Una mujer empuja un carrito por una calle llena de lodo de Alfafar. Abajo, Encarna Jiménez, vecina de Alfafar. BEÑAT ARNAIZ Y MAITE JIMÉNEZ
Encarna Jiménez | Vecina de Alfafar

«Queremos quitar el lodo. Estamos enfermando»

«No ha venido ayuda: ni militares ni Guardia Civil ni bomberos. Nada. Sí que vienen voluntarios, gracias a Dios»

Beñat Arnaiz y Maite Jiménez

San Sebastián

Miércoles, 6 de noviembre 2024, 01:00

Encontramos a Encarna Jiménez en Alfafar, uno de tantos municipios afectados por la riada que ha dejado su barrio totalmente devastado. Han pasado ya siete días desde entonces y allí siguen esperando la ayuda prometida: «Estamos igual que el primer día. Exactamente igual», denuncia. «No ... ha venido ayuda: ni militares ni Guardia Civil ni bomberos. Nada. Sí que vienen voluntarios, gracias a Dios. Y entre nosotros nos ayudamos y nos damos de comer. Lo que no tiene uno lo tiene el otro, pero es una vergüenza. Parece que Alfafar no está en el mapa».

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Su petición es sencilla: «Simplemente queremos que vengan unos bomberos para quitar el lodo porque estamos enfermando. Tenemos dolor de garganta, los perros tienen diarrea... Veo bomberos en todos los sitios menos aquí. Aquí no ha venido nadie en siete días. Y no es una frase hecha. ¡Es que no han venido! Vinieron un día, estuvieron media hora y se fueron».

Encarna entiende que «hay prioridades: los coches, los fallecidos. Lo entiendo. Pero han pasado siete días... No sé. Creo que hay militares y bomberos en toda España. No lo comprendo y pedimos poco. No pedimos ni comida. Simplemente no queremos ponernos enfermos porque tenemos mucho trabajo por delante».

Encarna recuerda el fatídico martes de hace una semana: «Fue horroroso», recuerda aún afectada. «Salí de casa y vi que salía un poco de agua, pero a los 10 minutos llegó una ola, como un tsunami. Fue impresionante. Vino y se llevó todos los coches de repente. Mi hija se tuvo que subir a un muro, yo no podía abrir la puerta y mi hija se quedaba fuera. Gracias a Dios el agua tiró la puerta y mi hija pudo entrar, si no hoy no tendría hija. Es algo para vivirlo. Por mucho que se cuente, si no se vive no es lo mismo. Es como cuando los periódicos dicen que la situación está muy mal. Tienes que venir aquí para darte cuenta de lo que hay: la tristeza, la pena».

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