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Ainhoa de las Heras
Miércoles, 15 de enero 2025, 08:16
La mujer que denunció haber sufrido abusos sexuales por parte de su entrenador de baloncesto en el club femenino de Gernika cuando era menor de edad, declaró ayer que le tenía «terror», durante la primera sesión del juicio que se sigue por el caso en ... la Sección Sexta de la Audiencia vizcaína. La víctima, que en la actualidad tiene 39 años, ratificó así su versión, según la cual, la agresión sexual continuada se produjo desde que tenía 13 años hasta los 16, en la mayoría de las ocasiones en la vivienda del acusado, que entonces rondaba los 31 años. Ella denunció los hechos el pasado mes de junio, 23 años después de que supuestamente ocurrieran, animada por una psicóloga a la que acudía en Bilbao y que también prestó declaración ayer.
La vista oral, que se prolongó desde las 9.30 horas y durante más de cinco horas a lo largo de toda la mañana en el Palacio de Justicia de Bilbao, se celebró a puerta cerrada, sin presencia de los medios de comunicación, a petición de la víctima para «evitar la confrontación visual» con el acusado y «proteger su intimidad», según el auto dictado por la sala, que preside el magistrado José Ignacio Arévalo. Por este motivo, la mujer testificó ayer ante el tribunal resguardada por un biombo y acompañada por una asistente, según los escasos detalles que han trascendido de la sesión.
El acusado, Mario López, por su parte, que también fue seleccionador español de baloncesto, negó que hubiera mantenido contactos sexuales con la menor, aunque admitió que existió entre ellos un flirteo que él mismo interrumpió antes de que fuera a más. Según López, la relación no dejó de ser algo «platónico». La defensa presenta como pruebas exculpatorias unas fotografías y un informe dermatológico que evidencian una peculiaridad física, marcas de vitíligo, en las zonas íntimas del acusado, que la víctima no reconoció. Además, también adjunta varias cartas remitidas por la joven con muestras de cariño hacia él.
La Fiscalía solicita para el exentrenador 14 años de prisión por el delito de abusos sexuales continuados, mientras que la acusación particular eleva la petición a 18 años y 9 meses de cárcel y el destierro de Gernika por 10 años, además de 150.000 euros de indemnización por daños morales. Según estas dos acusaciones, la víctima sentía «temor» hacia el acusado por episodios como «tocar el claxon cuando pasaba en coche por su casa, conducir de manera agresiva y temeraria cuando la trasladaba, ser agresivo y desproporcionadamente exigente con ella en los entrenamientos o imponerle hablar a diario por teléfono».
Según la víctima, la primera agresión se produjo en julio de 1998, cuando Mario López invitó a la menor a ver un partido de baloncesto en su casa. Después, los episodios similares fueron en aumento y «el control sobre ella era constante». La mujer sigue un tratamiento psiquiátrico en la actualidad y presenta «graves secuelas como consecuencia de los hechos denunciados», indica la acusación particular en su escrito.
La defensa, por su parte, admite en su escrito de calificaciones provisionales que «la forma de entrenar y de dirigir en los partidos es alzando la voz», por lo que considera que «los gritos en la cancha son habituales en los equipos técnicos», aunque «esa intensidad no se puede confundir con violencia o coacción», advierte. Esta parte pide que se reconozca la prescripción del delito y advierte del «efecto distorsionador» debido a la «gran distancia temporal (más de dos décadas)» transcurrida entre los supuestos hechos y la denuncia.
En la sesión de hoy -el juicio dura tres días- está previsto que declaren testigos, entre ellos otros entrenadores de baloncesto y jugadoras con las que coincidieron víctima y acusado en aquellos años. También se presentarán las periciales y el jueves será el turno de los informes finales de las partes.
En los momentos previos al inicio del juicio, se convocó en las puertas de la Audiencia vizcaína una concentración de protesta y apoyo a la víctima por parte del grupo Gernikako Sare Feminista. El extécnico del club femenino de baloncesto ha denunciado un «linchamiento» en el municipio desde que se interpuso la denuncia contra él, que supuso un terremoto para Gernika. Fue expulsado del equipo y el club tuvo que indemnizarle al carecer de antecedentes y no haber una sentencia contra él.
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