MARÍA JESÚS AMUNDARAIN
Domingo, 21 de febrero 2010, 02:44
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Durante muchos años hemos tenido la Biblia en la estantería pero sin leerla. Gracias a Dios, hoy le estamos dando una acogida mejor, a la Biblia en general y, sobre todo, a la Buena Noticia de Jesús que la encontramos en los Evangelios.
¿Por qué ha estado la Biblia tanto tiempo escondida? Entre otras muchas razones señalo una: se temía hacer una lectura errónea y darle una interpretación no acertada; lo cierto es que no resulta fácil comprender el significado de muchas palabras y pasajes de la Biblia y por miedo a entenderlas indebidamente se tomó esta medida: guardarla.
Pero, felizmente, dándose cuenta de ese error y conscientes de la riqueza que encierra la Palabra de Dios, el Concilio Vaticano II nos hizo despertar y nos animó a acercarnos a la Biblia asiduamente. Hace ya 45 años que se promulgó la Constitución Dei Verbum y desde entonces se nos ha insistido, de muchas maneras, que nos dejemos iluminar por la Palabra y fundamentemos nuestra vida en ella. Ha pasado un año desde que se celebró el Sínodo de los obispos en Roma sobre la Palabra de Dios y estamos esperando que salga el documento que recoja la reflexión que hicieron. En las diócesis vascas contamos con la Carta Pastoral de nuestros obispos sobre el mismo tema: acoger y transmitir la Palabra de Dios, documento de gran riqueza que nos invita igualmente a leer y a proclamar la Palabra de Dios.
Debemos dar gracias a Dios porque en nuestros pueblos de Gipuzkoa ha sido bien acogida la invitación a volver a la Biblia. ¿Por qué digo esto? Porque han surgido muchos grupos que se reúnen a leer juntos el Evangelio. Antes también había grupos que se reunían para reflexionar y orar en torno al Evangelio del domingo; sin embargo, en estos últimos años seguimos un método nuevo que llamamos la lectura creyente de la Palabra de Dios. Más de uno dirá al leer este artículo: «Yo pertenezco a un grupo de ésos». Y si no los conoces y te interesa, puedes preguntar en tu parroquia o llamar a María Jesús al Obispado, al teléfono (943 28 50 00) y con mucho gusto te atenderemos. Que nadie quede sin probar este alimento tan importante para la vida cristiana, porque no se había enterado.
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Preguntaréis, ¿por qué ahora esta vuelta a la Biblia? En nuestra vida cristiana hemos tenido muchas, demasiadas obligaciones y prohibiciones, si queríamos lograr el 'billete' de entrada para el cielo; sin embargo, no descubrimos ni celebramos el privilegio y el gozo de ser seguidores de Jesús. A menudo se ha visto la vida cristiana como una carga pesada y no como camino y medio para la alegría y la felicidad. Hasta la misma imagen de Dios la hemos recibido bastante tergiversada; le hemos considerado a Dios como alguien lejano y de arriba, en vez de descubrirle como Padre bueno y compasivo. No voy a buscar culpables; ya que, además, en algún momento nos ha servido, pero no tiene consistencia para la sociedad de hoy; yo creo que nos hace falta algo más sólido y firme.
¿Dónde podemos encontrar ese firme fundamento? Sin lugar a duda, en el Evangelio de Jesús. Toda la Biblia es Palabra de Dios pero en los cuatro Evangelios descubrimos claramente quién es Jesús y cómo ha de ser su discípulo. Él nos manifiesta el auténtico rostro de Dios que es Padre y que podemos acercarnos a Él con confianza y no con miedo, puesto que somos sus hijos e hijas. Quien se descubre envuelto en ese amor de Dios Padre, contagiará a los demás y vivirá la fraternidad. ¿No es ése, acaso, el deseo y el empeño de Dios? ¿No es su proyecto formar una gran familia de hijos-hijas donde todos nos tratemos como buenos hermanos? Y eso, aquí y ahora, sin estar esperando la vida venidera.
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La gente se pregunta qué actitudes y qué comportamiento descubrimos en esos grupos que hemos nombrado antes. Se reúnen cada 15 días a leer y a compartir el Evangelio, ¿se limitan a vivir con intensidad esos ratos del encuentro o nos ofrecen también un testimonio de creyentes en su vida diaria? Mi respuesta a esta pregunta es, sin duda, afirmativa, sí que se nota en su vida; decir lo contrario sería negar la acción y la fuerza de la Palabra de Dios; quien deja entrar al Evangelio en su vida, descubrirá el cambio que se va realizando en su modo de vivir y de actuar. El objetivo principal de estos grupos es el encuentro con Dios; Dios está presente en cada persona, pero el hecho de escuchar y profundizar su Palabra nos hace conscientes de esa realidad. Siendo eso en sí muy gozoso, nos lleva además a actuar en la vida de modo diferente, a asumir como nuestro el proyecto de Dios y a colaborar con Él.
¿Cómo se hace eso? Al leer la Palabra de Dios en grupo, contrastamos nuestra vida con esa Palabra, se fortalece nuestra vida espiritual y nos mueve a mirar a los demás con la mirada de Dios. Por tanto, en la medida que dejamos que el Evangelio se apodere de nosotros, nuestra vida cambia y estaremos adoptando el mismo estilo de vida de Jesús y ¿no es acaso, éste la vocación y la misión del cristiano? Vivir como Jesús, sintiéndonos hijos-hijas y viviendo en confianza y felicidad. Antes de terminar quiero dar un consejo: si no estás aún en algún grupo bíblico, búscalo para que puedas experimentar, por ti misma y no sólo por lo que te han dicho otros, que el Evangelio de Jesús es Buena Noticia y ser su discípulo es el privilegio mayor que podemos tener en la vida.
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