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El matrimonio, Izaskun Goizurieta y José Mª González.
Aniversario de un grandísimo triunfo

Aniversario de un grandísimo triunfo

José Mari González celebra hoy el 29 aniversario del trasplante de corazón que le devolvió a la vida

El Diario Vasco

ordizia.

Domingo, 3 de mayo 2020, 00:35

El toque de salida y permiso para poder pisar la calle para algo más que ir a trabajar (el que puede), o hacer las compras, visita a la farmacia y regreso a casa, asistió ayer a un arranque en masa, tropel de personas que no dejaron pasar la ocasión para abarrotar los caminos, pasear, correr, andar en bici, etc, disfrutando además de una mañana que, inicialmente, se presentó espléndida. Y es que había ganas de dejar atrás las cuatro paredes después de casi 50 días a buen recaudo.

Si hubo relajación o no, a la hora de mantener la distancia de seguridad, el kilómetro como referencia máxima de alejamiento del domicilio, etc, eso ya es otro cantar.

Llamativo en el entorno urbano, la destacada presencia de personas mayores, muchas con mascarilla, que optaron por sentir de nuevo que la calle es vida.

Sería porque se trataba de un fin de semana, de nuevo, larguísimas colas en todos los establecimientos.

Quien prefirió no tentarle a la suerte y quedarse en casa, a todos los efectos, fue José Mari González, quien además de pertenecer a la franja de edad de los mayores de 70 años, queda encuadrado en el grupo de riesgo.

Y es que José Mari González, destacado profesional del ciclocross en aquellas décadas gloriosas de esta especialidad deportiva de los años 60 y 70 de la pasada centuria, celebra, hoy, el 29 aniversario de la victoria más importante de su vida; sobrevivir a un trasplante de corazón, en aquellos días en los que este tipo de operaciones eran prácticamente ciencia ficción y además, como dice su mujer; Izaskun «cuando no daban un duro por él».

La primera anécdota que le acompaña a González se refiere a su nombre. Cuando nació, sus padres decidieron llamarle Jesús pero el que le inscribió en el registro; su padrino, lo hizo como José Mari. Así las cosas, a efectos oficiales, por supuesto para el deporte, fue José Mari, y para los de casa, Jesús. José Mari González (Cerezo de río Tirón, Burgos, 1942) con 19 años y movido por su gran afición al ciclismo se vino a Eibar a vivir, donde se compraba una bicicleta de competición, por supuesto a pagar a plazos. La hemeroteca recoge que la primera prueba en la que participó, sin especificar el año, fue en Ibarra.

A Ordizia llega reclutado por Mariano Galarza, entonces ya seleccionador de esta modalidad deportiva, localidad en la que se casa con Izaskun Goizurieta, y junto a la que abre, en el mismo barrio de Otegi Enea en el que siguen viviendo, la tienda 'Ciclos González' que cierran a comienzos de la década de los 90.

Laureado palmarés

Tras su debut, evidentemente primero en aficionados y luego en profesionales, la carrera deportiva de José Mari González va desde mediados de los años 60 hasta 1976. Prácticamente 15 años en los que cosechó 35 triunfos en aficionados y otros tantos en profesionales, ámbito al que dio el salto en 1972.

Valga apuntar que en 1968 se enrola, como aficionado, en el equipo Karpy en el que permanecerá hasta 1971. En la temporada siguiente da el salto al profesionalismo luciendo el maillot del equipo Xey y a continuación y hasta colgar la bici en La Casera.

A lo largo de toda esta trayectoria conquista más de 140 trofeos y medallas, palmarés que incluye dos campeonatos de España en aficionados y otros dos en profesionales.

De la misma manera, y en esa misma trayectoria participó en los mundiales de ciclocross de Suiza (1967), Luxemburgo (1968), Alemania (1969), Belgica (1970), Holanda (1971), Checoslovaquia (1972), e Inglaterra (1973), Bera de Bidasoa (1974), etc, en los que siempre llegó a la meta entre los 15 primeros.

Y lo que son las cosas, todo un deportista de élite, en 1986 su salud comenzó a resentirse y a encadenar diferentes situaciones adversas. Los médicos pronto le informan de que su corazón estaba cansado y que la opción más aconsejable reclamaba su sustitución. «Estuvimos un mes en Barcelona a la espera de que le intervinieran pero nos mandaron para casa» recuerda Izaskun.

Definitivamente, el 3 de mayo de 1991 llega la oportunidad para José Mari González, y el equipo que dirigía el doctor Mistral afrontó el trasplante de corazón en el hospital Valdecilla, de Santander.

Tras una magnífica recuperación los médicos le animaron a hacer deporte, algo que ni se le había pasado por la cabeza, tarea a la que poco a poco se incorporó y en la que llegó a alcanzar un nivel no solo nada desdeñable sino que en 1995 recibía la invitación de la selección española para participar en el 'X Campeonato del mundo de trasplantados' que se disputó en Manchester.

Citas internacionales, ahora con la bandera a favor de la donación de órganos, que le llevaron al europeo de Suiza, Holanda y Alemania, al mundial de Budapest (1999) donde cosechó la medalla de plata, circuito internacional que tras acudir al mundial de Japón del 2001 cerró al año siguiente con su participación en el europeo de Austria.

En cualquier caso, José Mari nunca dejó la bici, abandono de la competición que le llevó a seguir disfrutando sobre las dos ruedas en carretera. Cotidiana salida, que hace 8 años se encontró con un coche que le embistió a la altura del cruce de Arama, susto que le llevó a colgar la bicicleta.

«Sigo yendo dos veces al año a Valdecilla. Y lo que son las cosas la última vez que estuvimos me atendió un cardiólogo que estaba en prácticas el día que me operaron y se acordaba».

«Me encuentro fenomenalmente bien, somos de paseo diario pero esta circunstancia me da mucho respeto. Me quedo en cada donde estoy disfrutando con las reposiciones de las grandes vueltas que están ofreciendo ETB y Teledeporte.

Donación de órganos

«Y en este aniversario tan importante, incidir en un doble mensaje. La importancia, vital, de donar órganos. Y a quien se vea inmerso ante la tesitura de un trasplante, trasladarle todo el ánimo y el convencimiento de que le aguarda una vuelta a disfrutar del día a día en magníficas condiciones».

No cabe duda de que para José Mari González, en esta carrera de fondo en el reenganche a la vida, su mujer Izaskun; un torbellino de energía, ha ejercido y desempeñado, como compañera, todo el compendio de responsabilidades en el equipo; entrenadora, psicóloga, masajista, gregario, botillera, y un largo etcétera. Todo un lujo.

Ante la pandemia y grave situación que nos ocupa entienden que toca seguir luchando por la vida, eso sí, «mucho empeño, ninguna relajación y como en las competiciones más exigentes, utilizando la mejor estrategia».

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