
ANTXON ETXEBERRIA
Domingo, 23 de enero 2011, 11:24
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Tras 40 años al pie del cañón, sin faltar un solo día, Bixente Huegún y su esposa Begoña Bengoetxea cerraron el Restaurante Sega hace un año, motivado por la jubilación de Bixente. Este restaurante, todo un clásico en la zona, ha permanecido cerrado este último año, hasta que ha vuelto a abrirse este fin de semana. Tras la fiesta de reinauguración de la tarde del viernes, una nueva pareja coge las riendas del restaurante, con la idea de seguir con la misma vitalidad que sus predecesores. Xabier Urretabizkaia y Lucia Francini, pareja que lleva residiendo en Orio unos diez años y que regentan a su vez el Txalupa, de la playa, llevarán la marcha de este restaurante ubicado en Santio Erreka 29, de Aia-Orio, con la colaboración en la cocina de Mikel Riaño Zabaleta. Han firmado contrato para cinco años.
Bixente reconoce que si no fuera por sus hijos seguiría trabajando. «Yo he estado muy a gusto. Ten en cuenta que construimos nosotros el restaurante. Yo soy del caserío de atrás (Sega también) y cuando estábamos de novios construimos el restaurante y hasta ahora. Pero los hijos se empeñaron en que ya era suficiente, que ya me tocaba jubilarme y lo dejamos. Pero, yo en los fogones y mi mujer en el comedor, hemos trabajado muy a gusto».
Bixente, nacido en Aia en 1945, pasó la mayor parte de su juventud en el caserío familiar Sega, en el barrio de Santiago. A Begoña (Aguinaga, 1947), le conoció prácticamente entre fogones. Tras consolidar su relación de novios, abrieron el restaurante Sega en 1970. Junto al local construyeron su vivienda, donde viven desde entonces, y dos años más tarde, se casaron.
Bixente hizo la mili con el cocinero Juan Mari Arzak. « Hice buenas migas con él. De hecho, Begoña estuvo trabajando antes de abrir el Sega varios meses en Arzak y yo también acudía los fines de semana para aprender en la parrilla». El matrimonio siempre ha tenido un gran respeto hacia todos los comensales. «Cantidad de veces acudía gente fuera de las horas, sobre todo camioneros, pero para nosotros no había horas». Reconocen que han trabajado mucho y les ha ido bien. «Hemos trabajado muchísimo, con clientela los fines de semana sobre todo de la zona de Donostia. No tenemos ninguna queja. Lo cierto, la cocina del Sega para mí ha sido muy cómoda, muy ventilada, no he pasado calor. Si no estuviera a gusto no aguantaría tanto años », asegura Bixente que junto a su mujer recibieron homenaje de los hosteleros guipuzcoanos el pasado mes de junio en el Palacio de Miramar.
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A partir de la jubilación, el matrimonio se dedica a realizar las cosas normales que no pudieron realizar mientras atendían el restaurante. «Estamos con los nietos, yo tengo una pequeña huerta, nos gusta salir fuera a comer...».
El Sega mantiene su comedor para unas 130 personas, la barra, terraza... Para reservas, pueden llamar al 943.832229.
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