redacción
Lunes, 13 de febrero 2017, 16:21
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La calidad de vida es, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la percepción que tiene el individuo de su propia situación, en relación con sus objetivos, expectativas e intereses. En el caso de la mujer, su estilo de vida ha cambiado drásticamente con respecto a generaciones anteriores, como pone de manifiesto la doctora Carmen Pingarrón, especialista en oncología ginecológica que coordina uno de los equipos de ginecología y obstetricia del Hospital Quirónsalud San José: «Es una mujer que trabaja fuera del hogar, que concilia el ámbito laboral con el familiar, que se preocupa por su aspecto físico, cuidando la alimentación y haciendo ejercicio, y que tiene una mundo de relaciones muy importante, tanto en el trabajo como fuera de él».
Además, es una mujer que planifica el momento de la maternidad y el número de hijos que desea tener, y su esperanza de vida es cada vez mayor. «En la actualidad es de casi 86 años, lo que significa que hay un gran número de mujeres en la menopausia durante un periodo más largo de tiempo, casi la mitad de la vida. Hay que conseguir que esta etapa tan amplia no esté sembrada de síntomas que afecten seriamente a su día a día», apunta la doctora Pingarrón, quien recuerda que en España hay cuatro millones de menopáusicas entre los 47 y los 60 años.
De ellas, según destaca, 2,3 millones padecen síntomas entre moderados y severos, aunque solo 900.000 los consultan con el ginecólogo y son 180.000 las que reciben tratamiento con algún tipo de terapia hormonal.
Síntomas
Durante la menopausia, que se define como la ausencia de menstruación durante 12 meses, con la consiguiente caída en los niveles de estrógenos, aparecen tres grandes grupos de síntomas, «que afectan de manera importante a la vida cotidiana de la mujer», agrega la doctora:
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1. Los síntomas vasomotores o sofocos, que aparecen en el 80% de las menopáusicas y que pueden ser leves, moderados o graves (en el caso de producirse más de siete episodios al día o más de 50 a la semana).
2. Los síntomas que derivan de la atrofia vulvovaginal, como la sequedad y la reducción del volumen y tamaño de los genitales.
3. Los síntomas derivados de la pérdida de masa ósea, de la osteoporosis.
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Todos son importantes, subraya la especialista del Hospital Quirónsalud San José, pues «si los sofocos nocturnos la despiertan, hacen aumentar el insomnio y disminuyen su capacidad para conciliar el sueño; la falta de descanso repercutirá en su vida laboral, afectará a su rendimiento y a su humor e incrementará su irritabilidad».
En el caso de la sequedad vulvovaginal y la disminución de la libido que aparece con la caída de estrógenos, «surgirán dificultades en las relaciones sexuales y cambios en los vínculos de pareja».
Por lo que respecta a la osteoporosis, como llama la atención la doctora Pingarrón, «la mitad de toda la pérdida de masa ósea en la menopausia se produce durante los diez primeros años». A todas estas consecuencias se han de sumar la ganancia de peso (unos siete kilos de media), el incremento de las tasas de hipertensión arterial, las hipercolesterolemias, los dolores articulares y un largo etcétera.
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Hay solución
¿Es posible poner remedio a estos síntomas? Según la doctora Pingarrón, sí. «Desde la consulta de ginecología podemos y debemos dar una solución individualizada a cada uno de ellos hasta conseguir que la mujer vuelva a su estado óptimo, como antes de la menopausia», concluye.
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