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Silvia Cantera y David S. Olabarri
Viernes, 4 de abril 2025, 09:13
La Ertzaintza ya ha desalojado el gaztetxe de Rekalde tras romper la puerta principal con una maza sin que produjeran incidentes violentos reseñables. Todo lo ... contrario de lo que sucedió en la noche del jueves en el que al menos un centenar de encapuchados se enfrentó a la Policía vasca cruzando y quemando contenedores. Quince ertzainas resultaron heridos, ninguno de gravedad, y se detuvo a cinco personas que han quedado en libertad a lo largo de esta pasada madrugada, según ha informado el Departamento de Seguridad.
Sobre las 10.00 horas de este viernes, los agentes derribaron con martillos neumáticos los muros levantados por los jóvenes encerrados en el local hasta llegar a su posición. Los ertzainas sacaban a dos chicas y a un chico y los introducían en un coche patrulla, provocando que la tensión y los nervios aumentasen por momentos entre el medio millar de personas que se concentraban fuera del cordón policial en contra del cierre del local. Posteriormente, los tres eran puestos en libertad tras quedar como investigados por obstrucción a la justicia.
Mientras tanto, centenares jóvenes seguían lanzando gritos contra su clausura, así como cánticos e insultos contra las fuerzas policiales. Un gran número de encapuchados se encaraban a los agentes desplegados el lugar aunque, de momento, no se está produciendo ningún tipo de incidente violento al contrario de lo que sucedió anoche.
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Antes de ser interceptados por la Ertzaintza, los ocupantes, que habían tapiado las ventanas traseras del edificio, salían de vez en cuando a la terraza del gaztetxe, siendo vitoreados por sus simpatizantes en el exterior, mientras lanzaban bengalas, petardos y fuegos artificiales. La comitiva judicial para dar fe del desalojo llegó a la zona sobre las 9.30 horas mientras los obreros seguían derribando muros y lograron acceder a un lateral del edificio.
Quince furgonetas de la Brigada Móvil de la Ertzaintza y otras cinco de la comisaría de Bilbao están colocadas estratégicamente tanto en la entrada del gaztetxe como en las calles próximas. Asimismo, los agentes se están ayudando de drones para realizar las tareas de vigilancia, así como con un helicóptero que sobrevuela el barrio bilbaíno. Coches de la Policía Local de Bilbao, por su parte, se han encargado de extender un perímetro de seguridad en la zona. El despliegue llega hasta la estación y el batzoki de Amezola donde también hay furgonetas y patrullas.
Tras acceder la Ertzaintza al edificio, el portavoz del gaztetxe, Iker Villanueva, se ha dirigido a los medios de comunicación para anunciar la convocatoria de una manifestación contra el cierre del local que saldrá de la boca del tren de Amezola a partir de las 19.00 horas de esta tarde. La marcha servirá también para «denunciar la brutalidad policial que ha sufrido toda la gente que se ha reunido aquí y los detenidos de anoche», reclama. Asimismo, ha señalado como culpables de esta situación «al Ayuntamiento de Bilbao, al concejal de Urbanismo y a todos los planes que hay para esta zona que buscan beneficiar a empresas privadas», sostiene.
En 2011, ya tuvo lugar una batalla campal en Rekalde por el desalojo de un gaztetxe que se anunció hace un mes. Sucedió cuando la Ertzaintza clausuró el espacio que funcionaba bajo el nombre de Kukutza y se repitió anoche por el cierre del gaztetxe Etxarri, su sucesor.
El despliegue policial se produjo pasadas las cinco y media de la tarde de ayer para establecer un cordón de seguridad porque el desalojo del inmueble estaba previsto para primera hora de hoy viernes. En un intento de anticiparse a los radicales, los responsables del operativo decidieron mandar varias furgonetas con medio centenar de agentes para rodear el edificio y evitar que por la noche entrara gente que obstaculizara la intervención de este viernes.
La tensión fue en aumento según avanzaban las horas. Frente al dispositivo de la Ertzaintza se concentraron alrededor de 200 personas, la mayoría jóvenes y vecinos del barrio, que gritaban consignas en defensa del local y en contra de la Policía autonómica. En un momento determinado, trataron sin éxito de romper el cordón policial al grito de «Etxarritik ez dira pasako» (por encima de Etxarri no pasarán) y otro tipo de proclamas como «borroka da bide bakarra» (la lucha es el único camino).
Poco después, un portavoz del grupo, Iker Villanueva, aseguró a los medios presentes que el colectivo seguirá «defendiendo el gaztetxe». «Ha habido una respuesta a la altura de la situación por parte del barrio y los colectivos de Bilbao y alrededores. Seguiremos dando una respuesta contundente. Estaremos preparados y a la altura de las circunstancias», afirmó.
Todo transcurría sin incidentes hasta que cayó la noche. Con la llegada de la oscuridad arrancó una numerosa manifestación de protesta, con varios centenares de participantes, contra el desalojo del gaztetxe Etxarri. La protesta se tornó altercados pasadas las nueve de la noche. Grupos de jóvenes encapuchados empezaron a lanzar botellas de vidrio y pirotecnia contra los agentes, encendieron bengalas y volcaron y prendieron fuego a los contenedores de las calles cercanas al inmueble. Según fuentes policiales presentes en Rekalde, los radicales también recogieron algunas de las botellas de cristal de los contenedores para preparar cócteles molotov. En la refriega, al menos un coche aparcado sufrió la rotura de la luna delantera.
Los incidentes motivaron que la Ertzaintza desplegase en la zona un operativo de mayores dimensiones, con un centenar de agentes que conformaban tres brigadas móviles al completo. Los agentes realizaron varias cargas policiales para contener a los encapuchados. Los altercados se mantuvieron durante hora y media. Pasadas las 22.30 horas el barrio comenzó a recuperar la calma.
De otro lado, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, ha afirmado que «los incidentes violentos» ocurridos en Rekalde son «ajenos a la convivencia», y que el cumplimiento de las resoluciones judiciales «debe de ser la guía de conducta de todos nosotros». En declaraciones a los periodistas tras una visita al cuartel de Sansomendi (Vitoria), ha destacado que «estamos en una democracia» y que, por lo tanto, existe «el imperio de la ley» y la necesidad de asumir las resoluciones judiciales «que se sustentan en la aplicación estricta» de la ley.
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