Registro del ritmo cardíaco en un reloj inteligente

¿Podrá nuestro smartwatch detectar el coronavirus?

Los dispositivos ponibles protagonizan las últimas líneas de investigación frente al virus

SARA BORONDO

Lunes, 11 de mayo 2020, 07:40

Los relojes inteligentes y pulseras de actividad surgieron inicialmente como complemento de los teléfonos móviles, con sensores capaces de detectar los pasos que daba el usuario o de calcular lo que dormía cada día. Desde casi el primer momento en que salieron al mercado estos dispositivos wearables (también llamados 'ponibles') han servido para ayudar a mejorar la salud de quienes los llevan encima, y ese ha sido uno de los puntos que más han jugado a favor de un uso cada vez más extendido. Según el informe de Globalwebindex sobre el uso de los wearables el Reino Unido, el 81% de quienes poseían un aparato ponible afirmaba que este había servido para mejorar su forma de vida porque les ayudaba a controlar su propia salud y les había hecho más conscientes de su forma física.

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No obstante, estos datos se han quedado obsoletos desde que el Covid-19 provocó una pandemia. El avance del barómetro especial de abril publicado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) revela que es el primer problema para el 49,3% de la población nacional. La Organización Mundial de la Salud ha insistido en varias ocasiones en la importancia de detectar lo antes posible los casos de infección para frenar la expansión del virus. Se plantea así la posibilidad de que los wearables, hasta ahora utilizados para saber cuánto caminaba el usuario cada día, alberguen funciones relacionadas con la detección del Covid-19 incluso antes de que aparezcan los síntomas.

Investigaciones para detectar cambios en la temperatura, la frecuencia cardiaca o el oxígeno en sangre

En el entorno Android se han realizado algunas investigaciones que pueden acelerar el papel de los wearebles para frenar al Covid- 19 y que no haya repuntes en el futuro. En este terreno, el fabricante de wearables Fitbit (que Google compró a finales de 2019) es quien ha avanzado más terreno. Justo antes de que se declarase la pandemia, en enero, el instituto de investigación biomédica Srcipps Research analizó los datos de 47.000 usuarios de FitBit en cinco estados de EE.UU. El objetivo fue detectar aumentos en la frecuencia cardíaca en reposo y una duración de sueño más alta de un umbral determinado. El resultado indicó que utilizando estos datos se podía mejorar la vigilancia del virus y localizarlo en una zona determinada.

La Universidad de Stanford (EE.UU.) es otro de los centros y empresas que trabaja en esta dirección y se ha asociado con Fitbit para desarrollar wearables que puedan detectar los síntomas del virus. En este estudio el dispositivo enviaría una alerta ante un cambio en la frecuencia cardiaca o la temperatura corporal, dos de los indicativos de que podría haber una infección antes incluso de que aparezcan los síntomas. Para llevar a cabo este estudio, Fitbit va a donar 1.000 relojes inteligentes y pedirá que participen en la investigacón a sus más de 30 millones de usuarios.

Apple fue de las primeras empresas que pensó en utilizar los distintos sensores de su Apple Watch para mejorar la salud y calidad de vida de los usuarios. De hecho, el gadget detecta posibles caídas, está capacitado para realizar electrocardiogramas y en un futuro podría medir los niveles de oxígeno en sangre. Uno de los síntomas que se ha detectado en los enfermos de covid-19 es que hay pacientes con hipoxia, un valor de oxígeno en sangre bajo, que no sienten la típica sensación de falta de aire o problemas para respirar. Esto implica que acuden al médico cuando la enfermedad está en fase avanzada.

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Un anillo para predecir brotes

Las investigaciones no se limitan a relojes inteligentes o pulseras de actividad. En San Francisco (EE.UU.) la startup Oura ha creado un anillo inteligente que registra el ciclo de sueño, el ritmo cardíaco, la respiración y la temperatura corporal del usuario. Sus creadores confían en lograr un algoritmo que sea capaz de diagnosticar la enfermedad antes de que sean patentes los síntomas. Para ello contarán con los datos que proporcionen las más de 150.000 personas de todo el mundo que deseen participar en un estudio, amén de los 2.000 trabajadores sanitarios de San Francisco a los que se ha entregado uno de estos anillos.

Si los smartwatches y pulseras de actividad incorporasen un termómetro también se podría predecir un brote del virus. En esta dirección investiga la empresa Kinsa, que fabrica termómetros inteligentes. Estos transmiten vía internet la temperatura de sus usuarios, permitiendo establecer mapas de cambios de temperaturas como los utilizados para predecir la propagación de la gripe por Estados Unidos. La aplicación para smartphones de estos termómetros también pregunta al usuario por otros síntomas.

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Según ha informado el New York Times, a mediados de marzo los termómetros de Kinsa registraron un aumento de casos de fiebre en el sur de Florida y días después se reveló que esa zona era de las que tenía más casos de contagios de Covid-19.

Mientras llegan los resultados de todas estas investigaciones, las empresas han optado por recurrir a soluciones menos efectivas pero inmediatas. Así, Google ha incluido recordatorios periódicos de lavarse las manos en su asistente de voz.

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Igualmente, Apple y los de Mountain View están trabajando en una aplicación para crear un sistema de seguimiento de contagios de manera similar a los que se han creado en China, aunque su implantación podría verse dificultada por las dudas sobre la privacidad de los datos recogidos y la ciberseguridad.

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