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Miércoles, 9 de agosto 2023, 08:36
Gipuzkoa cuenta con infinidad de rutas y travesías a lo largo y ancho de su territorio, en las que tampoco faltan monumentos históricos y de enorme belleza. Por supuesto, al tener muchos kilómetros de costa, la provincia cuenta con siete faros empezando desde Hondarribia y llegando hasta Zumaia. Todos ellos acogen grandes historias y casi todos pueden ser visitados por el público.
Faro del cabo de Higuer, Hondarribia
Con su estilo tan singular y afrancesado, el faro de Hondarribia está ubicado frente al islote de Amuitz en el cabo de Higuer, señalando la entrada a la desembocadura del río Bidasoa a todas esas embarcaciones que en el pasado llegaban a atracar al muelle de la localidad. En la actualidad se puede llegar hasta él en coche y en las inmediaciones se encuentra un camping, además de algunos bares y restaurantes. Así, en el cabo de Higuer comienza -o termina, dependiendo de cómo queramos verlo- la ruta GR11, que es una travesía pirenaica que cruza toda la cordillera uniendo el mar Cantábrico y el Mediterráneo. Del mismo modo, también es punto de partida para varios recorridos que se adentran en el monte Jaizkibel.
Faro de la Plata y faro de Sonekozuloa, Pasaia
El faro de la Plata se alza sobre el cabo que destaca en el monte Ulia y que lleva su mismo nombre, muy cerca del faro de Sonekozuloa. Su diseño recuerda al de un castillo medieval y ambas atalayas referencian la entrada al puerto de Pasajes. Lo cierto es que el edificio está acordonado por unas vallas, por lo que el público no tiene permitido el acceso a uno de los monumentos más bonitos de la zona. Eso sí, es muy accesible desde Pasajes San Pedro, aunque el paseo es más bonito si se recorre todo Ulia desde Donostia, que son aproximadamente 10 kilómetros. Sobre su denominación, se cree que el nombre La Plata viene de cuando el embarcadero pasaitarra se convirtió en uno de los más importantes en el transporte de diferentes minerales.
El faro de Sonekozuloa, por su parte, se alza en la bocana del puerto pasaitarra, señalizando la entrada al mismo. Fue el primero que se abrió al público con objetivos turísticos en Gipuzkoa y apenas le separa 1 kilómetro del faro de la Plata.
Faro de la isla de Santa Clara, Donostia
El faro de la isla de Santa Clara se sitúa en lo alto de la colina del islote que protege la bahía donostiarra del oleaje. Durante muchos años permaneció vacío y abandonado, hasta que el consistorio de la capital guipuzcoana decidió restaurarlo y convertirlo en otra atracción turística más para la ciudad. Marca la entrada al pequeño muelle de San Sebastián y en verano o Semana Santa hay un servicio de un barco que permite llegar hasta la isla.
Faro del monte Igeldo, Donostia
El actual faro de Igeldo fue construido a mediados del siglo XIX después de que el anterior, que se conocía como 'La Farola' y se alzaba sobre el lugar que en la actualidad hay un mirador, fuera destruido durante las Guerras Carlistas. Se puede acceder en coche desde una carretera que empieza junto a la playa de Ondarrera o desde el parque de atracciones del monte Igeldo.
Faro de Getaria
El faro de Getaria se alza en la colina más significativa de la localidad guipuzcoana: el Ratón de Getaria. El faro se construyó con el objetivo de diferenciar esta colina con respecto a los montes que se elevan por detrás y se edificó junto a las ruinas de una antigua ermita. La subida a lo alto del monte de San Antón -ese es el nombre real del Ratón de Getaria- se realiza a través de un corto y fácil sendero que comienza en el puerto del pueblo.
Faro de Zumaia
Situado en el monte Atalaya de Zumaia, que se alza en la orilla oeste de la desembocadura del río Urola, el faro marca la entrada al puerto de la localidad. No cuenta con ningún acceso que permita presenciarlo de cerca.
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