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TERRY BASTERRA
Lunes, 20 de diciembre 2021, 07:54
En esta sexta ola, la de mayor volumen de contagios de toda la pandemia, el gran impacto del virus no se lo están llevando ... los hospitales. Ha golpeado de lleno a la Atención Primaria. La red ya estaba saturada antes de la aparición del coronavirus y en esta nueva acometida se está viendo literalmente sobrepasada. Osakidetza ha descargado sobre ella la vacunación, la realización de pruebas diagnósticas, el rastreo, el seguimiento de los casos leves, que son la gran mayoría, ... Y en una situación, con picos por encima de los dos mil nuevos casos diarios, la Primaria se ha visto desbordada. Hasta el punto de que la consejera de Salud anunció que se suspendía el seguimiento de pacientes crónicos para «priorizar los problemas de salud agudos» y el covid.
«Nunca hemos tenido una carga de trabajo tan alta la semana anterior a Navidad», reconoce Ángela Fuentes. Esta médica trabaja en un centro de salud y es miembro de Lehen Arreta Arreta Arnasberritzen, la plataforma que impulsó las movilizaciones en defensa de una Atención Primaria de calidad en 2019. Comparte esta visión el también facultativo Mikel Herrero, integrante del Sindicato Médico de Euskadi. «El martes realicé 52 actos médicos. Estamos totalmente desbordados. El número de positivos diarios es impresionante y, si quitamos los pacientes de los hospitales y las UCI, el resto nos vienen a nosotros», apunta. La mayoría de casos son leves.
Muchos no requieren ni siquiera de una cita presencial, pero sí de una telefónica, y hay que tramitarles la baja. Esa labor recae sobre el médico, lleva tiempo y carga sus agendas. Esta acumulación de tareas hace, por ejemplo, que el doctor Herrero tenga una lista de espera de una semana para una cita presencial para cuestiones no urgentes. «Si se trata de algo indemorable no se deja a nadie sin atender». Se le busca un hueco para verle en el día, aunque eso implique acabar más tarde la jornada laboral.
Pero si los médicos de Primaria están sobrecargados en esta ola, la que se ha visto realmente arrollada es la Enfermería. Con el desmantelamiento de los vacunódromos el 30 de septiembre, Osakidetza decidió que la inoculación pasaba a hacerse mayoritariamente en los centros de salud. Es allí donde se está desarrollando la campaña de la dosis de refuerzo y la vacunación infantil, de forma paralela a la de la gripe. Sin embargo, Salud no reubicó a todo el personal reincorporado para aquellos grandes puntos de vacunación. A una parte no les renovó el contrato tras el fin del verano, así que las enfermeras de Primaria han tenido que asumir esta tarea adicional a las suyas propias.
No es la única. También se encargan de realizar pruebas diagnósticas (entre 10.000 y 15.000 se efectúan al día en Euskadi) y, por si fuera poco, se suma el rastreo de casos. Salud ha pedido a parte de estas profesionales que realicen esta labor. En Álava hay tanta falta de personal que su OSI incluso ha solicitado voluntarios entre sus sanitarios para vacunar, rastrear o hacer test en sus días libres.
El sindicato Satse tiene claro que «desde que Osakidetza desmanteló los vacunódromos y la red de rastreo tras el final del verano todo ha ido a peor y se ha sobrecargado la Atención Primaria». Salud se desprendió entonces de cerca de 4.000 profesionales temporales, según estimaciones de ESK. Aunque una parte ha vuelto a ser incorporada (943 según indicó el lunes la consejera), otros han encontrado otros empleos que les ofrecían mejores condiciones.
El Departamento de Salud ha anunciado nuevas contrataciones para reforzar la red de detección precoz, pero la central, a través de Amaia Mayor, que pone voz al Satse, advierte de que «no se está incorporando a las mismas personas que ya trabajaron en ella, es gente nueva a la que hay que formar y eso lleva tiempo». Algo que no sobra.
Dedicar personal a atender el coronavirus sin hacer grandes contrataciones implica dejar otras cosas desatendidas. En Primaria lo que se ha decidido dejar temporalmente de lado es el control de los crónicos. Marina, Asun, Javier... Son los nombres de tres crónicos incluidos en la agenda de un médico de la OSI de Debagioiena. Como en casi todo, hecha la ley, hecha la trampa. Los médicos los citan como indemorables para poder verlos. «Faltan manos», protesta ESK.
Si la sexta ola está llevando al límite la capacidad de atención de la Primaria, preocupa mucho a sus profesionales lo que pueda ocurrir tras las navidades. «La responsabilidad de los contagios es individual y nos hemos relajado. La gente va con mascarilla en la calle pero se la quita en el bar, cuando debería ser al revés. La vacuna no es esterilizante, protege pero no erradica la enfermedad. No queremos ni imaginar lo que nos puede venir tras la Navidad», reflexiona Mikel Herrero. La también facultativa Ángela Fuentes recuerda que «el aumento de la interacción social hace subir los contagios, por lo que es previsible que tras las fiestas tengamos aún más casos». Por eso, ambos piden lo mismo: «Prudencia».
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