos ya triturado. En materia de sabor y de valor nutritivo, no habrá diferencia.
Así pues, si nos decantamos por congelarlo en trozo hay que hacerlo bien: repartirlos en recipientes individuales (o de la ración que se vaya a servir) de forma uniforme y con el líquido de la cocción. Si optamos por guardarlo en bolsas de congelación, asegurarnos que el cierre sea hermético para evitar fugas; y si lo hacemos en táper de cristal, tener en cuenta que aumentará el volumen, por lo que no hay que llenarlo al máximo.
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A la hora de descongelarlo, hay que tener en cuenta que, antes de consumir el puré, tendremos que calentarlo y triturarlo. En este proceso, el orden puede ser también el que se quiera, pero se recomienda primero darle calor y después pasarlo, ya que así se logrará una mejor textura de la crema.
Si eres de los que congela el puré ya pasado, no pasa nada, pero es igualmente importante hacerlo bien. Una vez trituradas las verduras, servir la crema en envases de la ración que se vaya a consumir, procurando igualmente no llenarlo hasta el tope. A la hora de descongelarlo, es habitual que se haya 'desestructurado' y que la parte sólida y líquida estén separadas, pero la solución es sencilla: batir o mezclar bien el puré antes de calentarlo.
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Además, si optamos por esta opción, se recomienda congelar el puré en una consistencia más espesa de la deseada, ya que en el proceso de congelación-descongelación se va a aguar.
Para terminar, recordemos unas claves comunes tanto a la congelación en trozos o ya triturado. Antes de meterlo a congelar, es importante que el contenido esté a temperatura ambiente y no caliente ni recién hecho. Asimismo, habrá que evitar llevar a congelación variedades vegetales de alto contenido en agua -pepino, lechuga, apio, patata- o cremas con ingredientes lácteos. Será mejor añadirlos una vez descongelado el puré y antes de consumirlo. Para descongelarlo, mejor sacar el recipiente a la nevera y dejar que el proceso se haga en frío. Si no es posible, se puede sacar a temperatura ambiente; mientras que la última opción -la menos indicada- es descongelarlo en el microondas con el programa específico para ello.
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