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No te engañes: no hace falta ser todo un hacker o presumir de excelsos conocimientos en programación para asaltar el fortín de un router. Es fácil, mucho más de lo que piensas. ¿No te lo crees? Compruébalo por ti mismo: accede a tu navegador, introduce como términos de búsqueda 'router' y 'passwords' y... voilá: el primer resultado ya te encamina a la puerta de entrada de tu conexión a internet. En otras palabras, una simple web lista los usuarios y contraseñas de los fabricantes, generados en base a algoritmos que acaban filtrándose en la red. Preocupante, ¿verdad? Sin olvidar que los ciberdelincuentes tiran de procesos automatizados para dar con todo tipo de dispositivos vulnerables... Herramientas como éstas dan una idea bastante certera de lo peligroso que es obviar la seguridad del router. ¿O la cosa cambia si te vas de vacaciones y dejas la puerta de tu casa sin la llave echada? Sigue estos consejos prácticos y te evitarás más de un disgusto.
1
Cambiar el acceso a la gestión de tu router es clave, porque desde ahí puedes controlar todo tipo de ajustes del mismo, desde la redirección de puertos hasta la configuración de los canales. Para ello, en la barra de navegación del explorador introduce la clásica IP local (192.168.0.1, 192.168.1.1 o similar), además del usuario y contraseña que te ofrece la operadora o el manual de turno. Una vez ya en el gestor, accede a la opción Administrar y/o Gestión de usuarios (dependerá del fabricante), y cambia tanto el usuario como el password. Y a ser posible, intercalando mayúsculas, números y caracteres especiales.
2
Si no estás dispuesto a que el siempre inoportuno vecino se aproveche de esa línea supersónica que acabas de contratar, cambia la que viene por defecto. Sí, a priori parecen inexpugnables en vista de su longitud pero... no te olvides de una realidad: estos códigos alfanuméricos siguen un mismo patrón generado por un algoritmo... que a menudo acaba filtrándose a la red (sí, todo acaba ahí). Importante: el password por defecto está impreso en una pegatina en el router (con las bandas 2,4 Ghz. y 5 Ghz.), pero puedes cambiarlo a tu gusto a través del gestor de tu router, generalmente bajo la pestaña Inalámbrico.
3
Más conocida como SSID, los fabricantes tienen la costumbre (sana o no) de renombrar sus redes inalámbricas de una forma de lo más descriptiva: Movistar-7890, Vodafone-1823, etc. Sí, de primeras ayuda a identificarlas fácilmente pero... también las convierten en una ayuda perfecta para los ciberdelincuentes. ¿Lo más recomendable? Cambiar su denominación o incluso ocultarla en Conexión inalámbrica / WLAN. Si optas por la primera opción, un consejo (obvio): no la definas con datos tan sensibles como tu nombre, apellidos o fecha de nacimiento. Y si vas más allá y quieres esconderla, una aviso a navegantes: hay apps capaces de rastrear redes invisibles al ojo del internauta básico.
4
Sí, da igual que se trate de un smartphone, un ordenador o una simple impresora: todos, absolutamente todos los dispositivos conectados a una red cuentan con un identificador único, codificado en origen y, lo más importante, imposible de modificar. Con esto presente, ¿por qué no limitar el acceso a nuestra red inalámbrica únicamente a nuestros dispositivos? La pega es que cada vez que adquiramos uno nuevo habrá que añadirlo a mano, pero... todo sea por la seguridad. Para ello, entra en el apartado de seguridad o Inalámbrico y busca la opción MAC Filter. Eso sí, siempre tendremos a mano otra alternativa: bloquear sólo esos dispositivos dudosos que no nos suenan de nada....
5
Todos los routers funcionan bajo un software específico y, al igual que sucede con móviles, portátiles o televisores, es necesario actualizarlo para implementar mejoras funcionales y de seguridad. ¿Cómo? Desde el gestor del router, entra en Administración y/o Actualizar firmware. Y si no está configurado automáticamente, hazlo a mano. Eso sí, si tu operadora ha dejado esta opción deshabilitada, nunca está de más darle un toque para comprobarlo....
6
Si por fin has vencido la pereza de explorar las entrañas de tu router, no pierdas la ocasión de ajustar determinados parámetros. Es el caso de la configuración de una WiFi de invitados para que el clásico familiar despistado no se lleve consigo las claves de tu router en su móvil. O del acceso en remoto al dispositivo, porque... ¿para qué dejar abierta la puerta si no vas a hacer uso de él? Lo mismo sucede con la apertura de puertos si tiras de redes p2p o para los ajustes de la consola de videojuegos de turno. E incluso para la clásica configuración de banda o canal de acceso... Y si tienes niños pequeños, apunta: siempre que tu modelo lo integre podrás controlar hasta sus horarios de uso de internet vía WiFi... Interesante, ¿verdad?
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