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Y después qué

Cientos de personas siguen falleciendo en el Mediterráneo y los que consiguen llegar a Europa se hacinan en campos de refugiados

Beatriz Campuzano

San Sebastián

Lunes, 10 de febrero 2020

Ya había visto esa mirada. Y es que nunca se olvida. A veces, va y vuelve. Y cuando vuelve, cómo vuelve. Ayer fue la de ese niño de pantalón negro y jersey. Ese niño que no sabe lo que pasa y que solo oye gritos ... y siente miedo. Esos ojos, que sin quererlo lo dicen todo sin querer decir nada. Ese niño que de pronto nota cómo unas manos ajenas se apresuran y le cogen. Le salvan pero él no entiende. Ese niño es solo uno de los cientos de menores que se suben, en el mejor de los casos junto a un familiar, en una embarcación en mitad de la noche y esperan poder llegar a alguna costa lejana de Libia. Algunos lo consiguen, pero otros no. Y se quedan ahí, en ese mar convertido en un cementerio.

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