Eneko Goia entregará el Tambor de Oro a Esther Ferrer este domingo en París

¿Aliviada? En absoluto. De hecho, la mayor preocupación de la galardonada es ahora que la delegación donostiarra vaya y vuelva sin mayores incidencias. «Yo preferiría haber podido ir, por muchas razones. La verdad es que me angustia mucho que el alcalde y las personas que le acompañen puedan coger el covid. La semana que viene llamaré para que me digan qué tal están porque eso me preocupa absolutamente. Hasta que no sepa que han vuelto, que están bien y que nadie ha cogido el covid durante el viaje estaré intranquila», asegura Ferrer.

La artista, que ya había mostrado su disposición a venir a San Sebastián cuando las condiciones sanitarias lo permitieran, también había comunicado a los responsables municipales que no tendría problema en sumarse al formato que el consistorio finalmente considerara más apropiado. «Ya les dije que estaba a su disposición para recibir el Tambor de Oro de la forma que ellos prefirieran». Respecto al acto de entrega, la creadora confiesa que no tiene «idea de cómo va a ser. Habrá cámaras, eso seguro, y por supuesto, daré las gracias por el Tambor de Oro». En cuanto a si prevé emocionarse, «eso tendré que decirlo después. No sé cómo voy a reaccionar».

Los encargados de la entrega del Tambor viajarán a París en avión a primera hora del domingo y regresarán a la conclusión del acto que, en principio, tendrá lugar en el domicilio parisino de Ferrer. El alcalde estará acompañado durante el acto de entrega por Edurne Ormazabal, que ya conoce a la artista desde que protagonizó una gran exposición en Tabakalera hace tres años. Fuentes municipales confirmaron que el acto se grabará para su posterior difusión en fecha aún por determinar, pero que probablemente será el mismo día 19, durante la entrega de las Medallas de Oro de la ciudad. En cualquier caso, descartaron que la entrega se vaya a emitir por 'streaming'.

Esther Ferrer reside desde hace años en el 11º arrondisement de París, cerca de la Bastilla, «un barrio que era mucho mejor antes. Antes era obrero y muy popular, maravilloso. Ahora se ha vuelto elegante, han cambiado los restaurantes y se ha puesto más caro. Todo ha subido de precio porque se ha gentrificado y se ha llenado de 'bobo' (burgueses bohemios), gente que tiene un buen trabajo y gana dinero».

Residente en la capital francesa desde hace años, Esther Ferrer ya comunicó el pasado martes a las autoridades municipales que no vendría a San Sebastián el 20 de enero porque su doctora se lo desaconsejaba ante el creciente número de contagios por covid en el país vecino.

«Me dijo que sólo viajara si era una cuestión de vida o muerte».Ferrer además se ocupa de los cuidados de su marido, el también artista Tom Johnson, de salud delicada. «Si me contagio yo, ¿qué hago? ¿Me voy quince días a un hotel? ¿Y quién se ocupa de Tom (Johnson, su marido)?», se preguntaba la creadora, para explicar su decisión de no venir.