Miércoles, 18 de enero 2023
La cuenta atrás ya ha comenzado. Quedan menos de 48 horas para que la bandera de San Sebastián ondee de nuevo en la plaza de la Constitución y los balcones ya están engalanados de azul y blanco a la espera de que llegue el gran ... día. Hace semanas que las más de cien compañías que tomarán la ciudad comenzaron con los ensayos y ya están con los últimos preparativos. Como casi siempre, este año también habrá nuevas tamborradas. Tamborradas que han tenido que hacer malabarismos para poner en marcha un proyecto que ronda los 30.000 euros. ¿Lo más caro del presupuesto? La ropa. «En Itxaspe Danborrada solo salimos vestidos de cocineros porque el traje de soldado y el de aguadora son mucho más caros», explica Markel Aranburu, uno de los organizadores. No esconde que le encantaría que entre sus filas hubiese más personajes pero a día de hoy no es viable: «Nuestro principal objetivo era poner en marcha la tamborrada y lo hemos conseguido. Tenemos lo necesario para salir y más adelante ya iremos añadiendo figuras. Iremos poco a poco porque es una gran inversión», cuenta.
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Es habitual que los organizadores de nuevas tamborradas recurran a otras para que les cedan, siempre que los horarios de salida no coincidan, sus tambores o directamente compren el material de segunda mano. «En Otsoaren Ulua vamos de prestado. Nuestro solo tenemos la bandera y los palos de mando», precisa Uhin Arrospide, barril mayor y responsable de la tamborrada. Saldrán gracias a la solidaridad de Amara Kirol Elkartea, que les han prestado todo lo necesario. «Digamos que somos una tamborrada del pueblo. No teníamos dinero y entonces a través de unos amigos conseguimos que nos dejaran los tambores y estamos muy agradecidos», cuenta y añade que «ellos utilizan sus tambores y barriles la noche del 19 y a la mañana del 20 con una empresa de mudanza nos los llevamos hasta el Antiguo para que podamos salir. Nuestras cuotas son muy bajitas y la usamos para contratar la txaranga».
Algo similar les ocurrió en 2017 a los organizadores de Ur Tantta que no pudieron costear el traje de militar de todos los miembros y pidieron a los socios que se lo pagaran ellos mismos. «Empezar de cero no es fácil porque el material es caro. Nosotros decidimos que cada participante tuviera su propio traje a medida y eso implicaba que se lo pagaran», cuenta Iñigo Sánchez. Para ello, contaron con la ayuda de una modista que confeccionó el vestuario. El limitado presupuesto tampoco daba para adquirir tambores y gorros nuevos y por eso decidieron tirar de ingenio y hacerlos ellos mismos. «Compramos por internet el clásico de mayoret de carnaval y luego los modificamos. Para los tambores, por ejemplo, los compramos de segunda mano a otra tamborrada», sostiene.
En el polo opuesto están los noventa integrantes de 14 Gurutze y los niños de Unión Artesana que realizaron una gran inversión inicial y pudieron permitirse comprar todos los trajes para sus integrantes. Son de los pocos que en su estreno irán de estreno. «Los niños desfilarán con los mismos trajes que los mayores. Es una inversión porque es un desembolso de unos 35.000 euros pero hemos contado con ayuda de patrocinadores, las cuotas de los participantes y aparte hemos recurrido a fondos de la sociedad», explica Iñaki Lizarra de la Unión Artesana. Lizarra destaca que lo más caro es la «ropa, sobre todo las de las cantineras y los tambores que rondan los 400 euros, sin contar con el tambor que son otros 70. Después está el traje de la aguadora que llega a los 200 euros».
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