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Casas verdes y autosuficientes

Casas verdes y autosuficientes

La sostenibilidad y la sensibilidad que existe por ella en todos los ámbitos determina también la forma de construir y rehabilitar las viviendas, en las que el medioambiente se vive de una manera más consciente

Lunes, 14 de abril 2025, 08:20

Las viviendas, tanto nuevas como rehabilitadas, deben tener en cuenta el medioambiente que les rodea. Esa sensibilidad por la sostenibilidad se refleja en los ámbitos de la construcción y las reformas, dos ejemplos de cómo las prácticas han ido cambiando en los últimos años con el objetivo de reducir la huella ecológica y procurar lograr un mundo más verde, en este caso a través de los propios hogares. Esta preocupación por la sostenibilidad se refleja en distintos apartados y uno de ellos es, lógicamente, el de los propios materiales, que juegan un papel fundamental. Se apuesta por los que tienen un menor impacto ambiental durante su producción y transporte, pero también por los que tienen un ciclo de vida mayor. Cada vez se utilizan más los materiales reciclados o a los que se les ha dado una segunda vida, como el ladrillo o la madera; los materiales naturales y aquellos que son bajos en carbono, como los aislantes naturales, que dejan una huella mucho menor que otros más convencionales, como puede ser el plástico. Por último, siempre y cuando sea posible, deberemos tener en cuenta que, si utilizamos materiales locales o de nuestro entorno más cercano, reduciremos la huella de carbono y también apoyaremos la economía de nuestro entorno.

OBJETIVOS

Todas estas medidas van encaminadas a que la vivienda sea sostenible, en primer lugar, y autosuficiente, en un plano más idealista

Además, cada vez se apuesta más por la rehabilitación en vez de por la demolición y nueva construcción. Son muchos los aspectos que pueden llevarnos a elegir la primera opción (cuestiones económicas, intereses arquitectónicos…), pero centrándonos exclusivamente en el punto de vista de la sostenibilidad, la rehabilitación nos ayuda a reducir el uso de recursos naturales y la generación de residuos. Así, muchas veces se opta por reparar la estructura, mejorando o reforzando elementos existentes para alargar la vida del edificio; reemplazar sistemas e instalaciones de calefacción o fontanería por otros más eficientes; o apostar por mejorar el aislamiento y optimizar los sistemas de ventilación para un mayor confort y una mejor eficiencia energética.

Evidentemente, todas las empresas involucradas en un proceso de construcción o rehabilitación de una vivienda deben cumplir con ciertas normativas y certificaciones, sobre todo en lo que a gestión de residuos se refiere. En este sentido, se trabaja siempre con el objetivo de minimizar la cantidad de residuos generados, reutilizando materiales, por un lado, y separando y reciclando aquellos que no puedan ser reutilizados directamente

Decisiones en el tiempo

A la hora de construir o reformar una vivienda deberemos tomar decisiones relacionadas con la sostenibilidad cuyo impacto se mantendrá a lo largo del tiempo. En la cuestión de la gestión del agua, por ejemplo, si elegimos instalar dispositivos de bajo consumo en inodoros y grifos o si optamos por recolectar las aguas pluviales para el riego o la limpieza, estaremos apostando por una gestión más sostenible a lo largo del tiempo. Estrechamente relacionada con ello está también la cuestión de la domótica, que nos ayudará a una gestión más eficiente de los recursos: controlará nuestros consumos energéticos y evitará desperdicios innecesarios, entre otras ventajas. En definitiva, todas estas medidas van encaminadas a que la vivienda sea sostenible, en primer lugar, y autosuficiente, en un plano más idealista. Y es que si integramos las fuentes de energías renovables como paneles solares o sistemas de geotermia estaremos dando un paso más allá en pos de la sostenibilidad.

El diseño pasivo, pionero de esta corriente

Esta preocupación por la sostenibilidad de viviendas y edificios está estrechamente ligada al diseño pasivo, un enfoque que se centra en maximizar la eficiencia energética de un edificio mediante el uso inteligente de los recursos naturales, pero sin depender de sistemas mecánicos o activos de energía, como pueden ser la calefacción, el aire acondicionado o los ventiladores. Es decir, se busca mantener unas condiciones de confort interiores utilizando lo menos posible la energía externa. Para ello, hay una serie de principios a los que atender, como es el caso de la orientación del edificio, uno de los factores más importantes; el aislamiento térmico, la ventilación natural, el control solar o las ventanas de alto rendimiento.

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