Beasain

«Lo que algunos andaban soñando, hoy es una realidad»

Fue el 2 de abril de 1972 cuando los franciscanos llegaron para hacerse cargo de la que sería nombrada segunda narroquia de Beasain. «Lo que algunos andaban soñando desde hace muchos años, hoy es una realidad», resumía el padre Miguel Iñurrategui en aquella primere ceremonia. Ese sueño hecho realidad fue posibilitado por un grupo de beasaindarras capitaneados por Eusebio Ibarbia; recogió el testigo Manuel Zaldua, cerrando el ciclo Mª Dolores Mendiguren y su marido Cresencio Callejo. Los franciscanos enseguida empatizaron con el vecindario. La basílica (única de planta de cruz griega en Gipuzkoa), se fue quedando pequeña, creció a través de una serie de obras y se construyó el edificio de al lado. Fueron pasando franciscanos que dejaron huella, entre ellos el historiador P. Martin Mendizabal. El primer párroco, Miguel Iñurritegi, cedió el testigo a Roberto Linkel, que estuvo 31 años en el cargo hasta 2012. Le sudecería Florentino Arruti, y a éste Juan José Iturrioz.