El consejero de Transportes del Gobierno Vasco, Iñaki Arriola (PSE), ha explicado este lunes que el enorme coste de la obra del TAV en Gipuzkoa (2.000 millones de euros para los 60,73 kilómetros que enlazan Bergara y Astigarraga) se explica por la especial orografía del territorio, formado por una sucesión de valles, montañas y ríos y apenas zonas llanas. Los 1.994 millones invertidos suponen 32 millones de euros por kilómetro, y 2.700 por cada guipuzcoano.
Arriola ha detallado que de esos 60 kilómetros, el 80% discurren en túnel, el 13% sobre viaductos, y apenas el 7% sobre tierra firme. En concreto, ha sido necesario construir 34 túneles y 31 puentes. El más largo de los primeros es el doble tubo que discurre entre Antzuola y Ezkio, de casi 6 kilómetros, mientras que el túnel de doble vía más largo es el de Aduna, con 4,7 kilómetros. El mayor viaducto es el que se sitúa entre Hernani y Astigarraga, con 1,4 kilómetros.
Este es precisamente el que caracteriza el último tramo construido del ramal guipuzcoano de la alta velocidad. Se trata del único puente atirantado de la red de alta velocidad en España. Dado que sobrevuela por dos veces el río Urumea y pasa por debajo de la carretera A-15, para su construcción se han utilizado tres métodos constructivos diferentes. Un reto de ingeniería que hace que los reponsables de su ejecución reiteren que en realidad «son tres puentes en uno».
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