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Portada de 'Time' en 2010 con Zuckerberg como persona del año y la portada de esta semana cuestionando la necesidad de suprimir Facebook.
Cinco preguntas sobre el fin de Facebook

Cinco preguntas sobre el fin de Facebook

Vida Cyborg ·

Los problemas se acumulan en el imperio de Mark Zuckerberg, dañado en dónde más le duele, su reputación

Jesús Falcón

San Sebastián

Sábado, 9 de octubre 2021

El imperio de Facebook se tambalea en los últimos días a pesar de estar cerca de ser un monopolio de las redes sociales en gran parte del planeta. Su líder, propietario principal y no exáctamente creador, Mark Zuckerberg, no se ha visto en una de estas jamás pese a haber sorteado grandes problemas desde que su marca original naciera hace ya 17 años y haber capeado gigantescas operaciones como la compra de Instagram (2.000 millones de dólares en 2011) y Whatsapp (19.000 millones de dólares en 2014).

¿Tiene cimientos sólidos una de las cinco grandes compañías tecnológicas del mundo? Seguramente menos que sus compañeras de pódium Google, Apple, Amazon y Microsoft, más diversificadas y tangibles. Con varias aplicaciones y plataformas que cumplen igual o mejor las mismas funciones que las manejadas por Zuckerberg, su mayor fuerza reside en la confianza y fidelidad de sus usuarios, quienes se cuentan por miles de millones en todo el mundo. A cambio de su uso intensivo y adictivo, estos consumidores pagan a este treintañero neoyorkino con sus datos privados (o no tanto) de tal forma que en ocasiones consigue más ingresos por usuario que la mayor plataforma de pago online, Netflix.

Claro que el afán por conocer lo mejor posible a sus usuarios le está pasando factura. La primera gran quiebra en su confianza fue en 2018 con el escándalo Cambridge Analytica, que solo en España captó intereses privados de 136.985 personas pero que le costó pérdidas millonarias y un gran agujero en su reputación. Ésta es básica para una empresa que se basa en postureos y sonrisas compartidas (más aún en Instagram, la red social que más crece en los últimos años) así que cada varapalo le acerca más al precipicio.

¿Qué impacto tienen sus caídas y las acusaciones de expertos y extrabajadores? Esta semana la iniciamos con una caída de 6 horas en sus aplicaciones y servicios que la compañía no se ha molestado en aclarar más allá de culpar a la configuración de sus sistemas. Más de 3.500 millones de personas afectadas y nuevas pérdidas millonarias, aunque esto último puede ser lo de menos para una empresa que ganó en 2020 algo más de 24.000 millones de euros. «Estoy ilusionado de cara a un 2021 en el que construiremos nuevas maneras de crear oportunidades económicas, formar comunidades y ayudar a la gente a pasarlo bien», decía Zuckerberg al presentar sus números la pasada primavera. «Confiamos en superar vientos en contra significativos a la hora de ofrecer publicidad personalizada en 2021», añadía.

La 'semana horribilis' de Facebook continuaba con las declaraciones de una exdirectiva, Frances Haugen, que ha dado detalles sobre el funcionamiento interno de la red social en la subcomisión del Senado de Estados Unidos dedicada a la Protección del Consumidor, Seguridad de Productos y Seguridad de Datos. Sus denuncias son lapidarias: «Los productos de Facebook «dañan a los niños, avivan la división y debilitan nuestra democracia». Esta científica de datos añadía: «es más fácil inspirar a la gente a la ira que a otras emociones, Facebook gana más dinero cuando tú consumes más contenido. Y a cuanta más rabia estás expuesta, más interactúas, más consumes» su producto. Nada nuevo ni difícil de comprobar por uno mismo. Si alguna vez has pasado unos minutos en esta plataforma habrás visto que los enunciados que mueven a la indignación (la verosimilitud es lo de menos) aparecen más veces y con mayor número de reacciones.

Vídeo. Los secretos de Facebook al descubierto por Frances Haugen.

No eran las primeras denuncias en el mismo sentido. Hace solo un mes una investigación del Wall Street Journal trataba la toxicidad de Instagram, sobre todo para los adolescentes. «Un 32% de las chicas dicen que cuando se sienten mal con su cuerpo, Instagram les hace sentir peor», decía uno de los informes internos de la compañía estadounidense desvelados por este periódico. «Se sienten adictas y saben que lo que ven es malo para su salud mental, pero se sienten incapaces de parar», se dice en otro de ellos. Este trabajo periodístico revela también cómo han utilizado esta plataforma los 'antivacunas' en Estados Unidos para luchar contra las campañas sanitarias.

La respuesta de Zuckerberg, esperable y no menos rotunda: «En el corazón de estas acusaciones reside la idea que privilegiamos el lucro sobre la seguridad y el bienestar. Simplemente no es cierto». El joven multimillonario asegura que su empresa se «preocupa mucho» por «la seguridad, el bienestar y la salud mental» de las personas y subraya que se están «tergiversando» el trabajo y los motivos de la compañía.

¿Se debe eliminar Facebook para siempre? Esta semana negra la ha rematado nada menos que la revista 'Time' con una portada que cuestiona si habría que borrar Facebook. En sus páginas interiores Roger McNamee, uno de los primeros inversionistas que apostó por la compañía, insiste en tomar medidas urgentes para reformar completamente esta red social. «Los daños del modelo de negocio de Facebook no son un accidente, sino el resultado inevitable de un diseño peligroso», asegura.

¿Han quedado atrás los mejores momentos de Facebook? Casi seguro, aunque con tal capacidad económica no ha dicho su última palabra y los esfuerzos por mejorar su reputación y blanquear la marca crecerán sin duda. Quizá a costa de los más jóvenes pues los planes desvelados por el Wall Street Journal define a ellos y a los niños como una «audiencia valiosa sin explotar». Más que a un objetivo suena a amenaza.

¿Puede desaparecer una web tan grande? Claramente sí, y casi de un día para otro. Ya pasó con MySpace, que en 2006 tenía muchas más visitas que Google y fue la primera gran red social. Solamente en España alcanzó los seis millones de usuarios únicos cuando la población internauta era tres veces inferior a la actual. En 2005 fue comprada por NewsCorp por 580 millones de dólares y seis años después vendida de nuevo por solo 35. Aún se puede entrar a su web, tan accesible como irrelevante. Pero los ejemplos de gigantes caídos en la inmensidad de internet son muchos, ¿o recuerdas Altavista, AOL, MSN, Geocities o los más cercanos Ozú, Olé y Terra?

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