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B.O.
Miércoles, 23 de junio 2010, 10:11
Cuando un objetivo no se consigue hay que buscar los errores que se han realizado en el camino recorrido. No hay duda de que el Real Unión ha ilusionado, ha jugado bien al fútbol y ha merecido mucho más fruto del que ha recolectado, pero no es menos cierto que si el equipo está en Segunda B es porque también ha fallado durante esta temporada.
A la hora de marcar las claves del descenso del recién finalizado curso, hay que apuntar hacia la primera vuelta del campeonato. Una primera vuelta en la que los de Irun sólo consiguieron diecisiete puntos. Los primeros veintiún partidos han pesado demasiado y los unionistas no han podido levantar esa losa.
Quizás, la inexperiencia de la mayoría de los jugadores en la categoría de plata hizo que el equipo no consiguiera sacar puntos en partidos en los que, al menos, había que haber amarrado un empate. A toro pasado es fácil darse cuenta de los errores, pero haber sumado aunque sea un punto en muchos de los partidos que se perdieron en los últimos minutos hubiera permitido un final de temporada bien diferente al actual.
Mercado invernal
La secretaría técnica del Real Unión, viendo que el equipo necesitaba refuerzos, trabajó durante el mercado de invierno para realizar fichajes. Llegaron Maric, Gerlo y Lacruz. El delantero serbio no ha aportado lo que se esperaba, mientras que los dos centrales han sido piezas clave en la remontada unionista.
Con la llegada de Lacruz y Gerlo el equipo ganó en experiencia y veteranía, se convirtió en un bloque mucho más difícil de batir y empezó a ganar partidos. Muchos se preguntan por qué no se realizaron esos fichajes durante el verano. La respuesta que da el club es clara. El mercado se abarata mucho en navidades y es entonces cuando el Real Unión tuvo opciones de realizar este tipo de fichajes.
El equipo entrenado por Iñaki Alonso le fue tomando el pulso a la categoría y realizó una remontada de mucho mérito. Los unionistas llegaron a estar a ocho puntos de la permanencia, pero una espectacular racha de resultados les permitió llegar con opciones las cuatro últimas jornadas.
El Real Unión perdió en Salamanca y desaprovechó una gran oportunidad para abandonar los puestos de descenso, pero el error se enmendó una semana después con la victoria en el Stadium Gal ante el Levante.
Quedaban dos partidos para que concluyera el campeonato y los de Irun contaban con 46 puntos, los mismos que el Albacete, que estaba fuera de los puestos de descenso. Entonces el Real Unión viajó a Córdoba para enfrentarse a un equipo en caída libre. El objetivo era claro. Una victoria en el Nuevo Arcángel dejaría la permanencia al alcance de la mano, pero una derrota podría suponer el fin.
El Real Unión perdió 4-0 y dijo adiós a casi todas las opciones que tenía para mantener la categoría. Al fin y al cabo, en la última jornada, todo iba a estar pactado.
Y así, tras una mala primera vuelta, una gran segunda y dos derrotas a domicilio que condenaron, el Real Unión dijo adiós a la categoría de plata. Las lagrimas brotaron de los ojos de los unionistas, pero el club ya trabaja para devolver al equipo a la Segunda División.
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