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Eduardo Infante | Filósofo
«En nuestra sociedad se inyecta odio en vena»La entrevista ·
Publica un libro sobre ética y recuerda que «también quienes quemaban a las brujas creían que hacían lo que era justo»Secciones
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Eduardo Infante | Filósofo
«En nuestra sociedad se inyecta odio en vena»La entrevista ·
Publica un libro sobre ética y recuerda que «también quienes quemaban a las brujas creían que hacían lo que era justo»Eduardo Infante (Huelva, 1977) estudió Humanidades en su ciudad natal y Filosofía en Salamanca y es desde hace unos años probablemente el profesor de Instituto ... más popular del país. Algo que no parece sencillo cuando debes hablar a tus alumnos de un centro educativo de Gijón, donde reside, de gente como Aristóteles o Nietzsche. La clave puede estar en los lugares elegidos para impartir las clases, como un parque (en el caso de las ideas del autor de 'Política' y 'Ética a Nicómaco') o una calle comercial de Gijón para hablar de los cínicos. O en los retos que lanza a los estudiantes, con los que pretende que apliquen a la vida diaria las ideas de los grandes del pensamiento. También lo hace en las redes sociales. Y en los libros, como en 'Filosofía en la calle', que convirtió en un best seller, y ahora en 'Ética en la calle' (Ed. Ariel), un ensayo en el que sitúa al lector ante un dilema en cada capítulo. Por ejemplo, en caso de un incendio, ¿salvaríamos antes a nuestro perro o al bebé del vecino del quinto? Luce el sol en Gijón pese a que el día está fresco y la conversación en un café de la plaza Mayor podría alargarse durante horas sin que decayera el interés en ningún momento.
- Da clase a sus alumnos de Filosofía paseando. ¿Cuál sería el mejor escenario para esta entrevista si no hiciera frío?
- Justo en esta plaza Mayor, que es un ágora pública. Hemos construido nuestra vida en torno a un espacio vacío. Es donde se encontraban los hombres libres para dialogar. Por eso, la filosofía, el diálogo y la democracia nacen de la mano.
- La moral se transmite, la ética se piensa, dice usted. Esta no es buena época para pensar. Estamos recibiendo consignas todo el rato.
- Porque vivimos en una sociedad de productores y consumidores, que somos a la vez muy incompetentes para ejercer la ciudadanía. La alternativa a la ética es la ideología, que otro piensa por ti y te impone como verdad. Hacer ética es salirse de la tribu, hallar razones a por qué lo que voy a hacer es lo correcto. A veces eso pone en cuestión lo que tenemos por bueno, lo que termina por incomodar. No interesa que cuestionemos lo que genera riqueza y poder.
- Incluso en los lugares que deberían ser más propicios al pensamiento y la reflexión, como la Universidad, se impiden debates si escapan al ámbito de cierta corrección. ¿A dónde nos lleva eso?
- Habermas dijo que fue la incapacidad de diálogo lo que generó el fascismo. Diálogo no es cualquier conversación. La democracia nació en un ágora donde todos tienen derecho a hablar, pero para exponer razones. El diálogo tiene como fin hallar las razones aceptadas por todos. Cuando se censuran algunos temas tomando como criterio las emociones, el diálogo es imposible. Ahora se están desactivando el diálogo y la democracia. Y la pregunta es quién decide de qué hablar.
- Los estudiantes de algunos centros rechazan hablar de ciertos temas porque les incomodan.
- Y dicen que esos debates les incomodan por las emociones que les generan. Si todos canceláramos los que nos disgusta, por mi parte no habría reguetón (se ríe). La Universidad debería ser el lugar en el que se guarda la verdad. También los medios de comunicación. Ambos están en crisis, y con ellos, el diálogo. Que hoy tanta gente se informe por vídeos de 'tiktok' en vez de leer artículos firmados es brutal. Hay una generación con estudios superiores que cree antes lo que ve en esa red social que lo que dice la ciencia.
- ¿Ha sucedido esto muchas veces en la Historia de la Humanidad?
- Quienes quemaban brujas creían que lo que estaban haciendo era justo. ¿Cómo sé ahora que no soy de aquellos? He escrito este libro para provocar el diálogo, pero este es imposible cuando no reconoces al otro. La democracia es el mejor invento para vivir juntos y bien quienes pensamos diferente. Pero en nuestra sociedad se inyecta odio en vena que nos lleva a ver al vecino que piensa distinto como alguien que no tiene derecho a estar. Si conociéramos sus razones, igual pensaríamos que no es inmoral ni estúpido. La cancelación es una caza de brujas, que presenta lo injusto como justo. Y que genera deseos de sumarse a la destrucción de alguien bajo la apariencia de justicia; por ejemplo, la defensa de una minoría. ¿Quién es usted para decidir por mí lo puedo o no puedo leer? Esa es una pregunta que deberíamos hacer a algunos.
- Luego está la ética, y hasta a veces la estética, de quienes se atienen exclusivamente a lo que no está penado por las leyes. A su juicio, un enchufe laboral, una recomendación, pedir un favor aprovechando la cercanía al poder, están bien porque no son delito.
- Es ese discurso político que toma como exclusivo criterio la ley. Que algo no sea ilegal no significa que sea ético. Me preocupa que lo único ante lo que tengan que responder los políticos sea ante los jueces. La ética es la formación del carácter del ciudadano. La ley no me prohíbe traicionar a un amigo, pero eso no lo convierte en ético ni en bello. Lo ético es bueno para el ser humano. Con acciones inmorales, te malogras a ti mismo. Pero en política eso ya da igual. Todo proyecto individual ha de echar raíces en una comunidad y si aceptamos comportamientos inmorales porque no son ilegales, vamos mal. El ciudadano también debe pedir cuentas a sus representantes.
- ¿Cómo se hace más allá del voto, tantas veces depositado tapándose la nariz?
- Para valorar una acción política, el criterio debe ser si está al servicio del bien común. Si no es así, será injusta. Recuerde que los griegos tenían el ostracismo para castigar cosas así. Hasta la Ilustración, el noble, el maestro, tenían la obligación de ser ejemplares. A partir de entonces, todos tenemos esa obligación. El principio es si esto que voy a hacer es lo mejor que podría hacer otro.
- ¿Cómo enlaza eso con cosas que vemos en la política? Esos familiares de dirigentes que pasan a ocupar cargos públicos muy relevantes, incluso dependientes de aquel. O todos los negocios que cónyuges y familiares y amigos en general hacen a la sombra de quienes tienen poder.
- Para ser ejemplar, lo adecuado es no elegir a tu mujer, tu marido o tu hijo para un puesto si hay candidatos en igualdad de condiciones. ¿Y cómo no los va a haber en ámbitos tan amplios? Estamos aceptando por parte de nuestros políticos que nos traten como a menores de edad. Y eso es un síntoma de que nuestra democracia está en crisis desde la base. No se pueden defender ideas como se defiende a un equipo de fútbol. No se puede tener ese culto al líder. Un cargo público debería hablar en nombre de todos. Que aquí no seamos capaces de pactar un modelo educativo o de TV pública revela nuestros problemas con la democracia. Y, ojo, que en EE UU ya se está hablando de que la democracia está fallida.
- Su libro plantea algunas cuestiones. Por ejemplo, si en caso de incendio salvaríamos antes a nuestro perro o al bebé de unos vecinos. Van a acusarlo de especista.
- Puse ese reto en las redes sociales con la intuición de que tenemos una crisis con el concepto de dignidad. Dignidad es superioridad de valor. Le diré que en ese reto hubo más respuestas a favor de salvar al perro. Empiezo a ver un movimiento que cuestiona todo y no ve razones para valorar la vida humana por encima de cualquier otra cosa. Nos quieren devolver a un mundo anterior a los Derechos Humanos. Además, optar por salvar al animal nos animaliza a nosotros mismos. ¿Qué sociedad sería aquella en la que nos tratáramos según el aprecio? ¿Quién me salvaría o me cuidaría si lo necesitara? El Derecho y la dignidad son creaciones humanas. No nos los ha dado ningún dios. Nos damos derechos porque formamos parte de una comunidad. Y nos exigimos a nosotros mismos su defensa y cumplimiento. ¿Cómo los exigimos a los animales? Con frecuencia, cosificamos a los animales por nuestro propio placer. Y, sin embargo, el bienestar de los animales es dejarles serlo.
- También defiende que, más allá del género, solo hay dos sexos. Y cuestiona muchas posturas sobre la autoidentificación en cuanto al género. ¿No teme que lo cancelen?
- Mire, ampliemos el foco de forma que admitamos que cada cual se identifique según lo que se siente. Imagine qué pasaría si yo, blanco, digo que me siento negro porque cfreo que soporto las mismas humillaciones que ellos han sufrido. Cuando uno hace ética sabe a lo que se expone porque supone examinar las obviedades de su época. Quien se moleste con lo que digo tiene dos tareas: molestarse y 'desmolestarse'. Yo expongo razones. Y hay posturas que no las tienen.
- Otro tema de debate de su libro: el de los límites a la mejora genética. Hasta dónde pueden llegar y el problema de que muchos avances estarían solo a disposición de los ricos.
- El problema es si se puede mejorar al ser humano y si se puede hacer en todos los casos y cómo evitar una brecha también en ese campo. La ética son 2.500 años de gente muy inteligente pensando qué es lo mejor para el ser humano. Kant decía que la vida humana no tiene precio porque es insustituible. Por eso se diferencia entre medios y fines. Los primeros pueden ser usados. Los segundos, no. Somos seres humanos y no podemos ser usados para obtener nada. ¿Qué modificaciones genéticas serían aceptables? Si yo modifico a mi hijo a mi capricho, lo uso como medio y es reprobable. Pero si le doy más posibilidades para el futuro, sin obligarle por ello a elegir, estamos ante otra cosa.
- La ética parece asunto de héroes asegura. Como esos voluntarios jubilados que entraron en Fukushima, o los bomberos que apagaron Chernobil. Todos sabían lo que iba a sucederles. Pero parece que ahora no hay héroes.
- Hemos bajado el nivel. Hacemos daños a nuestros jóvenes al no proponerles modelos de conducta y dejar que lo hagan los algoritmos. Antes el cine te mostraba héroes y buenas maneras. Ya no lo hace. El héroe moral es el que va más allá de lo debido, quien hace algo de tal belleza y justicia que tenemos que aplaudir. Y luego estamos la mayoría, que somos más planos en eso.
- Y convertimos en héroes a deportistas maravillosamente pagados o a farsantes.
- En cambio, todos tenemos deudas con los demás porque mucha gente nos cuida desde que nacemos hasta que morimos. Somos lo que somos por nuestro esfuerzo y por el de muchos más. Todas las culturas educan con sus héroes. Con los de verdad. El problema es que ahora no los hay. Muchos jóvenes lo que desean, su objetivo en la vida, es ser ricos sin dar un palo al agua.
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