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XAVIER BOURGOIS
La lucha contra los niños soldado

La lucha contra los niños soldado

Día Internacional contra el uso de Niños y Niñas Soldado ·

Lorena Cobas, técnica de emergencias de UNICEF, relata la situación que viven estos menores en los conflictos armados y explica la labor de las oenegés por liberarles y brindarles un futuro

Beatriz Campuzano

Viernes, 12 de febrero 2021

Sus juguetes son las armas, pero no las de fogueo ni las de plástico. Disparan de verdad. Atinan cuando quieren y lo hacen con suma precisión porque les han entrenado para ello. No son profesionales, son niños y niñas soldado. Son menores a los que organizaciones criminales y mafias les han reclutado, les han arrebatado la infancia y les han obligado a convertirse en esclavos o, en el peor de los escenarios, en asesinos a cambio de comida y una 'protección' imaginaria. A veces, se encuentran en primera línea de combate. A veces, son niños ejerciendo como espias, porteadores y obligados a ejercer de mensajeros. A veces, les explotan sexualmente o les fuerzan a convertirse en suicidas si no quieren mantener relaciones con los altos mandos, sobre todo a las niñas. Porque niñas y niños no son iguales, no tienen los mismos roles y las consecuencias también son diferentes. Estos niños soldado son el ejemplo extremo de la explotación infantil. En su día a día, no cabe la protesta. No pueden rechistar porque su vida y, en algunos casos, la de su familia está en juego.

Esta realidad, aunque parezca ajena a la vida en Occidente, ocurre a diario en países en conflicto. Basta con cruzar el estrecho para toparse de bruces con esta situación. «No se circunscribe solo a África, pero por la pobreza y los conflictos armados el porcentaje de niños y niñas soldado es mayor», sostiene Lorena Cobas, técnica de emergencias de UNICEF. De hecho, según lo últimos datos de 2019 del secretario general de Naciones Unidas para la gestión de Niños y Conflictos armados, hay indentificados 68 grupos en 19 países. «La mayoría de los países están en África y alguno en Asia. Por ejemplo, en Siria -que sigue sumida en una guerra desde hace diez años- se está dando la utilización de niños y niñas soldado por la pobreza. Las familias no tienen recursos y la única manera de sobrevivir es recurrir a lo que nade quiere: casar a sus hijas de manera temprana, que los niños trabajen o se metan en grupos armados. En Latinoamérica también se dan casos, pero tienen una forma diferente. Tradicionalmente, hay países como Colombia, donde los menores han sido utilizados por parte de las guerrillas», explica Cobas.

El día a día de estos menores dista mucho del aprendizaje en la escuela, de la diversión en los parques y del calor de una familia. Muchos niños y niñas soldado fueron secuestrados forzosamente a los cinco años y hasta su liberación han vivido experiencias difíciles de superar. pero muchos, con ayuda, lo consiguen. «Yo era un niño con un arma en la mano y ahora soy un niño con una esperanza en la vida». Esa fue la respuesta que un niño de República Centroafricana le dio a Cobas y que resume bien el papel de las diferentes oenegés sobre el terreno en cuanto a la liberación y reinserción de los menores en sus comunidades. Es un proceso lento y complicado pero necesario para salvar la infancia y la vida de los 300.000 niños y niñas en todo el mundo, que según estima UNICEF están involucrados en conflictos armados.

La captación

Si preguntas cómo los captan, te dicen que de forma voluntaria. «Es un voluntariado entre comillas», apostilla la técnica. «La mayoría son niños que huyen de la pobreza, que no tienen otra manera de sobrevivir o que han sido víctimas de un ataque del grupo enemigo en su comunidad y que ven como única opción el unirse a un grupo para 'devolver' esta afrenta, pero lo más común es que sean secuestrados. Muchos niños y niñas soldado no tienen familia, otros sí la tienen pero no pueden mantener a todos los miembros y entonces la única manera de tener un plato de comida y sobrevivir a la violencia es unirse a un grupo que les ofrece 'protección' frente ataques. Pero esa protección no es real, pero los menores se lo creen».

También secuestran a los niños, «a algunos a los cinco años». Los buscan en la escuela o en la aldea y se los llevan con violencia. «Muchas veces el primer acto de guerra que les hacen cometer es matar a sus propios padres para romper vínculos familiares y que el grupo se convierta en su vida», relata Cobas.

Los grupos

Cuántos grupos hay en el mundo que se dediquen a esta explotación infantil no se sabe a ciencia cierta. Seguramente sean muchos más de los que las cifras de la ONU dictan, ya que estos solo recogen los que han sido verificados, en los que se ha comprobado que había niños y niñas soldado. «Nadie dice abiertamente que tiene niños y niñas soldados porque es una vulneración de los Derechos Humanos. Pero se sabe que hay al menos 68 grupos verificados en el mundo. Tanto grupos armados de los llamados irregulares como grupos que no son pertenecientes al estado como grupos estatales. Lo que es verdad es que con muchos grupos y fuerzas armadas se han firmado acuerdos de paz y tenemos planes de acción para acabar con esta práctica. Ha habido casos en los que grupos han conseguido salir de esta lista, como en Chad que después de un largo trabajo entre organizaciones y fuerzas estatales se verificó que no quedaban niños en sus filas».

En cualquier grupo o milicia son víctimas de cualquier tipo de violencia y malos tratos. De hecho, «una práctica muy común es drogarles para que no tengan miedo en el combate. Esto tiene efectos a largo plazo porque a medida que los drogan, los niños acaban generando una dependencia». En Nigeria, por ejemplo, se utiliza a niños y niñas para hacer ataques suicidas. «Cuando obligan a las niñas a casarse y a tener relaciones y estas se niegan, les amenazan con ponerles bombas y convertirlas en suicidas», detallan desde UNICEF.

Diferencias entre niños y niñas

Aunque puedan compartir tareas, normalmente ellos tienen un rol diferente al de las niñas. Los niños suelen ser espías, mensajeros, porteadores, están en primera línea de combate y ellas, sin embargo, aunque también puede desempeñar el mismo papel también son utilizadas como esclavas sexuales. Muchas de ellas se convierten en madres prematuras fruto de las violaciones. Por eso, el proceso de liberación y reintegración también tiene que ser diferente en los niños y las niñas.

La liberación

Salir de un grupo armado nunca es fácil y menos cuando es contra de la voluntad de los supremos. Se calcula que desde 2014, UNICEF gracias al apoyo y las aportaciones económicas de diferentes empresas e instituciones como la Diputación de Gipuzkoa, se ha conseguido liberar a 15.835 niños, de los que 4.383 eran niñas.

Hay niños que se escapan pero lo más común es que organizaciones como UNICEF vayan sensibilizando y trabajando con los grupos para que liberen a los niños. Hay muchas ocasiones en las que los niños cuando están en programas de reinserción reciben presiones por parte de los grupos que les reclaman fidelidad. Cobas cuenta que en República Centroafricana se firmó en 2019 un acuerdo de paz con todos los grupos armados y uno de los puntos era el acuerdo por acabar con la utilización de niños en sus filas. «Todavía no se ha cumplido, pero estamos trabajando en ello. Ahora, tras las últimas elecciones de diciembre de 2020 se ha recrudecido el conflicto en la región y se han dado escisiones dentro de los grupos firmantes y eso dificulta nuestra labor», reconoce.

Una vez liberados, ¿dónde van los niños? «Se les lleva a un centro de tránsito donde se les hace un estudio tanto físico como psicológico para ver qué necesitan en términos de salud. A partir de ahí, hay que buscar a sus familias y si es posible que puedan reunificarse. Si no es posible, tienen que ir a una familia de acogida porque de lo que se trata es que estén en un entorno de lo más familiar posible. También es importante la educación, que vuelvan a la escuela porque es el mejor mecanismo de recuperación: les da aprendizaje, convivencia con otros niños y un espacio en el que olvidar lo que han vivido y lo que eran. Para los menores que son más mayores hay también cursos de formación profesional para que puedan hacer una alfabetización básica y aprender una profesión. De lo que se trata es de darles una oportunidad para que cuando acabe el programa de reintegración no digan 'y ahora qué hago'».

Y los niños que no son liberados, qué pasa con ellos: «Muchos cuando llegan a la edad adulta pueden estar muy adoctrinados, otros menos. Mientras los conflictos sigan replicándose y el odio que estos niños van cogiendo durante el tiempo que están en los grupos armados no se revierta de alguna manera, estamos condenados a repetir la historia».

Reinserción en la comunidad

La vuelta a la comunidad de estos niños es complicada. «Es muy común que sientan rechazo por parte de sus comunidades, sobre todo las niñas. Hay aldeas que piensan que al haber tenido relaciones sexuales con el bando enemigo y al tener hijos fruto de las violaciones pueden traer un gen de la maldad. También hay comunidades que piensan que quien ha matado a alguien trae una maldición. Cuesta recuperar esa convivencia y hacer ver a la comunidad que los niños son víctimas. Los niños tienen que volver a ser niños en la medida en la que se pueda después de lo que han vivido y recuperarse tanto de las heridas físicas como emocionales.

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