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Las fábricas del futuro deberán ser digitales y descarbonizadas, pero también deberán preocuparse por la economía circular.
Una industria que debe ser verde

Una industria que debe ser verde

Una de las principales diferencias de la cuarta revolución industrial respecto de las anteriores radica en la importancia que se le da a lograr el menor impacto ambiental posible

Lunes, 17 de junio 2024, 15:54

La Cuarta Revolución Industrial es la que ha llevado al tejido a una nueva era en la que las tecnologías más disruptivas están presentes en todos los procesos. Pero, además, esta nueva etapa en las formas de producción tiene otra constante que es la sostenibilidad. Esta es la primera revolución industrial de la historia que se preocupa por respetar el medioambiente, causando el menor impacto posible, reduciendo el consumo de energía y potenciando el uso de materiales reciclados y el posterior reciclaje tanto de los residuos generados como de los propios productos fabricados.

La Industria 4.0 cuenta con el compromiso de las propias empresas en buscar fórmulas sostenibles para que, satisfaciendo las necesidades de las generaciones de hoy, no queden comprometidos los recursos y las posibilidades de las generaciones venideras. Es por ello que no solo es el deseo de las propias empresas el apostar por un futuro verde, sino que son también los propios gobiernos y las diferentes sociedades las que empujan a su vez a las organizaciones a respetar el planeta. Y, para ello, hay una serie de avances que son los mejores aliados para estas industrias cada vez más verdes. Las fábricas del futuro deberán ser digitales y descarbonizadas, pero para ello hay que dar muchos pasos en un camino realmente complejo y largo.

¿Cómo lograr que una empresa sea sostenible? La primera fórmula es optimizando los recursos con los que contamos, de manera que tanto los recursos como la producción sean más eficientes. Los datos son básicos para lograr este objetivo, como también lo son la transparencia y la comunicación. Hoy en día, no obstante, existen también tecnologías punteras como los sensores inteligentes que no solo permiten automatizar, monitorizar y planificar procesos, sino que también permiten diagnosticar y detectar. Así, cuando algo no vaya bien, rápidamente avisarán de que algo está a punto de fallar o de que se está produciendo una fuga, por ejemplo. Son medidas de seguridad, pero también de ahorro y de reducción del impacto. Además, también están cada vez más presentes los sistemas de control de consumos y monitorización de pérdidas o los del control de emisiones.

Además, también hay que tener en cuenta que los sistemas de realidad virtual pueden ahorrarnos tener que trasladarnos a otros emplazamientos para conocer otros centros de producción, por ejemplo. Y tampoco podemos olvidar que, aunque pueda parecernos algo básico y rutinario, el hecho de sustituir un viaje en coche o avión por una simple videollamada también es un gesto que reduce el impacto ambiental.

Toda industria debe ser sostenible, pero desde tres puntos de vista: el medioambiental, el económico y el social

También social y económicamente

Pero la sostenibilidad se puede entender, al menos, también desde otros dos prismas: el social y el económico. Esta última perspectiva de la sostenibilidad es evidente, porque si una organización no es viable desde el punto de vista financiero, será insostenible. Sin embargo, un concepto cada vez más presente y del que la Industria 4.0 tampoco puede permanecer alejada es el de la sostenibilidad social.

Estamos hablando del impacto de las actividades empresariales en las personas, tanto dentro como fuera de la organización. Así pues, la sostenibilidad social incluye garantizar condiciones de trabajo justas y seguras, promover la diversidad e inclusión, y contribuir positivamente a las comunidades locales.

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