La primera vacuna puede llegar a España en enero. Reuters

Vacunas: evitar la complacencia

El árbol de la ciencia ·

Los magníficos resultados comunicados por los fabricantes han provocado una ola de optimismo generalizado

Domingo, 22 de noviembre 2020, 18:54

Viernes 20. El mismo día que Sánchez anunciaba que «una parte muy sustancial de la población española estará vacunada con todas las garantías a lo largo del primer semestre de 2021», un editorial de Lancet llamaba a huir de la complacencia. La revista médica critica ... que la industria farmacéutica haya dado a conocer sus resultados de modo parcial y antes de someterlos al escrutinio de una publicación científica. Además, llama la atención sobre algunos aspectos desconocidos que pueden afectar al curso de la pandemia y que son muy relevantes para saber cómo comportarse tras la vacunación y no bajar la guardia de modo precipitado. Se dispone de pocos datos sobre la seguridad global o la eficacia en grupos de riesgo (personas ancianas y con patologías crónicas). Tampoco se conoce su poder en prevenir formas graves de la enfermedad. Quizás estas cuestiones se resuelvan con la publicación de todos los datos de los ensayos clínicos, pero quedarán cuestiones abiertas que solo el tiempo puede esclarecer. Un ejemplo es la duración de la protección que puede afectar la logística de la inmunización (¿uno o dos pinchazos?, ¿con qué frecuencia?). Otro es saber si la vacuna previene la transmisión de la enfermedad o solo protege contra la misma, en cuyo caso será muy difícil conseguir un efecto rebaño. Pfizer y Moderna juntos prevén producir 35 millones de dosis para 2020 y 1.000 millones para 2021. Es decir, quedará mucha gente de alto riesgo sin vacunar en 2021 y el resto de la humanidad no podrá recuperar el pulso de la vida normal por lo que habrá que mantener medidas protectoras y restrictivas (Es posible que nuevos test de diagnóstico rápido y fiabilidad absoluta vengan a echar una mano y faciliten la vida). Por estas razones, Lancet alerta de que no se caiga en la complacencia pensando que con la vacunación diremos adiós a esta pesadilla. Probablemente no sea así y, aunque se corra el riesgo de ser etiquetado de aguafiestas, hay que explicarlo con claridad porque nos va mucho en ello, entre otras cosas la salud mental que durante la COVID ha empeorado de forma notable (las enfermedades mentales han incrementado su incidencia en un 20%).

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Además, hay que pensar en aspectos más prosaicos, como elaborar un plan para vacunar a toda la población (no es fácil conservar millones de dosis en ultracongeladores y organizar la administración de ¿dos? inyecciones a millones de personas) y dirimir cuestiones como si la vacuna debe ser obligatoria o no. Sin olvidar que un 30% de la población declara que no tiene intención de vacunarse y más de un 70% dice no estar dispuesto a ser de los primeros en recibirla. Se insinúa que esta desconfianza es consecuencia de la pésima gestión, en especial de la desinformación y las luchas políticas. Es un motivo más para desplegar una estrategia de comunicación clara sobre estas cuestiones.

Lancet aborda también el espinoso tema del «nacionalismo de las vacunas» que amenaza su distribución mundial equitativa. Gavi COVAX AMC es un nuevo instrumento de financiación destinado a incentivar a los fabricantes para que produzcan suficiente cantidad de vacunas de manera que se asegure su llegada a los países en vías de desarrollo. Algunas compañías han renunciado a lucrarse, pero otras aún no han suscrito este compromiso. COVAX ha alcanzado su meta inicial de llegar a los 2.000 millones de dólares, pero necesita al menos 5.000 millones. Mientras tanto los países ricos ya han asegurado su cuota de vacunas. Termina Lancet su editorial con una lista de preguntas sobre el futuro de la COVID, preguntas todavía sin respuesta por tratarse de una enfermedad muy joven y que llenan el futuro de incertidumbre. Ciencia y política transitan por caminos diferentes. De hecho, son dos modos antagónicos de entender la vida: la política siempre ansiosa por anunciar logros y promesas, aunque luego no se cumplan; la ciencia siempre cauta y sin prometer nada hasta que los datos sean totalmente claros. Ojalá que en esta ocasión la ansiedad política robe la tostada a la cautela científica, aunque...

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