![Vecinos de Ordizia: «Si hay que quedarse en casa habrá que hacerlo»](https://s3.ppllstatics.com/diariovasco/www/multimedia/202007/07/media/cortadas/repor1-kNmD-U110731251208khD-1968x1216@Diario%20Vasco.jpg)
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Las medidas en Ordizia, por ahora, son claras. Edificios públicos cerrados y parques infantiles precintados, además de la cancelación de la feria que como cada miércoles -excepto durante el estado de alarma- se iba a celebrar hoy en la Plaza Mayor del pueblo. La hostelería también se va a ver afectada. Desde hoy se limitará el aforo en los bares y el ocio nocturno. Además, el alcalde Adur Ezenarro ha hecho un llamamiento a los ordiziarras a que estos días procuren no salir de casa salvo en caso de que sea «imprescindible». Después de lo acontecido estos últimos meses y tras el brote de coronavirus en la calle Etxezarreta, nadie pone en duda estas medidas preventivas, es más, las respaldan «totalmente».
Jesús Calvo es una de las miles personas que entre el lunes y ayer se ha hecho el PCR «para evitar sustos». El 27 de junio estuvo en el bar Miami «tomando algo», y aunque se encuentra «perfectamente», se ha hecho el test. No tiene «nada de miedo» a cómo pueda evolucionar esta situación porque confía «plenamente» en las medidas preventivas que ya se han puesto en marcha en toda la localidad. «No hay otra alternativa. Si queremos parar los contagios tendremos que quedarnos en casa o, al menos, evitar los sitios muy concurridos. Y si tenemos que quedarnos en casa, habrá que hacerlo», reflexiona.
Por ahora, en Ordizia se va a evitar el confinamiento obligatorio de la ciudadanía, aunque con las últimas restricciones la situación se asemeja a la de la fase 2, cuando todavía muchos servicios públicos permanecían cerrados. En cualquier caso, y «visto lo visto», es un paso «que había que dar».
«Después de haber estado tantos meses encerrados, no nos cuesta nada estar unos cuantos días sin ir a la piscina o a la biblioteca», reflexiona Rosa María Martínez mientras hace cola para coger hora para el PCR. «A ver cómo evolucionan la situación, espero que se pueda controlar pronto». Ella no frecuenta la calle Etxezarreta, no ha pisado ni el Sarri, ni el Miami, ni el Haka ni el Kebab, pero «hace poco» fue a potear a otra zona «bastante cercana» a esta. «Mi hija me ha animado a hacerme el test, así nos quedamos más tranquilas», admite, aunque se muestra «convencida» de que no está contagiada. «Es casi imposible».
María y Paula Elzaurdin ya saben que no han pasado la Covid-19 después de dar negativo. Están «tranquilas», son jóvenes y se encuentran bien, pero quienes sí les preocupan son sus mayores. Precisamente para proteger a este colectivo, el más vulnerable al coronavirus, ven «necesario» tomar «medidas concretas» como la del cierre de los lugares públicos de Ordizia. Estas hermanas «siempre» que están en un sitio cerrado se colocan su mascarilla. Ayer también la llevaban por la calle. El brote de Ordizia les ha recordado que «el virus sigue entre nosotros», no solo en su pueblo, «en cualquier sitio». Porque, defienden, «nos ha tocado aquí, pero podría haber pasado en Donostia o en otra ciudad». Ejemplo de ello son Lleida o Lugo.
De su misma opinión es Asier Galán. Hace dos fines de semana aprovechó el buen tiempo para ir a pasar el día con la cuadrilla a Donostia. A la vuelta, tomaren algo en el Haka, uno de los establecimientos cerrados de forma preventiva -sus trabajadores han dado negativo en la PCR-. «Me hago el test por si acaso. Prefiero asegurarme de que no estoy enfermo para así no contagiar a la familia», reflexiona. Todos sus amigos que ya han recibido el resultado han dado negativo. Él espera correr la misma suerte, pero no quiere cantar victoria antes de tiempo. A fin de cuentas, reconoce tener «algo de miedo, aunque tampoco mucho». Los jóvenes han sido los que más afectados se han visto por el brote. La zona de la calle Etxezarreta en la que se ha encontrado el foco suele estar muy transitada por este colectivo. Pero la incertidumbre llega hasta todas las personas.
Eugenio Alberdi no se ha hecho la prueba y tampoco está en sus planes coger hora para ello, porque no ha estado en esa zona. De todas formas, apunta, «la noticia del brote no me ha cogido por sorpresa. Me lo esperaba, sabía que podía pasar algo así después de volver a la normalidad». En cualquier caso, insiste en que «estamos en peligro en todos los sitios». Esa es la razón por la que cree que «va a llegar un momento en el que vamos a pasar todos el coronavirus».
Mientras tanto, los pequeños Beatriz y Natanael se han quedado sin poder jugar en el parque. Ayer salieron a andar en bicicleta con su madre, Emilia Dobos, y se encontraron con el jardín cerrado. «Es una pena, porque ya habíamos vuelto a salir y a montarnos en los columpios y hay ahora vuelve a haber peligro», reflexiona Emilia. Lo entiende, y sus hijos también. O, al menos, se resignan a la realidad que les ha tocado. «Quieren jugar, pero tendremos que volver a buscar alternativas estos días».
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