Miriam González en uno de los encuentros con jóvenes que organiza Spiring Girl
«Con las nuevas tecnologías, las niñas de hoy pueden llegar a donde quieran»
Miriam González Durántez, abogada especialista en comercio internacional y fundadora de Inspiring Girls ·
Vivir en Silicon Valley le ha cambiado a Miriam González la perspectivadel mundo. Y ese es el objetivo desu fundación: abrir horizontes alas mujeres del futuro
Abogada reconocida y apasionada de las nuevas tecnologías, Miriam González Durántez (Olmedo, Valladolid, 1968) vive desde hace casi dos años en Palo Alto (California). Allí se trasladó con sus tres hijos cuando su marido, el exviceprimer ministro británico Nick Clegg, inició una nueva etapa profesional en Facebook. Y allí trabaja ella en el prestigioso bufete Cohen& Gresser, con sedes en Nueva York, Washington, Seúl, París y Londres. Por eso, parte de su vida transcurre entre aeropuertos. Miriam González charla con este periódico desde su casa de Silicon Valley sobre los avances tecnológicos y sobre Inspiring Girls, la fundación que creó para abrir horizontes y enseñar a las niñas que pueden llegar adonde se propongan.
- ¿Vivir en el corazón del mundo tecnológico le ha cambiado su perspectiva personal y profesional?
- Vivir en Silicon Valley te cambia la perspectiva sobre el mundo. Para mí fue una sorpresa ver cómo desde esta parte de Estados Unidos se percibe muy poco a Europa y prácticamente nada a España. Creo que la Unión Europea debe hacer un gran esfuerzo para poder situarse en esa revolución tecnológica, porque, si no, puede parecer que solo China y Estados Unidos están en ella... Y desde el punto de vista personal supone un cambio. Sin duda. Este es un lugar donde se asumen riesgos, y quizá esta sea la asignatura pendiente de la Europa continental. Sobre todo desde el punto de vista del mundo financiero es interesante ver cómo se fomenta el que se asuman esos riesgos, y eso abre un montón de oportunidades. También me llama la atención la búsqueda continua del talento. Todo esto te da una perspectiva más dinámica.
- ¿Pueden las tecnologías contribuir a la igualdad, a luchar contra los estereotipos que siguen lastrando la autoestima de las niñas?
- Por supuesto. Siempre hay una manera de hacer buen uso de estos nuevos instrumentos. Yo estoy al frente de Inspiring Girls, una organización que se dedica precisamente a eso, a eliminar los estereotipos y a ayudar a las niñas a conectar a través de las nuevas tecnologías con mujeres que las inspiren. Ya estamos en 17 países, incluidos Estados Unidos y España. Y hemos visto cómo la tecnología es fundamental para unir a las niñas con esas mujeres.
- Si una niña española quiere contactar, por ejemplo, con las premios Nobel de Química de este mismo año, que se encuentran en Francia, a través de nuestra fundación y de las tecnologías puede saber todo lo que quiera acerca de estas mujeres. No obstante, no cabe duda de que también hay una parte negativa si se utilizan mal estas herramientas. Ahí está el debate sobre la influencia de las redes sociales, sobre todo en la autoestima de las niñas. En este sentido, destacados estudios realizados en Estados Unidos alertan de que pasar muchas horas, más de cinco, en las redes de forma pasiva disminuye la confianza en sí mismas de las niñas. Pero si siguen a mujeres interesantes, que tienen algo bueno que contarles, ocurre todo lo contrario. Hay que enseñar a chicas y chicos a utilizar bien estos medios...
«Los niños se sienten más cómodos y tienen más destreza que las niñas en el uso de las tecnologías»
- Otro aspecto negativo es el ciberacoso, el acoso a través de las redes a estas niñas.
- No solo a chicas, también a chicos. En temas de protección a la infancia y a los jóvenes, los reguladores tienen todavía mucho trabajo por hacer, la reglamentación de la tecnología va lenta... Se les pide a las empresas que se autorregulen, pero en realidad son los Estados los que deben afrontar esa responsabilidad. Aunque, por otra parte, también soy defensora de la educación por la sociedad en su conjunto; los colegios, las familias... Yo me eduqué en un pequeño pueblo de Castilla y León, y recuerdo que cuando empezaron los problemas, cuando llegaron las drogas, por ejemplo, no las conocíamos, no sabíamos nada. Y nuestros padres y los colegios tuvieron que enseñarnos a ver esos riesgos y a poder lidiar con ellos.
- Usted, madre de tres chicos, creó Inspiring Girls para dar referentes femeninos a las niñas. ¿Necesitan diferentes modelos ellas y ellos?
- Por desgracia, a las niñas de 12, 13 o 14 años todavía les ocurre algo que no les pasa a los niños de su misma edad. Y la razón somos nosotros, los mayores. Es decir, aceptamos un sexismo de ruido de fondo que influye en chicos y chicas y que hace, como viene advirtiendo la OCDE desde hace tiempo, que a partir de los siete años empiecen a ver los trabajos como de hombres y de mujeres. Entonces llegan a la adolescencia y se ve claramente cómo se da una falta de confianza en muchas niñas que empiezan a dejar algunas asignaturas o algunos deportes porque piensan que no son para ellas. Asimismo, otro aspecto del que está alertando la OCDE es el del miedo al fracaso, que se da mucho más en niñas que en niños. Tenemos que solucionar ese problema. Porque esta debería ser la parte de la discusión de género más fácil de resolver...
- ¿A cuántas alumnas han ayudado desde Inspiring Girls a estudiar lo que de verdad quieren?
- A miles. Es que estamos en 17 países. Alrededor de un 60% de las niñas que participan en nuestros actos dicen que descubren profesiones nuevas. Pero también me gusta recalcar que no intentamos empujarlas en un sentido determinado, porque tampoco se trata de que todas las niñas sean ingenierías o se conviertan en presidentas de empresa, cada una decidirá... Lo que les decimos es: 'Tú mira la cantidad de cosas que puedes hacer y una vez decidas, esfuérzate'.
«La distancia en el cuidado de la casa entre mujeres y hombres es brutal. Yo siempre sé lo que hay en la nevera»
- ¿Existe una brecha en cuanto a los usos tecnológicos de niñas y niños?
- Sí, y muy preocupante. Esto se ve mucho más en Estados Unidos, donde se comenzó a utilizar la nueva tecnología en la educación antes que en otros países. Que los niños se entretengan con videojuegos y las niñas con las redes sociales para comunicarse entre ellas hace que ellos tengan más destreza y se sientan más cómodos en asignaturas más tecnológicas. Pero con las nuevas tecnologías, las niñas de hoy pueden llegar a donde quieran.
Las claves
¿QUÉ ES INSPIRING GIRLS?
Con el fin de combatir la desigualdad desde las aulas, Miriam González fundó esta iniciativa, que promueve charlas de mujeres profesionales para que sirvan de modelo a las niñas a través de las tecnologías. La fundación trata de aumentar la ambición y las expectativas laborales, sin que el hecho de ser mujer suponga una limitación.
PROTECCIÓN DEL MENOR
Las nuevas tecnologías se han convertido en herramientas de uso generalizado entre los menores. La Agencia de Protección de Datos quiere mejorar la atención a este colectivo tan vulnerable, aunque a los reguladores aún les queda mucho por hacer.
¿A QUÉ CARRERAS ASPIRAN LAS CHICAS?
Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la brecha de género a temprana edad impacta en la elección de carrera. Hay más chicos que se deciden por estudios relacionadoscon ciencia, tecnología, ingeniería y matemática, mientras que las chicas eligen más humanidadesy ciencias médicas.
- ¿Cómo educa a sus tres hijos?
- (Risas) Como puedo, con las mismas dificultades que otros padres. Hay muchas cosas que teóricamente te parecen fenomenal, como limitar el tiempo delante de la pantalla, y resulta que luego llega el Covid... Mis hijos pertenecen a una generación muy afortunada. El acceso que tienen al conocimiento y la facilidad de relacionarse es algo maravilloso, se conectan con amigos que tienen por todo el mundo, con sus primos de Castilla y León... Creo que deben ser más conscientes de lo privilegiados que son. Pero en términos de género, ni mi marido Nick ni yo vamos dándoles conferencias, aprenden lo que ven en casa. Y en nuestra casa tenemos una relación de respeto mutuo entre Nick y yo, aunque no quiere decir que lo hagamos todo al 50%, depende de los momentos de cada uno. La igualdad es eso.
- ¿Y cómo utiliza usted las tecnologías?
- ¡Soy una auténtica apasionada! No hago más uso porque no puedo... Utilizo mucho Instagram, una herramienta fundamental para poder lanzar Inspiring Girls. Cuando quiero hablar con amigos lo hago a través de Facebook, y a veces me da la sensación de que sé más de la gente de mi pueblo, de Olmedo, ahora que cuando vivía más cerca. Utilizo LinkedIn y Zoom en mi profesión. Como abogada de comercio internacional trabajo con clientes de distintos lugares del mundo, y cuando no puedo acudir a las reuniones me sirvo de estos instrumentos.
- Y en su condición de abogada, ¿prevé una merma de los derechos en los usos tecnológicos?
- No necesariamente. Como decíamos antes, estamos en la época de la reglamentación de las nuevas tecnologías y, como siempre, la Unión Europa es pionera en lanzarse a hacer cosas innovadoras en reglamentación. Está a punto de salir la nueva legislación y esto abrirá un debate europeo importante. Pero creo que no se trata tanto de merma de derechos como de intentar conciliar las posibilidades que otorga la tecnología con los riesgos. Yo soy una europeísta convencida y lo que me da miedo en términos de derecho es lo que ocurre en otros países. Por ejemplo, la tecnología de reconocimiento facial que desarrolla China y los rumores de su posible venta a dictaduras en países africanos o de Oriente Medio. Esto sí me preocupa. Porque una tecnología mal utilizada en un contexto en el que la democracia está en retroceso asusta... En este sentido, vemos cómo las nuevas generaciones dan mucha menos importancia a la democracia y a la libertad que a la seguridad, algo que a mí me parece inconcebible.
- Europeísta convencida y feminista, usted se ha convertido en un referente para muchas mujeres.
- Nunca he entendido muy bien esa discusión sobre 'feminismo sí, feminismo no', un debate que llegó muy tarde España. Feminismo significa exclusivamente que todos tenemos los mismos derechos, pero no necesariamente que seamos iguales en todo.
-¿Puede estar más presente la mujer en el cambio social que se está produciendo?
- Muchas veces, cuando a las mujeres se nos pide que estemos al cien por cien en todos los sectores, no queremos abrir el debate sobre las cargas que tenemos. Una de las pocas cosas positivas que ha tenido esta terrible pandemia, es que hemos puesto el foco en ciertos problemas sociales, y uno de ellos es que siguen siendo las mujeres quienes se ocupan del cuidado de los niños y, sobre todo, del cuidado de la casa. Con una diferencia brutal en el tiempo que dedicamos nosotras y el que emplean los hombres. Y esto ocurre en todos los países de la OCDE, incluso en los más avanzados en cuestión de género como es Noruega. Cuando me piden que dé una conferencia yo siempre digo que voy con mi frigorífico en la cabeza. En cualquier momento me preguntas qué tengo en mi nevera y lo sé, y da lo mismo que esté con negociaciones complicadas de comercio o en una investigación de sanciones con miles de documentos. Y mi marido no lo tiene. No se puede pedir que las mujeres lo hagan todo, es necesario pensar en soluciones. .
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