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«Todos los días se levantaba y sobre las ocho y media de la mañana venía a buscar a sus nietos a casa para llevarles ... al colegio. Daba igual qué tiempo hiciera, que lloviese o nevase. Incluso que estuviera enfermo. Mi aita siempre cumplía», relata Itziar Orive, vecina de Trapagaran (Bizkaia) a la que el 19 de octubre de 2022 le cambió la vida para siempre. Aquel miércoles, Jesus Orive no apareció. Tenía 82 años y vivía solo, pero su estado de salud era impecable. Tanto que era capaz de andar 25 kilómetros diarios, la gran mayoría de ellos por el monte, uno de sus lugares favoritos y donde precisamente se le perdió la pista hace ya un año. La última señal del GPS de su móvil le situó sobre las nueve de la noche en una zona de La Arboleda, un barrio del Valle. Desde entonces, no hay rastro de él.
4.357 denuncias
Este es el número de denuncias de desapariciones en 2023. Continúan activas 77, lo que supone una tasa de resolución del 94,8%
605 menores
de edad ausentados sin permiso de recursos de acogimiento residencial
Este vizcaíno es una de las 160 personas desaparecidas en Euskadi, de las cuales 77 son adultas, otras tantas menores ausentados de recursos de acogimiento residencial tutelados por los servicios de protección a la infancia de las diputaciones forales, y las seis restantes menores de edad. «Se trata de una cifra muy alta y de un problema de primer orden para nosotros por el sufrimiento que esto genera en las familias», asegura Joseba García, responsable del área de delitos contra las personas de la central de investigación de la Er-tzaintza. En Gipuzkoa la cifra alcanza los 36 desaparecidos, 16 adultos y 20 menores ausentados de diferentes centros.
24 horas. La Ertzaintza insiste en que es un mito que para denunciar una desaparición tengan que pasar 24 horas. De hecho, recomienda que se haga lo antes posible para facilitar la investigación.
Protocolo. Una vez recibida la comunicación de que ha desaparecido una persona, se abre una ficha del desaparecido en el que se recogen todos su datos personales así como el lugar donde fue visto, vestimenta, enfermedades y medicación, etc.
Denuncia. Cualquier persona puede notificar la desaparición de alguien, no solo sus familiares. Si no se llega a formular denuncia, la propia Ertzaintza puede formularla si el caso lo requiriese.
De las 160 personas en paradero desconocido, a 6 se les atribuye un alto riesgo con indicios de criminalidad, mientras que a 29 un nivel de riesgo alto. Esto suele ocurrir en casos de menores de edad y adultos entre los que existen indicios de un posible secuestro o similar. También con gente violenta, que presenta alguna desventaja física o mental, sigue un tratamiento médico o es víctima de violencia de género. Las 125 restantes, por su parte, tienen asignado un nivel de riesgo limitado, es decir, no hay riesgo para la vida e integridad física de la persona desaparecida ni para el resto. El caso más antiguo data de 1976.
«Cuando están involucradas personas mayores», especialmente las que padecen un deterioro cognitivo, explica García, suelen requerir de una «búsqueda activa» que implica la participación de diferentes unidades de la Ertzaintza además de personal de Protección Civil y voluntarios. Así ocurrió con Jesus durante 15 días, si bien su familia continuó con la búsqueda otras dos semanas más. «Todo el pueblo se volcó con nosotras y les estaremos eternamente agradecidas», cuenta emocionada Itziar en nombre también de su hermana Araceli. Pese a todo, reconocen que este año ha sido «un horror» para ellas. «Todavía hay gente que sube al monte o accede a simas del entorno y se fija por si encuentra alguna pista y eso es increíble, pero hay que ser realistas. Nuestro aita lleva un año desaparecido y tememos que esté muerto. Creemos que le dio algo y que falleció en el monte, pero es terrible no saber dónde», añaden. Para la familia Orive, además del dolor que les produce la ausencia de su padre, lo peor está siendo tramitar todos los asuntos en los que Jesus aparece como titular.
36 desaparecidos en Gipuzkoa
Actualmente 36 personas siguen desaparecidas en Gipuzkoa. Se trata de 16 adultos y de 20 menores ausentados sin permiso de recursos de acogimiento residencial
6 Riesgo alto
Seis de las personas desaparecidas en Euskadi se situan en nivel de riesgo alto con indicios de criminalidad.
Hasta pasado un año no se puede certificar la declaración de ausencia y su fallecimiento no es posible registrarlo hasta cinco después. «Es muy frustrante». No pueden modificar nada que esté a su nombre debido a la protección de datos, tampoco cancelar contratos de su casa –en la que ya no vive nadie– ni acceder a las cuentas para poder gestionarlas. «Tenemos que estar contando continuamente la historia de nuestro aita a gente que no conoces y siempre acabamos llorando. Hay veces que nos conceden las peticiones por pena», declaran ambas.
En lo que llevamos de año, la Ertzaintza ha registrado 4.357 denuncias por desaparición, una cifra que mantiene la tendencia en los últimos años. Según el agente Joseba García, «al año se notifican 4.500 denuncias» y actualmente continúan activas 77», lo que se traduce en una tasa de resolución del 94,8%, un porcentaje que también se mantiene con el paso del tiempo. Si atendemos solo a datos de Gipuzkoa, se han registrado 876 desapariciones, lo que supone un 20% de todas las de la CAV. 175 pertenecen a personas adultas, 605 a menores de edad ausentados sin permiso de recursos de acogimiento residencial y 86 a menores de edad. En este sentido son 20 los casos que siguen abiertos (2 adultos y 18 menores tutelados), por lo que la tasa de resolución aumenta hasta un 98%. «Queremos aclarar a todo el mundo el mito de que una persona desaparecida no es tal hasta pasadas las 24 horas desde el último contacto», subraya García. De hecho, «dejar pasar tanto tiempo a veces no hace más que dificultar más los trabajos de búsqueda», añade.
A falta de apenas mes y medio para poner fin a este 2023, la Ertzaintza ha registrado ya 3.007 desapariciones que pertenecen a menores de edad ausentados de recursos de acogimiento residencial. El dato corresponde a 635 personas repartidas por centros administrados por las tres Diputaciones forales, lo cual significa que la gran mayoría de ellas son reincidentes, concretamente 2.463. «Es un caso aparte que desde 2017 cuenta con un protocolo común de actuación para ausencias no autorizadas», revela Joseba García, responsable del área de delitos contra las personas de la central de investigación de la Ertzaintza.
Esta medida se establece con el objetivo de coordinar y homogeneizar la actuación de todas las administaciones públicas implicadas en el procedimiento de intervención «en los casos en los que se produzca una ausencia no autorizada de un niño, niña o adolescente», matiza García.
Desde la Ertzaintza insisten en que cualquier persona puede notificar la desaparición de alguien, no solo familiares de este, que permitirá dar inicio a la búsqueda. Además, recalcan que si se notifica la desaparición de una persona pero no se llega a formular denuncia, «la propia Policía vasca puede formularla si el caso así lo requiriese».
Itziar Orive, cuyo padre desapareció el 19 de octubre del año pasado en Trapagaran a los 82 años, cree que «no se busca igual» a un hombre mayor que a un joven que ha desaparecido. «Me pongo en la piel de esa familia con un menor desaparecido y debe ser tremendo».
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