Para los segurarras, la Semana Santa siempre es una celebración especial. Una antigua tradición cobra vida año tras año el Jueves y el Viernes Santo. La procesión, un evento arraigado en la historia y la cultura local, se erige como un símbolo de devoción, comunidad, ... compromiso e historia. Detrás de cada paso y cada figura, de cada atuendo de los participantes y cada nota de los txistularis, se esconde un arduo trabajo de planificación y dedicación. Los pasos ya están listos para lucir esta tarde con sus mejores galas, aunque los segurarras no quitan ojo al cielo para que la jornada nubosa prevista para este jueves no se traduzca en lluvia y desluzca una procesión de Jueves Santo que se prepara desde hace semanas con devoción. Las previsiones meteorológicas anuncian algo de lluvia a primera hora de la tarde y a última, pero el cielo podría dar una tregua justo en las horas centrales en las que los pasos deben recorrer las calles de Segura. Si no es posible salir en procesión por la lluvia, se haría un acto más reducido dentro de la iglesia.
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Para comprender mejor el proceso que precede a esta celebración tan especial en la localidad de Goierri, conversamos con Laureano Telleria, un hombre que lleva 43 años trabajando incansablemente para que cada detalle de la procesión de Segura salga a la perfección. «Desde unas semanas antes, cerca de 20 vecinos nos reunimos para preparar con total dedicación las imágenes, las ropas, las figuras, los pasos... El Jueves Santo también preparamos las ropas de los nazarenos, los txistularis y todos los participantes de la procesión». Señala que, «aunque conocemos el proceso al dedillo, es una tarea ardua, que muchas veces queda a la sombra de los grandes días».
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Como previa al Jueves Santo, realizan varias reuniones para preparar la ropa y hacer una previsión de lo que hará falta, y el día de los preparativos definitivos «comenzamos a las 9.00 y trabajamos hasta 12.00. Cada uno tiene sus tareas definidas, por lo que nos es más fácil organizar los trabajos de planchado, limpieza, mantenimiento... », relata Laureano, que se sumerge en los entresijos de los preparativos.
El espíritu de colaboración y devoción impregna cada rincón de Segura durante la Semana Santa. «Estamos muy contentos con la gente que se acerca a ver cómo lo preparamos, los vecinos lo sienten muy dentro. Tenemos claro que la procesión se mantiene gracias a la participación popular. Si no fuera así, se habría perdido hace años», añade Laureano, destacando la importancia vital de la comunidad en la preservación de esta tradición.
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Pako Muñoa, otro de los organizadores, ofrece su perspectiva sobre el significado de la procesión en la comunidad. «Es algo cultural, algo que el pueblo siente muy dentro, que está arraigado. Lo hemos vivido desde jóvenes, y es algo muy especial para todos nosotros. Además de los locales, mucha gente que no es de Segura se acerca con el objetivo de disfrutar de estos días, y eso significa mucho para nosotros, nos deja claro que el trabajo que hacemos tiene un importante calado. Los curas de los pueblos de alrededor y algún fraile de Arantzazu vienen también a rezar, algo que da un 'plus' a las celebraciones», señala Muñoa, que subraya la relevancia histórica y espiritual del evento.
No obstante, preservar esta tradición no está exento de desafíos. «Nuestro trabajo es organizarlo. Primero necesitamos reunir toda la ropa, son cientos de prendas, zapatos... Después, el asunto es decirle a las familias (cada familia se ocupa de un santo) cómo deben vestirlos. También nos acercamos a la escuela para hacer un llamamiento masivo a los niños y a sus familias, ya que también son muy necesarios en la procesión, y siempre nos ayudan. Hay mucho trabajo detrás de la procesión, muchas veces es mayor del que se ve, pero eso también le da valor», explica Laureano.
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Laureano Telleria | Organizador «Solo la nuestra y la de Hondarribia se han celebrado todos los años sin cesar, y eso las hace aún más especiales»
Pako Muñoa | Organizador «Los jóvenes y sus familias son indispensables en la celebración de la procesión y siempre tratan de colaborar con nosotros»
A pesar de las dificultades, el compromiso y la pasión por preservar esta tradición centenaria se mantienen firmes en el corazón de los organizadores. «Siempre intentamos mandar ánimos e intentamos animar a los vecinos. De aquí en adelante necesitaremos más gente, necesitamos seguir avivando esa llama. Creo que la mayoría somos conscientes de la joya que tenemos entre manos». Rememora que, «en la década de los 60, todos los pueblos tenían su procesión, pero se decidió no seguir llevándolas a cabo, y solo Hondarribia y nosotros mantuvimos la celebración. Posteriormente, hubo pueblos que la retomaron, pero nosotros nos sentimos orgullosos de no haber parado», concluye Tellería.
En Segura, la procesión es mucho más que un desfile religioso; es un testimonio vivo de la historia y la identidad de un pueblo, un lazo que une generaciones y un faro de esperanza de cara a preservar una de las riquezas más destacables de la villa.
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