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Jesús Aguirre y Cayetana Fitz-James Stuart, en la finca de Arbaizenea. Les negaron el oro de 1984. Aygües
El año en que perdimos a Cayetana en el desierto

Tamborrada 2024

El año en que perdimos a Cayetana en el desierto

Como veraneantes asiduos a la ciudad, ¿reunían los duques de Alba «méritos suficientes» para recibir el Tambor de Oro? Aunque el CAT les propuso, hace 40 años el Pleno contestó que no

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Sábado, 20 de enero 2024, 01:00

No es que el Tambor de Oro haya hecho ascos a la aristocracia, puesto que en el historial del galardón figuran dos nobles vinculados a nuestro Hipódromo, el marqués de Trujillos (José Alvarez de las Asturias-Bohórquez, distinguido en 1971) y el XVIII duque de Alburquerque (Beltrán Alfonso Osorio y Díez de Rivera, premiado en 1987).

Sin embargo, entre medias, en 1984, la duquesa de Alba, la famosa Cayetana, se quedó en puertas de recibir el premio donostiarra, que por primera vez quedaría desierto. Hace cuarenta años acaso sonase fuerte homenajear a un personaje de las revistas del corazón. Las disquisiciones reglamentarias y diferencias políticas lo evitaron.

La Junta Gestora del Centro de Atracción y Turismo (compuesta por los grupos políticos pero también por representantes de sociedades populares, Cámara de Comercio, Federación Mercantil, asociaciones de vecinos o de la hostelería) llegó a aprobar conceder el Tambor de Oro a los duques de Alba, es decir, Cayetana Cayetana Fitz-James Stuart y su segundo marido, Jesús Aguirre, como veraneantes que nunca faltaban. Sin embargo, el acuerdo no convencía a algunos y debía pasar por el Pleno para su refrendo, en una sesión convocada cerca de la fiesta, el 16 de enero.

Sólo los concejales del PNV apoyaron el galardón para la duquesa de Alba, con el no de PSOE, HB y EE, y la abstención del PP

En el historial del Tambor de Oro aparecen dos aristócratas, el marqués de Trujillos y el duque de Alburquerque

La víspera se palpaba en DV cierta falta de entusiasmo. Odón Elorza, entonces concejal socialista, proponía dejar vacante el premio: «Consideramos que no ha habido en la lista presentada personalidades que reúnan las condiciones necesarias, a pesar de que hay que reconocer la constancia de las asistencias de los Duques de Alba a la ciudad, pero aun y todo hay que tener más méritos». Gregorio Ordóñez, portavoz del Grupo Popular, anunciaba que votarían a favor de la candidatura pero «más que nada por mantener la tradición del otorgamiento del Tambor de Oro, ya que sin desdeñar la personalidad de los Duques, este año los trámites de la concesión se han realizado con limitaciones de tiempo y una lista muy limitada de candidatos».

Así llegó el Pleno, presidido por Ramón Labayen, del PNV, y todo se lió. El grupo de Euskadiko Ezkerra, con Pedro Ruiz Balerdi de portavoz, presentó una cuestión previa, descartando que fuese necesaria la ratificación del Pleno municipal, dado que este había promovido modificar los estatutos del Centro de Atracción y Turismo para que tomase directamente esta y otras decisiones. Consultado el secretario del Ayuntamiento, se supo que la modificación no estaba en vigor por encontrarse aún en trámite.

Los debates se prolongaron y la sesión se hizo espesa. Hasta hubo una moción conjunta de Coalición Popular y EE para aclarar que «el CAT tiene competencia para nombrar el Tambor de Oro sin que ratificaciones posteriores limiten su actuación». El resto de grupos la rechazó.

La cuestión procedimental quedaba en el aire, pero a cuatro días del 20 de enero había que votar si se refrendaba o no el Tambor de Oro para los duques.

Intervino entonces, Félix Soto, portavoz de Herri Batasuna, para manifestar que «no entendemos que se quiera dar el Tambor a unas personas porque vengan a San Sebastián todos los años. También Franco vino a San Sebastián durante cuarenta años, y no parece que eso sea un motivo suficiente».

El futuro alcalde Odón Elorza declaró entonces que «no creemos que se reúnan méritos suficientes para que sean merecedores de esta distinción». «Consideramos acertada la elección del Tambor de Oro que se propone», contrapuso el alcalde nacionalista, Ramón Labayen.

Se procedió a la votación, que arrojó los síes de los ediles del PNV (10), los noes de PSOE (7), HB (5) y EE (2), y, sorpresa, la abstención de Coalición Popular (3). Los duques de Alba se quedaban inesperadamente con el único apoyo de los nacionalistas. El galardón quedaba desierto.

Primero de cuatro sin premio

Aunque en la 'Encuesta fotográfica' que publicó DV los días siguientes costaba encontrar ciudadanos que apoyasen a los habitantes de Arbaizenea, impactó que se quedará sin entregar una distinción que desde su creación en 1968 nunca había quedado desierta. Después de 1984 sí ocurriría más veces: en 2003 y 2017, por falta de consenso, además de la edición de 2021 en que se suspendió la fiesta por el covid.

En 1983 y 1984 se vivió una época movidita en cuanto al galardón donostiarra: en diciembre la Junta Rectora del CAT, a iniciativa de HB, tomó la decisión insólita de retirar el Tambor de Oro que se había entregado al periodista y gastrónomo Xavier Domingo en 1981, por no considerarle digno del mismo. No gustaron unos textos que había escrito sobre la situación política vasca.

Después de que los 3.000 chavales participantes en la Tamborrada Infantil se concentrasen en Alderdi-Eder, el 20 de enero de 1984 a las 12,30 horas no hubo acto de entrega del Tambor de Oro en la Casa Consistorial, sino el fallo de un concurso de cine vasco.

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